°•Capítulo 23•°

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Narra Madison:

Las lágrimas habían manchado gran parte de la almohada, no podía apagar la lámpara de la mesita de noche que tenía James junto a su cama, ya que la oscuridad me iba a hacer sentir más sola de lo que ya estaba. No podía respirar y aún menos pensar, la habitación de James me traía recuerdos pero no los suficientes como para saber qué pasó exactamente en esta habitación.
Recuerdo las sábanas, el olor a melón y los libros de la estantería que tengo enfrente, pero ninguno me hace recordar exactamente la situación.

Era temprano, lo sabía por la poca claridad del amanecer que entraba por la ventana. Aún el cielo estaba oscuro pero el sol empezaba a aparecer lentamente. Después de parar de llorar me armé de valentía y decidí darme una ducha rezando para que no apareciese James y me viese usando su baño. Después de eso me puse la misma ropa, ya que no tenía otra para poder cambiarme, mi vaquero y mis camisetas me protegían demasiado del frío que hacía en la calle. Dentro de poco comenzaría a nevar y a hacer el doble de frío que hace normalmente.

Mientras ato mis zapatillas puedo escuchar algunos pasos en el pasillo, no le doy apenas importancia y sigo atándome las zapatillas. Después de unos segundos puedo escuchar como James mete la llave el la cerradura de aquella puerta blanca haciendo que se abriera.

Me levanto rápidamente observando al chico como se quita su chaqueta y suelta las llaves en su cama. Me quedo en silencio, no sé que hacer ni que decir.
Los remordimientos me habían destrozado toda la noche y era hora de hacerlos callar y disculparme por aquellas palabras.

—Lo siento —Decimos los dos al unísono.

Algo en mi interior me hace sentir menos culpable de haberlo hecho pasar toda la noche fuera de su habitación, parece que el también le ha dado bastantes vuelvas al asunto.
Me meto las manos en los bolsillos de mi sudadera y James observa como había dejado su pijama doblado encima de la cama donde había dormido la cual estaba hecha y bien colocada.

—Siento haberte dicho eso, la pagué contigo y no debería haberlo hecho —James niega.
—No importa, yo también estaba enfadado —Dice serio.

Un ambiente cortante inunda toda la habitación, el silencio nos hace estar aún más tensos de lo normal.

—Bueno... —Digo mientras jugueteo con mis dedos.
—Debería irme ya... —Señalo a la puerta y suelto una mueca algo avergonzada.
—¿A dónde? —Camino hacia la puerta y me volteo para mirar al chico.
—Iré a recoger mis cosas al apartamento de Gabriel e intentaré llamar a mi hermana para que me preste algo de dinero y pueda ir de nuevo a la fraternidad o a algún hotel —James se queda en silencio.
—Quiero que te quedes aquí —Me quedo en silencio mientras observo como me mira.
—No quiero molestar —James niega.
—No molestas, vivir aquí tiene muchas ventajas, estás cerca de la universidad y... —Suelto una sonrisa.
—¿Y qué más ventajas tiene? —James se encoje de hombros.
—Estás con este chico irresistible ¿Qué más puedes pedir? —Bromea y me hace soltar una carcajada mientras toco el pomo de la puerta.
—Me lo pensaré —James asiente y me enseña aquellos hoyuelos en sus mejillas.

Abro la puerta y puedo ver como James coge de nuevo las llaves del coche y su chaqueta rápidamente.

—¿A dónde vas? —Lo observo viendo cómo cierra la puerta de la habitación.
—A ayudarte con la mudanza —Me paro en seco y niego.
—No creo que sea buena idea James —El chico camina por el pasillo y se voltea para mirarme mientras da pasos hacia atrás.
—Bueno pero ¿Puedo llevarte al menos? —Dice rondando los ojos molesto.
—Claro —Digo volviendo a caminar.

Una vez salimos del edificio nos dirigimos hacia los aparcamientos, James se introduce en el coche al igual que yo.

—¿Dónde vive ese capullo? —Lo miro con una sonrisa.
—Vive cerca de aquí —James asiente y se dispone a salir de los aparcamientos.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now