°•Capítulo 22•°

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Narra James:

Madison sale del baño con mi pijama. Mi corazón late con demasiada fuerza, siempre había rezado para que pasara de nuevo esto. Que estemos de nuevo los dos solos, como en los viejos tiempos. Mi boca seguramente estará rozando el parqué de la habitación pero no puedo evitarlo, está preciosa. Esta chica es jodidamente irresistible.

Madi niega avergonzada al ver que no paro de analizarla con la mirada y camina hacia su teléfono.

—Te queda bien —Me siento en la cama y la observo.
—¿Bromeas? —La chica rueda los ojos y suelta una sonrisa.
—Me está enorme —Me encojo de hombros.
—Pero eso no significa que no te quede bien —La chica suelta una mueca.
—Gracias —Responde.

Alguien da varios toques a la puerta bastante fuertes, siento algo de preocupación ya que a estas horas de la noche dudo que no sea importante.
Madi mira hacia la puerta asustada pero obviamente no tiene que estarlo, aunque, si es su madre estoy en un grave problema. Camino hacia la puerta y al abrirla puedo contemplar como es Daniel.

—¡Joder! —Le digo enfadado.
—¿¡Qué demonios quieres!? —Pregunto entre dientes.
—Quiero que me hagas caso de una maldita vez, soy el mayor de esto —Suelto una carcajada.
—¿Pero qué dices Daniel? Vete con tus prostitutas —Voy a cerrarle la puerta pero Daniel pone el pié impidiendo que se cierre.
—Si, debería —Dice enfadado.
—Pero quiero hablar contigo —Lo miro enfurecido mientras trago saliva.

Sé que esto no va a salir bien pero no me queda otra que dejarlo entrar, Madison observa al chico como camina hacia el interior de la habitación con una sonrisa al ver que se ha salido con la suya.

—Pero bueno... —Sonríe mirando a Madison.

Parece que ha bebido al igual que yo, en esa fiesta había un alcohol demasiado fuerte.

—Tienes que irte —Daniel levanta la mano para que me calle y continúa mirando a Madison.
—Soy Daniel, éramos grandes amigos —Madison me mira preguntándome con la mirada que hacer.

La chica traga saliva y asiente con una mueca forzada.

—¿Así que no recuerdas nada de lo que pasó? —Madi niega.
—¿Nada de nada? —Miro a Daniel y veo como sus ojos están rojos y no puede evitar borrar la malvada sonrisa de su cara.
—Nada —Responde.

Daniel da unos pasos hacia ella, una vez está lo suficientemente cerca de ella se dispone a levantar su dedo y a tocar su mejilla. Estoy ardiendo, noto como todo mi cuerpo empieza a sentir como el fuego hierve la sangre y como las venas de mi brazo comienzan a marcarse demasiado por culpa de apretar los puños con todas mis peligrosas fuerzas.

—¿No recuerdas lo hija de puta que es tu madre? —Madison abre los ojos como platos y rápidamente me mira.

Empujo a Daniel para separarlo de Madi y los tres nos miramos.

—¡Retira eso! —Le grita con demasiada furia mientras aprieta sus puños e intenta calmar sus ganas de darle su merecido de la misma manera que le había dado a Gabriel.
—Digo la dura verdad, tu madre te ha hecho la vida imposible y tu la sigues defendiendo —Ríe viendo cómo la chica continúa mirándolo a los ojos demasiado enfurecida.

—¡Vete ahora mismo Daniel! —Le digo enfadado.

Daniel se acerca a mí y me mira directamente a los ojos.

—Loren me ha puesto al día —Aprieto la mandíbula y miro a Madi, sus ojos están llorosos pero intenta mantener la calma.
—Su madre te meterá en problemas —Dice con los ojos rojos.
—Tú me metiste en peores problemas —Daniel me guiña el ojo.
—No saques ese tema —Este traga saliva y toca mi hombro.
—Tienes que hacerme caso James —Insiste.
—No necesito a nadie que me diga lo que tengo que hacer —Daniel asiente.
—Necesitas que alguien te abra los ojos —Se acerca cada vez más a mí hasta que sus labios se queden a centímetros de mí oreja.
—No podéis estar juntos —Musita, aprieto los puños demasiado mientras miro a Madi la cual se abraza a sí misma y mira hacia el suelo.
—Sois como la pólvora y el fuego, como os juntéis todo lo que está a vuestro alrededor explota, formando así un mar de caos y venganza —Miro a Daniel el cual se separa de mí lentamente.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum