18. Determinación

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Me quedo sorprendida al encontrarme con quién consideraría “mi salvador”. Pero en ningún momento me imaginé que sería él. Todo mi gesto muestra confusión y sorpresa de una manera clara.

Lo observo por varios segundos. Continúa con un gesto preocupado, y tiene una de sus manos en mi mejilla, donde anteriormente secaba una lágrima.

Daniel...

Me levanto sin ser consiente. Estamos frente a frente, y solo en este momento pude percatarme de cuan alto es. Observo hacia arriba y le brindo una sonrisa cálida… o eso intento.

—Yo…

Comienzo, pero me veo interrumpida cuando escucho unos quejidos. ¡Se están levantando! Abro los ojos sorprendida, pero Daniel reacciona antes. Toma mi mano y comienza a correr, acto siguiente, nos encontramos corriendo… con las manos tomadas.

Su tacto es cálido.

Corremos hasta que llegamos afuera de todo este lugar, solo de esa manera podemos frenarnos tranquilos. Estamos en un lugar que está lleno de árboles, abundante pasto… es muy bonito. Siento algo en mi mano y bajo la mirada. Seguimos tomados la mano, pienso. Cubro mi boca avergonzada. Daniel parece percatarse de eso y me suelta, con un sonrojo leve en sus mejillas.

Lo analizo. Tiene un bonito beannie negro, al igual que toda su ropa. Se ve tierno con el. Creo que a él todo le queda bien. Voltea en mi dirección cuando se percata que lo he estado viendo. Que vergüenza. Aclaro mi garganta.

—Gracias— digo en un susurro. Una sonrisa de lado se forma en su rostro.

—No te preocupes por eso.

Quedamos en silencio.

—Daniel, de verdad, gracias, sin ti no se que habría pasado.

—¿Ocurre seguido? ¿Te hicieron daño?— Se acerca.

Me quedo congelada por un momento. Sí, se han estado creando nuevas hematomas en todo mi cuerpo. Pienso.

—Realmente no, no me han hecho daño, pero si ocurre seguido.

Él retrocede y coloca sus manos encima de su bonito beannie. ¿Qué ocurre? Lo observo algo intranquila hasta que me ve a los ojos. Suspira.

—Bri… esto no es normal, deberías decirle a alguien. Es evidente que nadie más lo sabe, ¿Verdad?— niego.

—No creo que sea importante. No vale la pena— me encojo de hombros.

—No lo normalices. Solo dile a alguien.

—No entiendes lo que ocurrirá. No creo que me vaya a proteger si lo hago, porque hay alguien más detrás de todo esto.— Me sincero.

—Bien, como tú digas.

Quedamos en silencio, y es bastante tenso.

—Perdón— murmuro cruzándome al otro tema.

—¿Qué? ¿Por qué?

Tomo aire. —Por todo. Sé bien que no debería pensar en el pasado y de todo lo que ocurrió, pero perdón. Todo lo que pasó fue mi culpa y si no hubiera sido por mí…

—Bri— interrumpe. —… no te preocupes por eso, ya pasó.

—Pero, yo te lastimé— digo y me inclino hacia adelante, cayendo en su pecho. No fui consiente de lo que hice, haya que pude sentir su cercanía.

Me incorporo rápidamente. La vergüenza tiñe mi rostro y es claro que él no que esperaba eso. Ni yo…

Ríe levemente. —No me lastimaste. Sí, no me gustó cómo las cosas terminaron, pero eso ya quedó en el pasado; podemos superarlo.— Sonríe.

Mi amor eterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora