17. Él

17 7 8
                                    

Me quedo unos momentos en la puerta, solamente viéndola fijamente hasta que doy unos pequeños saltitos de alegría. No me fue tan mal esta noche como pensé, de hecho logré más de lo que imaginé.

Camino hasta la escalera y comienzo a subirla a medida que me saco las zapatillas, que me tenían algo cansada. Abro la puerta de mi habitación y me tiro en la cama con felicidad. Sí, estoy muy feliz. Me quedo plantada boca abajo en la cama durante un rato hasta que comienzo a sacarme el vestido para ponerme cómoda con cualquier ropa. Tomo mi pijama y me la coloco rápidamente.

Corro hasta la habitación que se encuentra a mi lado y entro sin siquiera avisar. Encuentro a Anny sentada en la cama con todo puesto aún, no se ha sacado ni siquiera las zapatillas. Se encuentra mirando a la nada. Llego a su lado y solamente ahí reacciona y me ve con una mirada extraña.

—Me siento tan bien— suelto y me tiro en su cama.

Se levanta. —¿Qué ocurrió?

—Hablé con él y sonrío.

—Guau, eso es impresionante.

—Deja el sarcasmo, estoy hablando en serio. Me gustó verlo así. Su rostro iluminado es muy bonito.

Ríe. —¿En serio eso te parece bonito? Que extraño.

—¿Recuerdas cuando me preguntaste si aún lo quería?— Asiente sin estar convencida del todo. —He definido mis sentimientos.

Me ve. —¿Felicidades? Creo… Bueno, solo tengo por decirte que no juegues con algo como eso. Y es mejor que tengas definidos tus sentimientos, sino, podría ocurrir cosas por las que te arrepentirás. Cuida eso, mensa.

Asiento y me vuelvo a sentar de manera adecuada. Veo sus zapatos.

—¿Por qué siempre tus zapatillas son como estilo botas?— Le pregunto y se detiene en seco, se encontraba buscando ropa.

—Solo me gustan las botas, son bonitas.

—Tienes muy poca ropa— digo olvidando sus zapatos.

—Pienso que es  innecesario tener tanta ropa y gastar tanto dinero, cuando eso se podría ocupar en otras cosas.

—¿Aún donas en ese refugio?

—Viniste con ganas de interrogante demasiado, eh— ríe y se encierra en el baño.

—Solo responde.

—Sí— dice del otro lado. Asiento aunque no me pueda ver.

Observo toda su habitación y me percato que no tiene ningún cuadro en todo este lugar. Es extraño, pues a ella le gusta la fotografía. Me levanto y camino hasta su biblioteca. Tomo un libro y comienzo a hojearlo, porque sé que no lo leeré. Aunque este se ve interesante.

Camino entre todas las secciones que tiene y regreso al mismo lugar de antes donde encontré esa caja con las siglas y que estaba sellado. Vuelvo a tomarla y leo lo que dice... Anny esconde muchas cosas, y no tengo ni idea lo que esas letras podrían significar. Lo continúo viendo algo confundida, hasta que mi amiga llega y me ve sosteniendo la caja. Aprieta su mandíbula con fuerza, pero después se relaja y sonríe. Toma un libro y se sienta a un lado.

Su reacción fue bastante extraña. ¿Tan importante es esto?

—Oye, Anny…

—Si es sobre la caja, por favor evita las preguntas. Realmente te lo agradecería.— Su voz suena fría, distante.

Al parecer sí es importante para ella, más de lo que me imagino probablemente. Lo dejo dónde lo encontré y me siento a su lado.

—Me gusta ese chándal— comento. Ahora que lo pienso, ella nunca de pone pantaloncillos cortos, o sandalias.

Mi amor eterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora