7. Conexión

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Hace años, las cosas eran diferentes y no quiero aceptar lo que hoy día me ocurre. La dura realidad. «Supera, estás bien. Supera».

– ¿Está el bien? escucho que dice alguien afuera, el silencio me lo permite.

–Tenía que dejarlo, están locos.

–Es una mala persona.

–Su dinero cubre quien es.

Muchos de estos son los comentarios que puedo escuchar. Si es él, no puedo imaginar lo que siente, ¿aún le dolerá? Sé que no debo pensar mucho en el pasado pero, es mejor, es mucho mejor que esta realidad.

El mismo lo dijo en el pasado, tenía una coraza dura, esa que según él, pude derribar y, cuando hice eso, descubrí al verdadero Daniel, ese que era gentil y considerado. Él era único, aunque pude ver algunos de sus arranques de ira esos donde, ese chico que yo conocía, desaparecía. Cuando pasaba siempre estaba a su lado en silencio sin hacer o decir algo.

La intriga me mata, me levanto dispuesta a salir pero algo me detiene, volteo y es la mano de Anny que está en mi antebrazo.

–No creo que sea la ocasión perfecta– susurra. Bajo la mirada y pienso en lo que estuve a punto de hacer: una tontería.

No pensé muy bien antes de actuar. ¿Qué habría pasado si hubiera ido? No creo que importe en este momento. Vuelvo al lugar donde estaba y el aire sigue tenso y aún en silencio.

Después de un largo rato de silencio, se vuelven escuchar los gritos, se escucha lejano. Un chico entra, es él. No se ve que haya tenido alguna pelea, tiene pequeños golpes en la cara que apenas se ven, hay unas pocas personas que lo rodean y que le están haciendo preguntas pero él los ignora. Se dirige hacia la salida, pero no se escucha nada más, solo sale.

Me siento muy mal por él, creo que tiene la misma perspectiva de mi amiga, odia este tipo de cosas tal vez. Este tipo de cosas son las que ocurrían con frecuencia, las peleas y los problemas con otros de mis compañeros, los de un grado mayor y los de uno menor, esos que se odiaban y lo tenían marcado a Daniel Black, el solo contra ellos. Sin ningún otro amigo. Él era un chico al que todos juzgaban y decían muchas cosas, y, aunque aparentaba ser alguien fuerte, le afectaban mucho, lo lastimaban.

Me quedo paralizada por un momento, solo me quedo con la misma imagen de hace unos días y del pasado. Siento un golpe en mi cabeza.

–Gracias– digo divagando aún. Ella asiente.

–No vi cuando llegó. Creo que estábamos mejor así.

–Amm si, estábamos mejor. Cuando lo veo me trae recuerdos del pasado y el presente.

–Ya veo.

El ambiente se comenzó a relajar, muchos retomaron sus conversaciones anteriores pero algunos desaparecieron de este lugar, pero, yo no hago movimiento alguno, trato de alejar los recuerdos pero me es imposible...

Él se encuentra a mi lado pero está lejano y alterado, sus puños cerrados con fuerza y en su mirada hay rencor. Hace unos momentos acaba de discutir con alguien que lo provocó; él nunca comienza algo, los demás siempre lo provocan. Las palabras no pueden fluir de mi boca y a lo lejos se puede ver que muchos alumnos están rodeando a ese chico al que lastimó, pero nunca es grave lo que ocurre. Unas chicas que están a poca distancia comienzan a decir cosas horribles de él. Frunzo el ceño y cuando las volteo a ver, se callan.

Inhala y saca el aire con fuerza, se comienza a relajar y pone sus manos en la cara.

–No tienes que estar con alguien como yo. Nadie me quiere cerca– murmura cansado.

Mi amor eterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora