Capítulo 20.

5 1 1
                                    

Hugo.

-¿Se puede saber qué hacéis? -digo con el cuerpo de Cora en brazos- Las bromas hay que saber pararlas, los celos hay que saber controlarlos y mi libertad acaba cuando empieza la de otra persona.

-Ella empezó, -murmura Afrodita con voz rota. -Yo no hice nada, ella vino y me golpeó, me empezó a insultar, me trató mal sin motivo ni razón, yo nada más me defendí.

-¿Y esperas que me crea eso? ¿Con cuántos me engañaste cuando éramos novios? -empiezo a recordar poco a poco todas las veces que me engañó con su labia de víbora. -¿Cuántos te perdoné pensando que decías la verdad? ¿A cuántos de mis amigos has engañado y manipulado para que se apartasen de mí con mentiras, palabras falsas y encima poniéndome los cuernos? Ahora deja en paz a la única persona que me importa, a la que de verdad quiero y a la que de verdad sé que antes de engañarme, mentirme, manipular y manipularme me será sincera y me dirá la verdad.

-Oye, -una nueva voz se incorpora a la conversación. -¿Sabéis que van a trasladarnos a otro reino?

Y con eso simplemente se hace el silencio acabando con todo murmullo y dejando a más de uno confundido. 

-¿Qué? -preguntamos confundidos al unísono.

-Sí, nos van a llevar a otro reino donde hay una institución más grande, vamos a tener que preparar unas cuantas cosas, pero es muy probable que para antes de navidad estemos ya en aquel sitio.

-¿Y esto? -pregunta Mateo confuso. -Ya conocemos este sitio.

-Este sitio entrará en reformas para poder volver lo antes posible aquí y dejar el reino aquel libremente. 

-¿Cómo sabes tú eso? -pregunta Vera. -¿Quién te lo ha dicho?

-El equipo directivo, soy representante del alumnado.

El chico se va, seguramente a seguir dando la noticia y los presentes ahora nos quedamos en silencio intentando asimilar la noticia.

-Vaya... -la primera en reaccionar es Cora. -Pensaba que no podíamos cambiar de reino así como así.

-Depende, el reino de al lado está abandonado y si dirección ve bien que se ocupe es lo que van  a hacer.

-¿Y si se enteran otras personas y hay conflictos? -habla Mateo. -¿Qué pasa si hay conflictos, o si nos atacan?

-No se sabe Mateo, -respondo. -Supongo que hay está la gracia, que nunca sabes si te pasará o no, que no vas preparado para ese tipo de ocasiones y que si eso pasa no es nuestro problema puesto que nosotros no decidimos nada.

-No nos gustaría decidir ese tipo de cosas, la verdad. -se pronuncia esta vez Afrodita. -Es una decisión de riesgo y presión.

-Creo que por una vez estamos todos de acuerdo con ella. -habla Vera.

-Si hay problemas con algo podremos callarles la boca y hacer espera hasta que las reformas aquí estén acabadas. En el caso que no estén acabadas las reformas esto seguirá funcionando como instituto e iremos a dormir a nuestras casas.

Todos miramos a Cora, ella sola acaba de sacar de la forma más coherente las respuestas a todas nuestras preguntas. Sin duda esta chica es increíble. 

<<Y de Mateo, no te emociones.>> No me emociono.

<<Pues aparenta lo contrario.>> Sí, ya, segurísimo.

-Según he leído, -habla Vera. -En el reino de al lado se quedó vacío el instituto porque había una serie de presencias y espíritus. 

-Eso son cuentos chinos, como el que hay aquí de que todos los 31 de octubre sale una presencia a incordiar esa madrugada.

-Eso no lo sabes, -reta Vera a Cora. -Me dijiste que era el primer año que el instituto funcionaba de internado, o sea que nunca has llegado a saber y comprobar con exactitud que eso fuese verdad o no porque nunca has pasado aquí esa noche.

-Somos los primeros en venir aquí por las mañanas.

-¿Y si los profesores a otro día llegan antes, saben la historia y mandan a limpiar lo que sea que ensucie dicha presencia. Nunca lo sabrás a excepción de este año que vas a poder tener la oportunidad.

-Te lo demostraré.

Bajo a Cora para que esté más cómoda y me quedo pensando en el cambio de reino tan  impresionante que vamos a hacer ahora así por la cara. Cora y Vera toman su camino libre y distinto, Afrodita el suyo y quedamos nada más que Mateo y yo.

-¿Qué debía decirme Cora?

-Nada, te lo dije para ver si te apartabas de Afrodita, no te conviene.

-Tienes razón, a mí me gusta Cora.

Auch, punzada directa al corazón.

-Lo sé.

Tras esa corta conversación me giro empezando a caminar a clase para seguir disfrutando.

-Espera, -la vos de Mateo está ahí presente, pero simplemente lo ignoro. -Hugo.

Me giro para al menos mirarlo. -¿Qué?

-¿Qué te pasa? Llevamos días sin hablar. No somos los mismos de antes.

-Tienes razón, no somos los mismos de antes, pero tampoco es que algún día volvamos a serlo.

Veo como la mala selección de mis palabras han roto a Mateo por dentro y por fuera, como no ha podido disimular que mis palabras le han sentado y caído como un jarrón de agua fría, no Mateo, no te rompas ahora, quizá nada más me haya expresado un poco mal.

-¿Por qué? No, no lo entiendo.

Su voz desarmaría hasta a la persona más dura de la galaxia, sus palabras salen inseguras de sus labios, acabo de romper a uno de mis mejores amigos en trozos que no se pueden pegar para recomponerlo.

-Mateo, yo no quería decir eso.

-Has querido decir lo que has dicho. -su voz rota perfora mis tímpanos como un sonido desgarrador, no puede ser que lo esté rompiendo y le esté haciendo esto. -Me voy a... -lo noto perdido mirando el techo del instituto como si tuviese que ubicarse físicamente. -A tomar el aire y dar una vuelta. 

Con eso lo veo tomar la rampa para bajar y como desaparece al final. Los latidos de mi corazón son acelerados, noto como el corazón quiere salirse de mi pecho y ponerse en el de Mateo para que él al menos tenga vida y tenga algo recompuesto. Mis sentimientos y mi ego se dividen en dos partes, mis sentimientos diciendo que vaya con Mateo e intente arreglar algo aunque sea impensable o imposible y mi ego me dice que en parte se lo merece y que no vaya tras él, que ambos necesitamos un tiempo a solas. Voy a mi clase andando, sintiendo como poco a poco estoy rompiendo un vínculo que he creado con una persona desde que tenía tres años, pero ya no puedo hacer nada, ya es demasiado tarde, adiós, Mateo.

..................................................Ay, dadme un pañuelo para secarme las lágrimas, no puedo con esto, no puedoooo😭😭😭😭....................................................... 

El Instituto. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora