Capítulo 9.

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Leo

-Una semana después-

Otra vez es lunes, ya ha pasado una semana completa solo que este fin de semana hemos salido la mayoría con nuestros padres, los que no han salido ha sido porque han tenido algún castigo o porque sus padres no estaban aquí y estaban de viaje. Sinceramente hemos salido todos con nuestros padres o sea que Cora y Mateo no han tenido daños sobre lo que pasó aquel día. 

Ahora mismo me encuentro mirando el techo, he pasado prácticamente la noche en vela, pese a que no hemos cambiado de literas este fin de semana he dormido en mi cama, sinceramente, la añoraba. Me bajo de la litera cansada de dar vuelta tras vuelta sobre esta, cojo mis cosas de aseo y voy a los vestuarios, al menos así podré darme una ducha larga, aprovechar el agua caliente y no tener aglomeraciones, todavía son las seis de la mañana y no hay nadie despierto. A excepción de algunos profesores, pero esos van a un vestuario distinto. 

Me meto en el trozo de ducha que escojo y cierro la mampara detrás de mí. Me hago una coleta alta, me desnudo dejando el pijama en una púa donde sé que no se va a mojar y por si acaso cuelgo la toalla por delante. Abro el grifo del agua caliente y me doy una ducha un tanto larga, la echaba de menos. Al acabar es simple, me seco el cuerpo con la toalla, me pongo la ropa interior limpia que he traído, cojo el pijama junto a la ropa interior usada y salgo de ahí sorprendiéndome al ver a una Ángela sin camiseta ni pantalón.

-Buenos días.

-Buenos días. ¿Qué tal has dormido? -me pregunta.

-No muy bien. ¿Y tú?

-Yo bueno, no debía tener mucho sueño porque estoy aquí y son las seis. -me responde. -Aunque hay que decir que mejor que no haya aglomeraciones ni tener que hacer cola.

-Pues sí.

No puedo evitar mirarla, se ve genial así tal cual, simplemente en ropa interior negra, sinceramente tiene un buen cuerpo el cual nunca he podido apreciar ya que casi siempre lleva ropa ancha, pero ahora que puedo darme cuenta siento envidia por ese cuerpo. Está de espaldas a mí sacando seguramente de su neceser el gel de ducha y la esponja y justo cuando pienso que lo siguiente que hará será meterse en la ducha no, se gira y se me queda viendo a mí en ropa interior. 

Me giro rápidamente quedando de espaldas a ella, pero luego me arrepiento al saber que le daré a la vista una de las partes que me gustan a medias.

<<Tienes que hacer más sentadillas>> recrimina mi voz interna. Y en este caso mi voz interna tiene demasiada razón.

Aprovecho que me he girado para guardar el gel y la esponja en mi neceser, pero todavía siento su mirada en mi espalda. No Ángela, deja de mirarme, me estás poniendo nerviosa y me van a temblar hasta las piernas. Intento distraerme haciendo que estoy pensando en mis cosas y por supuesto me niego a echarle un vistazo por el rabillo del ojo ya que sé que no se ha movido de donde está.

Justo cuando estoy a nada de vestirme siento sus manos en mis caderas desnudas y que de repente simplemente me gira y lo próximo que siento es la pared fría en mi espalda y como los labios de Ángela atrapan los míos. Sus labios son delicados, suaves, ágiles, esponjosos, pero su beso es feroz, lleno de deseo, lujuria, pasión y sin duda un beso salvaje. Busco un lugar para dejar mis manos sobre su cuerpo aunque acabo haciendo un recorrido empezando por sus hombros, bajando por sus costados, a los lados de su cintura y haciendo ligeramente un leve agarre distinguido del resto de caricias en sus caderas. Ella simplemente da un mordisco en mi labio inferior y se separa mirándome.

-Perdón, -lame sus labios y baja la mirada. -No era mi intención incomodarte.

-Cállate. -ordeno prácticamente en un susurro y acaricio su mejilla. -No quiero ningún lamento por tu parte, si estuviera incómoda simplemente me habría apartado al sentir tus labios.

Y tras eso una sonrisa se forma en sus labios y yo me dedico a pasar mi dedo pulgar sobre estos. Justo cuando estoy decidida a apartar el dedo porque no le está gustando mi tacto y siendo que se va a quitar ella sola es cuando en ese momento Ángela aprovecha y muerde de una forma sexy su labio inferior. Maldición. Ese gesto es lo más sexy que he llegado a ver en toda mi vida y me enciende.

-Si sigues mordiéndote el labio, -aviso.  -Nos vamos a terminar besando de nuevo.

-Pensé que te había gustado.

-Y me ha gustado, pero esto ya es otro nivel, Ángela.

Simplemente susurro su nombre casi cerca de sus labios y lo próximo que pasa es que se escucha el chirrido de la puerta de los vestuarios siendo abierta. Nos apartamos la una de la otra con una rapidez increíble e incluso mi espalda se ha visto afectada de eso ya que la he rozado por la pared para estar un poco más lejos de ella. Aunque al ponernos de espaldas las dos pensamos que es una alumna la que ha entrado nos equivocamos bastante al escuchar la voz de la profesora de educación física.

<<Éramos pocos y parió la abuela>> recrimina mi subconsciente ya que nos ha fastidiado el momento que estábamos teniendo.

-Chicas, -se sorprende al vernos. -Perdón, pensé que no había nadie, todavía no es el horario.

-No se preocupe. -habla Ángela por mí. -¿Qué hora es?

-Las 6:30, iba a reponer las toallas para ahora avisar a las chicas. ¿Cuánto lleváis aquí? ¿Por qué habéis venido antes? Sabéis perfectamente que no podéis salir del aula sin que el profesor lo autorice.

-Verá, -decido explicarle yo. -Llevo casi toda la noche dando vueltas en la litera porque no podía dormir y puesto que estaba despierta y que luego hay aglomeración ya que somos muchas y hay pocas duchas he decidido ducharme antes.

-Y tampoco llevamos aquí tanto, -comenta Ángela. -Digamos que estábamos aquí a las 6:15 o a las 6:20.

Nuestra profesora nos mira y simplemente deseamos tener suerte y que no nos castigue ya que lo que menos nos faltaba ahora era encima una sanción por ducharnos diez minutos antes de la hora prevista que es la que tenemos en los horarios. 

..................Ay estas chicas que calenturientas son, eh.....................

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