30. Esperanza

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[Daniel Black]

Pasamos la noche en el hospital, y aunque intenté dormir, fue relativamente poco el tiempo que lo hice.

Regresé al que es mi hogar destruido. Tomé una ducha e intenté comer  algo, pero fue inútil. También limpié todo el desastre que estaba hecho en el suelo. De la puerta, solo pedí que la repararan cuanto antes.

Salí de ahí para saber si hay nueva información que pueda ser útil.

Cuando vine a casa, Rushforth me dijo que su hermano ya se había encargado de buscar todos las pruebas que ella ha estado reuniendo. Además de que la persona de su confianza ha estado esforzándose por investigar de una manera intensa.

Siento que no puedo hacer nada. Me siento un inútil.

Me gustaría hacer más para volver a verla, pero no sé qué podría hacer. Después de todo, muchas personas se han estado encargando de trabajar.

Rushforth ya fue dada de alta en el hospital esta mañana, es por eso que también ha estado investigando.

Tomo mi auto y comienzo el largo trayecto para llegar a la aislada casa de los Rushforth. Tardo mucho tiempo en llegar, pero cuando lo hago, veo el lugar con duda. Llamo, y el portón comienza a ser abierto. Toco la puerta principal y me abre la que parece ser la mujer que trabaja con ellos. Me dirige a lo que parece ser la habitación de Rushforth.

—Oh, tú— son las palabras que me reciben de parte de la rubia.

—Sí, yo.

—Mira esto— me entrega una carpeta.

La abro y comienzo a leer. Resumiendo, son todas las cosas que han hecho los Wayne, Night y Sterling. Maltrato de menores a sus dos hijas e incluso leo posible homicidio. Continúo leyendo más y abro los ojos sorprendido por todo lo que han hecho.

—Son un asco— murmuro.

—Lo sé. Y no solo era Brianda, también era Aby, la hermana menor de Brianda. Tiene ocho años— aclara con seriedad.

—¡¿Ocho?!— asiente y veo a otro lado.

—Por años estuvieron haciéndoles eso. Además que obligaron a tener una relación de conveniencia. Han extorsionado a muchas personas… y a algunas incluso las han matado. Bueno, y eso solo son algunas cosas.

—¿Cuánto tiempo crees que les darán?

—No lo sé. Lo más grave es el homicidio, pero juntando todo lo que han hecho…— deja la frase al aire.

—¿Qué ha investigado tu “tipo de confianza”?— desvío el tema.

—No he hablado con él. Le preguntaré en un rato.

Asiento y quedamos en silencio. No me siento presionado a hablar, y sé que ella tampoco. Creo que ambos somos iguales; personas de pocas palabras.

Ella revisa algo en esa carpeta, frunciendo el ceño. Deja de verlo y toma su laptop para comenzar a escribir cosas de las que no tengo idea. La observo con confusión.

—¿Ocurre algo?— no responde.

Me acerco a ver lo que hace, pero solo puedo ver en la pantalla cosas que no comprendo.

—Detesto que seas una maldita prodigio— murmuro.

—Cállate— responde ella.

Pasa bastante tiempo haciendo lo que parece ser una investigación, pero ella no me dice nada. Pasa la vista de su laptop, hacia la carpeta, y así sigue por unos minutos más.

Mi amor eterno Where stories live. Discover now