°•Capítulo 3•°

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Narra James

—¿Qué tal tu hermano? —Me pregunta la camarera con un guiño.
—Igual de capullo que siempre —Le respondo con mucha forzada.

La chica me observa con una mueca viendo que mi aspecto no es como el de siempre.

—¿Otro? Parece que lo necesitas —Asiento pasándole el vaso de cristal.
—¿Otra pelea con Loren? —Me pregunta haciéndome soltar una sonrisa, definitivamente estoy perdiendo la cordura.
—Ojalá —Le respondo dándole un buen trago a aquel licor fuerte.
—Bueno eres guapo no temas por el amor —Dice con una pícara sonrisa.
—Ya —Apenas la estoy escuchando, no tengo ganas de hablar con nadie.
—Bueno tengo que atender a las mesas, dile a tu hermano que me llame y tú igual —Me dice con un guiño.

Ruedo los ojos y continúo mirando aquel pequeño vaso de cristal.
Son las nueve de la mañana y llevo una maldita hora en este bar. Hasta las diez no dejan pasar a la familia para poder ver a Madi y aún tengo el presentimiento de que no la volveré a ver, su madre me lo impedirá al igual que Gabriel y las demás chicas de esa asquerosa fraternidad.

Esta situación me mata, me mata no ver a Madi, me mata no saber cómo está y me mata no poder hablar con ella.

¿Donde coño estás hermanito? La droga no se transporta sola

Me dice Daniel haciéndome hervir la sangre, parece que no le quedó claro lo que le dije antes del accidente de Madi. Llevo bastante tiempo metido en esto y siento que es un maldito agujero negro el cual es imposible salir.

No podré hacerlo, Madi a tenido un accidente y necesito estar aquí

Apago el teléfono y le doy un buen trago a lo que me queda de aquel licor el cual ya me sabe a agua.

—Te lo paga mi hermano —Le digo a la camarera con un guiño forzado.

La chica asiente algo molesta pero se lo devolverá mi hermano de cualquier forma. Salgo de aquel bar, el frío me hace temblar y me toca caminar hacia el hospital.
Las calles están vacías y todo se encuentra mojado por la gran tormenta que cayó ayer. Las hojas de los árboles cubren la gran parte de la acera y no puedo evitar darle una buena patada a los montones que hay junto a la carretera, todas estas hojas mojadas me hace desvanecer un poco el dolor pero sigo enfadado conmigo mismo.

Si no me fuese ido todas estas veces Madi no hubiese aceptado a Gabriel, no le hubiese dicho que quería estar con él cuando no era lo que realmente sentía. Tengo la necesidad de gritar y decirme millones de insultos por las estupideces que estoy cometiendo pero, soy humano, y por desgracia cometemos errores, errores que te pueden salir muy caros.

Aún sigo asustado con lo que dijo el médico «No sabemos cuándo despertará»
Eso me pone los pelos de punta al saber que pueden pasar días, semanas, meses incluso años sin poder ver los ojos de Madi ni escuchar su maldita voz.

Me duele la cabeza, se que será de no haber dormido toda la noche, los ojos me pesan pero no tanto gracias al café que me había dado Sam y más tarde Hope.
Ellos dos, la señora Hart, Gabriel y Alisson llevan toda la noche allí, los demás dijeron que volverían por la mañana para poder intentar ver a Madi.
Paso por el parque que hay antes de llegar al hospital, en las calles se encuentran pequeños envoltorios de golosinas y dulces los cuales había repartido la gente esta noche a todo los niños de la ciudad.
Nunca he celebrado Halloween al igual que la Navidad, me resultaban fiestas ridículas e infantiles. Tan solo son inventos de marcas para poder vender más en esas fechas ¿Como la gente puede ser tan idiota?

