Capítulo 1.

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Vera
Me miro en el espejo de mi habitación, los mechones rojizos de pelo caen sobre mis hombros, el uniforme del nuevo instituto me queda horrible y tengo marcadas las ojeras de llevar llorando día y noche varias semanas. Sobre todo desde que vi el papel aquel con mi solicitud para ese instituto, es uno de los institutos más económicos, pero eso no quita que no sean los más estrictos. Hay que ir de uniforme, esa es una de las órdenes principales para el alumnado, esa junto a un montón de normas estúpidas que no he leído todavía porque no me interesa y porque he roto el folleto de las normas en pedazos y lo he tirado. 

Al bajar las escaleras con una maleta pequeña de varia mudas las cuales son los uniformes, ropa interior, pijamas y un neceser mis padres me miran extrañados a lo que miro hacia atrás para ver si hay algo detrás de mí y miro mis manos para ver si traigo conmigo las maletas.

-¿Te has leído las normas? -pregunta mi madre cruzándose de brazos. Asiento dándole la razón como a los locos. -Entonces hazte una coleta, una de las otras normas es que tienes que llevar el pelo recogido en coleta, moño o trenza.

¿Qué? ¿Mi pelo? Eso sí que no. Es lo único bueno que tengo y encima me lo quieren quitar, ni de broma. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Comer los macarrones con cuchara por si nos clavamos los tenedores los unos a los otros? Mis padres me siguen mirando a lo que antes de echarme a llorar me hago una coleta baja a la altura del nacimiento del pelo y decido salir de mi casa. Voy a respirar profundo estos minutos de aire porque van a ser los últimos en nueve meses.

Al llegar a la puerta del instituto me fijo y veo que hay varios grupos, uno es el de las chicas del pelo largo, suelto, minifalda de uniforme y calcetines hasta las rodillas con tacones. Otro grupo son chicas con falda por debajo de las rodillas, zapatos beys y el pelo perfectamente recogido. El próximo en el que me fijo son chicos y chicas en pantalones blancos, largos, camisa o camiseta azul cielo y el pelo recogido las chicas, excepto una que tiene el pelo corto y lo único que puede hacer es dejarlo suelto. El resto de grupos parecen ser chicas y chicos igual que yo, perdidos, destrozados, sin entender nada y con ganas de que pase el tiempo.

Decido acercarme al grupo mixto antes ya mencionado, me fijo que una chica lleva falda por encima de las rodillas, camisa azul cielo, el pelo recogido y un vaso de café en sus manos, su semblante parece ser serio, pero la voz interna de mi cabeza llamada subconsciente me regaña diciendo que el mío también es serio y que no por eso soy profesora. Al acercarme la chica parece ser la primera en darse cuenta de mi presencia y me sonríe ligeramente antes de hablar.

-Chicos, creo que tenemos nueva compañera. ¿Cómo te llamas?

-Hola. Soy Vera. -sonrío tímida. -Encantada.

-Yo soy Cora. Ella es Cris, ella Ángela, aquella Tania, Leo y aquellos son Hugo y Mateo.

-Encantada.

-Igualmente. -hablan al unísono.

-¿Os juntáis aquí todos siempre porque sois amigos, conocidos, vecinos...?

-Nos juntamos aquí porque siempre hemos sido amigos o conocidos y somos una familia de lunes a viernes. -me aclara Cora. -Cada cual vive en su mundo, como quiere y puede, de hecho no creo que tengamos un plan o proyecto de vida en un futuro todos en común.

-¿No sois pareja? Entre vosotros digo.

-Bueno, depende -interviene Leo. -Hay de todo, pero lo normal es que no haya relaciones de pareja en nuestro grupo simplemente porque nos llevamos bien entre todos, nos conocemos entre todos y a veces la confianza da asco, mucho.

-Pero si tantos años lleváis juntos como amigos viviendo prácticamente nueve meses del año de lunes a viernes no creo yo que ahora vayáis a tener planes de vida diferentes y un futuro tan distinto para todos.

-No todos los años este instituto ha funcionado de internado. -me aclara Hugo. -Siempre ha sido un instituto normal y corriente excepto este año que ha querido seguir manteniendo el nombre de instituto en vez de cambiarlo por el de internado y debería ser cárcel.

-Tampoco es tan malo estar ahí dentro. -habla Cora y termina de beberse la bebida que contiene el vaso de su mano derecha. La cual ahora dudo si era café.

-Es una tortura. -murmura Cris y cuando se da cuenta que estoy presente me mira. -Bueno, que es bonito, pero que se hace pesado.

Me cruzo de brazos tímida y nerviosa, decido bajar la cabeza y quedarme ahí en silencio y por lo que parece he dejado al grupo entero mudo. Cora ha ido a tirar el vaso, Hugo y Mateo miran sus teléfonos y el resto de chicas juegan nerviosas con sus manos mientras miran las puertas de metal blancas. Una última oración y espero que mi alma se salve de entrar a esta cárcel como ha dicho Hugo, pero parece ser que alguien hace lo posible para que mis oraciones no sean escuchadas porque según empiezo a rezar la puerta se abre y veo a un señor con un pantalón negro, camiseta básica azul cielo, alto, serio y este nos hace una señal para que entremos.

-Justo a tiempo. -murmura Cora pareciendo por mi lado haciendo que de un pequeño brinco y que mis nervios se intensifiquen. -Ay, perdona, te he asustado. -se intenta disculpar.

-No, no te preocupes. -le doy un vistazo rápido ya que tiene pinta de haber ido rápido como si la papelera estuviese lejos. -¿Todo bien?

-Sí, -me responde. -Es que la papelera tiene un paseo, no hay cerca del instituto papeleras por fuera.

-¿Por qué no?- miro alrededor para comprobar que lo que ha dicho Cora es cierto y efectivamente, no hay papeleras fuera del centro a sus alrededores. Me doy cuenta que conforme vamos hablando nos vamos acercando a las puertas y el señor serio y rígido que las ha abierto nos mira con seriedad para que aligeremos el paso. -Cora, -murmuro su nombre asustada. -¿Quién es él?

................Me temo que habrá que esperar para saber quién es.............

El Instituto. Where stories live. Discover now