°•Capítulo 42•°

22.1K 1.1K 188
                                    

Narra Madison:

—¿Estás lista? —Me dice Danna desde el salón.
—¡Voy! —Respondo.

Peino mi cabello y me coloco un pequeño gorro de lana el cual era negro e iba a juego con mis pantalones y zapatillas.

Camino hacia el salón para poder coger mi abrigo y las llaves del apartamento. Dan se encontraba comiendo una de mis tostadas quemadas en la cocina y al verla no puedo evitar soltar una carcajada.

—¿En serio James no sabe hacer unas tostadas? —Su pregunta me causa aún más carcajadas.
—Las he hecho yo —Le corrijo.
—Oh —Dice con una sonrisa forzada.
—¿No sabes hacer tostadas? —Suelto una carcajada mientras tomo un poco de agua.
—¿Y a dónde vamos a ir? —Le pregunto poniéndome mis guantes negros.
—Podemos ir al centro comercial —Asiento.
—Me parece bien, aún no sé lo que me pondré esta noche —Ella se levanta de la silla.
—Pues vamos —Dice caminando hacia la puerta.

Me abrocho mi abrigo y camino detrás de ella. Cojo mi móvil el cual se encontraba en la pequeña mesa del recibidor y salgo del apartamento.

Mientras cierro el apartamento con la llave puedo escuchar como la puerta de mi queridísimo vecino se abre. Las pulsaciones aumentan y la sed de venganza se apodera de cada parte de mi cuerpo, pero la razón comienza a calmar aquellos impulsos y procedo a tranquilizarme.

—Hola... —Oigo la voz de Gabriel detrás de mí.
—Adiós —Le responde Danna.
—Madison quería pedirte... —Lo interrumpo.

Veo como Gabriel camina hacia mí pero rápidamente se para en seco al ver que lo interrumpo con una mirada desafiante.

—No te molestes Gabriel, no merezco perder el tiempo contigo —Camino hacia el ascensor y él suspira.

Mientras el ascensor está subiendo se crea un incómodo silencio pero Gabriel lo interrumpe.

—¿Aún cumples tu palabra? —Me pregunta.

Me parece demasiado desagradable y rastrero que continúe pensando en él, solo le interesa eso. Su maldita relación con ese demonio pelirrojo me pone de los nervios.

—¿Lo de tu madre? —Recuerdo.

Mi tono es demasiado desagradable, noto como aprieto los puños y lo miro con demasiada furia.

—Eso dependerá de ti si no le cuentas nada a la mía, no quiero saber nada más de ti —Farfullo furiosa.

Danna me mira impresionada mientras sonríe. El ascensor se abre y las dos procedemos a entrar.

—Me encanta la nueva Madison —Dice Danna una vez se ha cerrado la puerta.
—Soy la misma, pero no pienso callarme nada —Ella asiente satisfecha.
—Bien hecho —Responde con demasiada energía.

Salimos del edificio y caminamos hacia los aparcamientos donde se encontraba el coche de Danna. Estaba algo nerviosa por esta noche, no quiero beber ni hacer ninguna locura pero va a ser extraño que todos estén ebrios y tú tengas que cuidar de ellos.

—Espero que compren mucho alcohol estos neandertales —Dice Danna conduciendo.
—¿Vais a beber mucho? —Le pregunto.
—Hay que celebrar el nuevo año Madi, y que mejor que entrando borracha —No puedo evitar soltar una carcajada.
—Me gustaría más ir a cenar, luego celebrar con música, unos refrescos y al día siguiente amanecer sin resaca —Me burlo.
—Vale, retiro lo dicho, no has cambiado nada, sigues siendo la señora Madison, una señora con ochenta años a la que le gustan los juegos de mesa y las canciones de Beethoven —La miro impresionada mientras ella se ríe.
—Que ataque más gratuito —Ella suelta una carcajada.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now