°•Capítulo 41•°

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Narra James:

El sol amenazaba con aparecer entre las montañas y edificios de la ciudad, el cielo aún estaba algo oscuro pero el sol lo coloreaba de tonos anaranjados y amarillos. Algún que otro pequeño rayo anaranjado entraba por la ventana y nos ayudaba a tener un poco de claridad.

Contemplo a Madison la cual estaba totalmente dormida. No puedo evitar soltar una mueca mientras toco tu cabello lentamente para no despertarla. Siempre había deseado este momento y cuando se cumple toda una energía recorre todo tu cuerpo haciéndote sentir extremadamente bien.

—Buenos días —Musita con voz ronca y con los ojos cerrados.
—Buenos días —Musito viendo como abre los ojos para mirarme con una sonrisa.

Madi se acerca un poco más a mí para abrazarme y cerrar de nuevo los ojos. Parece que aún tiene sueño y ese gesto hace que me muera de ternura por ella.

Hoy era fin de año, así que decidí darme una ducha porque seguramente después de comer Madison comenzará a arreglarse y será imposible entrar al baño.

No estaba muy seguro si iba a ir, no tenía ganas de aguantar a nadie, ya que ahora que Madison lo sabe soy el malo de la película, aunque ya lo era antes, pero esta vez es diferente. Cojo mi ropa y la dejo colocada en el lavabo, me quito la camiseta y asomo la mitad de mi cuerpo por la puerta para ver si Madison había despertado. Por suerte no la había despertado así que decido cerrar la puerta y proceder a ducharme.

El pequeño baño comienza a llenarse de vapor y una vez caliente el agua entro en la ducha.

FLASHBACK

—¿Qué pasará con sus hijos? Uno es demasiado pequeño, tan solo tiene cinco años —Musita una mujer mientras camina junto a la enfermera.
—Es muy pequeño para contarle todo lo que acaba de pasar —Responde la enfermera.

Me encontraba en una pequeña sala del hospital. Mi hermano Daniel estaba separado de mí, tenía varias heridas por la cara al igual que rasguños en las rodillas. Al levantar la vista puedo ver como comienza a sollozar mientras sus ojos comienzan a ponerse rojos y brillantes.

—¿Daniel? —Le pregunto con la voz temblorosa por sus lágrimas.
—Cállate James —Solloza.

Una enfermera entra en la sala interrumpiendo aquel incómodo silencio, mi mente estaba perdida y sentía como las cosas no estaba yendo nada bien.

—Pequeños... —La enfermera se acerca a mí con los ojos rojos.
—Estaréis bien ¿vale? —Se aguanta las lágrimas.
—¿Y mi mamá? —Le pregunto.
—¡Te he dicho que te calles! —Me grita Daniel haciendo que me sienta demasiado mal por preguntar.
—¡Mamá no está! —Solloza.

La enfermera limpia sus lágrimas y se voltea rápidamente al ver que mi tío entra a la sala de aquel hospital.

No puedo evitar levantarme y caminar hacia mi tío el cual despeina mi cabello con una sonrisa.

—¿Qué pasará con los pequeños? —Le pregunta la enfermera con la voz algo rota.
—Me llevaré a James, es el más pequeño, Daniel puede averiguárselas él solito —Mi tío me coge bruscamente de la muñeca.
—¿Qué? —Dice Daniel levantándose de su asiento.
—¡¿Daniel?! —Elevo la voz asustado.
—¡Quiero ir con Mamá! —Le grito a mi tío mientras intento soltarme de su mano pero es imposible.

Mi tío y yo caminamos por el pasillo, lloro y pataleo mientras miro hacia atrás y veo como me separan de mi hermano. Daniel se queda junto a la enfermera, me mira enfadado y rápidamente se limpia las lágrimas y comienza a sollozar en silencio.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now