°•Capítulo 8•°

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Narra James:

Entro a la habitación del campus. Todo estaba igual que hace un mes, las botellas de licor están vacías pero con suerte tengo un par de cervezas en la pequeña nevera la cual me regaló Dan por mi cumpleaños. Lo vi una estupidez pero realmente es lo que más uso de esta vieja y desgastada habitación.

Miro a la cama y me trae amargos recuerdos.
«Joder James, no está muerta» me dice mi subconsciente haciéndome retorcer.

Lo sé, sé que sigue aquí pero no de la misma forma, sé que va a despertar, claro que lo va a hacer es Madison Hart y nada ni nadie la puede parar.

Toco la sábana de color negro y suelto una mueca forzada, necesito darme una ducha para poder despejarme de todos estos molestos pensamientos.

Me quito la camiseta al igual que los pantalones y puedo contemplar en el espejo como tengo los puños un poco ensangrentados al igual que mi mejilla y ceja. Contemplo el pequeño botiquín que tengo detrás del espejo y no dudo en abrirlo y curarme por lo menos un poco las heridas de la cara.

«Lo que me faltaba ya, que la señora Hart viese que casi mato a mi hermano»

Sus palabras rebotan en mi cabeza mientras hecho un poco de alcohol en un pequeño algodón y lo paso por mi ceja. Recuerdo cuando esto lo hizo Madi, recuerdo que estábamos en la habitación de Colton.

FLASHBACK

—Eres estúpida —Susurro viendo cómo me cura las pequeñas heridas de mis puños.
—No te merezco y prefieres estar con este capullo antes que con don perfecto —Vuelvo a susurrar pero con una inmensa rabia.
—No podemos elegir de quien nos enamoramos —Musita y cierro los ojos al sentir como aquel alcohol me causa escozor.
—Lo siento —Responde teniendo más cuidado.

Sus palabras me hacen recordar la primera vez que la vi. Nunca he sentido lo mismo desde la primera vez. Pensé que sería aquella chica odiosa, perfecta y muy borde. Solo la quería para pasar una noche y para demostrarle que soy irresistible pero totalmente me equivoqué, ella es inevitable e irresistible al igual que adictiva. Y al principio solo fingía sentir algo por ella para llevármela a la cama pero me di cuenta de que no estaba fingiendo.

—Si que podemos —Le respondo viendo cómo traga saliva.
—¿Cómo? —Me quedo callado y la miro a los ojos.
—Fingir hasta enamorarse—La chica suspira y mira mis ojos.
—¿A ti te ha pasado? —Asiento y trago saliva.
—¿Con quién? —Me encojo de hombros y decido zanjar este tema.
—Eso da igual —Continúa curando mis heridas y no puedo evitar mirarle aquellas mejillas sonrojadas.

...

Muevo mi cabeza de un lado para otro dejar de pensar en sus labios. Necesito darme una ducha y olvidarme de todo.

El agua cae sobre mi cuerpo, está hirviendo pero tengo demasiado frío. Al cerrar los ojos me la imagino a ella sonriendo, me la imagino sentada a mi lado en el coche de brazos cruzados, como me mira de reojo y como se queda totalmente hipnotizada con mis llamas azules.

Necesito sacarla de mi mente no sé cómo lo hace pero me tiene destrozado. El agua me tranquiliza y al salir el frío me hace temblar bruscamente.
Rápidamente cojo una de mis camisetas negras y unos vaqueros del mismo color, dejo mi pelo mojado y miro la estantería donde estaban todos los libros de mi madre.
Cojo uno y lo dejo encima del escritorio.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now