26.Codigo Escarlata.

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Narra Logan Lerman

—Estoy bien. De verdad.—expresé con una gran sonrisa.

Sin embargo, creo que Ana no estaba convencida de mis palabras. Me observaba con una mano en el mentón y la otra en su cadera, luego de unos segundos se enderezó y suspiró.

—Cuando le dije a Bianca "algo nuevo" me refería a que captara la vaina y después no me andara formando peo por dejar llorando a Lucas.—refunfuña.—No que ella viniera de lanzada a empatarse con Antonio. A mí en lo personal no me molesta, le durará máximo 20 años y luego nos quedamos con su dinero pues, pero ¿Tú estás bien con esto?

La mañana siguiente de la partida de Dean y Lucas, Bianca habló conmigo sobre que ella y Antonio iban a tener algo serio. Creo que dentro de mí sabía que esto pasaría en algún momento, por eso no me sorprendí, actué de manera tranquila y le dije lo que cualquiera debería decirle: que le vaya bien en su relación.

De todas formas, ella me dijo que entendía si yo quería irme a California. Pero no quería hacer eso. Me gusta Venezuela, claro, las cosas buenas de ella. Además, aún quiero conocer más a Vanessa y ya le prometí a Antonieta que estaría en su fiesta si dejaba tranquila a Vanessa.

—En serio, me siento bien.—seguí con mi buen humor.—Esto es una pausa para los dos, el relleno que nadie quiere de nuestra historia. Tengo esperanza de que volveremos a estar juntos y esta vez será para siempre.

Annie alzó una ceja, no muy convencida.

—A los Lerman les encanta pasar pena.

Nos sobresaltamos al escuchar un estruendo desde el cuarto del señor Pedro, más gritos de Bianca.

—¡Código escarlata!—grita ella empujando la silla de ruedas de Pedro por el pasillo y colgandose mal la cartera.

Ana y yo supimos al instante de que se trataba. La familia de Bianca tienen distintos códigos para cada tragedia o problema que pueda pasarles. En serio, tienen un color para lo que sea.

A Bianca no le importaba eso, pero Graziella fue quien les enseñó esos códigos a sus hijos mucho antes de las tablas de multiplicar; era como algo simbólico para ellos. La misma Graziella me quiso enseñar algunos a espaldas de su hija con la excusa de "prepararme para la bienvenida a la familia" y ya sabemos como resultó. Me sé los colores primarios y secundarios y lo que significan.

Amarillo: alguien murió.

Azúl: la tía Eleonora se casó con un estafador que dejó a la familia en la quiebra.

Rojo: Chávez revivió.

Verde: Nico vende drogas en Las Agüitas.

Morado: Franchesca y Bianca intentan ahogarse en la playa.

Naranja: el nonno salió de casa desnudo a asustar a los vecinos.

Fue lo único que aprendí. De verdad usan todos los colores.

—¿Cuál es que era escarlata?—se puso a pensar Ana.—¿No era "Nico fue vestido de niña al colegio"?

—Creo que Graziella me dijo que ese era el blanco.—maquiné, no muy seguro.

Del apuro, Bianca chocó la silla con la pared y Pedro gritó porque se lastimó los pies.

—¡Hija, no soy un carrito chocón!

—¿Por qué te lo llevas?—le pregunto a Bea. Siempre lo deja aquí.

—Tiene cita con el médico.—me resume, acomodando bien la silla.—Después de ir a casa de mis abuelos, lo llevaré a la cita.

La pajua de Bianca | Logan LermanWhere stories live. Discover now