Después de estar un buen rato sumergido en mis malditos pensamientos llego al hospital, camino hacia el ascensor y me introduzco en el subiendo hasta la plata dos. Me quito la chaqueta ya que en aquel hospital hacía un poco de calor, miro mis brazos en el espejo y no puedo evitar tocar mis llamas azules. Sé que le encanta este tatuaje a Madi, lo sé por como me mira el brazo fascinada y como recorre con sus delicados y finos dedos toda aquella tinta azul inyectada en mi piel.
Lo que no sabe es que yo la miro a ella de la misma forma que ella mira mis tatuajes. Aunque no lo parezca, este tiempo he estado pensando demasiado en ella, noches y tardes dedicándome a pensar y a planificar mi triste y desordenada vida. Pensé que era una tontería, que eran manías de Madison Hart, que era una perdida de tiempo, pero resultó un buen método para tranquilizarme y tomar mejores decisiones las cuales siempre las tomo a la carrera y a lo loco.

—¿Sabéis algo? —Le pregunto a Sam sentándome a su lado.
—No, aún no, pero pronto podremos entrar —Me explica nervioso.

Asiento disgustado y enciendo mi móvil, tenía varios mensajes de Loren.

¿Donde coño estás?
Tengo la casa sola por si quieres venir y pasamos un buen rato...
La policía nos echó del local y tengo muchas ganas de fiesta.... No se si me entiendes...

Estos mensajes eran de ayer por la noche, iba bastante horrible vestida de vampiresa sexy. Siento que ya no me atrae de la misma forma, solo me la follo y yasta ya no hay ningún tipo de adicción como Madi la cual es totalmente una maldita droga. Se que lo que hice esta mal y me arrepiento de haberla echo llorar o enfadar. Recuerdo que cuando la vi sentí millones de sensaciones las cuales jamás había sentido. Tuve la necesidad de decirle que la quería ya que no iba a permitir que volviese de nuevo a los brazos de Gabriel.

—¿Familia de Madison Hart? —Un médico me hace salir de mis pensamientos y levantarme bruscamente.
—Pueden pasar de dos en dos —La señora Hart y Alisson caminan detrás de aquel médico mientras que Hope, Sam, Gabriel y yo nos quedamos observando como desaparecen por aquel alargado y reluciente pasillo blanco.

Mis pulsaciones aceleran al ver que Sam entrará con Hope y no me quedará otra que entrar con Gabriel el cual no le permitiré que diga nada ni hable nada de ella.

—Entraré yo con James —Oigo decir a Sam.

Desvío la mirada hacia el chico y asiento molesto, no se como sentirme cuando estoy con Sam. No me cae bien pero tampoco me cae mal, a diferencia de Gabriel no tengo ganas de reventarle la cabeza contra el mostrador de el hospital así que significa que las cosas están cambiando.


Después de una hora la señora Hart y Alisson salen con los ojos rojos y con una gran mueca forzada. Alisson se acerca a mí y respira hondo. Me encontraba sentado de brazos cruzados en los asientos incómodos de aquella sala de espera. Las pulsaciones aceleran al ver que la chica se sienta a mi lado y se limpia las lágrimas a gran velocidad.

—No sabes lo importante que es para mí mi hermana —Solloza.

Me quedo en silencio observando como sus lágrimas se deslizan por sus mejillas y como se las limpia con un delicado pañuelo.

—Para mi también es importante —La chica suelta una carcajada entre lágrimas.
—Los tíos solo nos queréis para pasar un buen rato —Solloza.

Niego varias veces sabiendo que yo era así antes, sabiendo que realmente tiene razón pero ya no soy así.

—No todos —Le explico intentando calmarla pero no se me da bien esto.
—No mientas James —Musita con los ojos rojos.

Puedo ver como Hope y Gabriel desaparecen por aquel alargado pasillo y miro a Sam el cual intenta calmar a la señora Hart.

No tengo ganas de hablar, no tengo ganas de intentar abrirme con la hermana de Madi. Esto es una situación tan frustrante para mí, no soporto sentirme así, no soporto dar explicaciones sobre mi vida.

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Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now