El Instituto.

Capítulo 14.

Ban.

Estoy sumido en mis pensamientos en un cambio de clase cuando Irene, mi mejor amiga se interpone frente a mí con un papel en la mano y me lo pone sobre la mesa. Fácilmente puedo leer: "Jaime Rey" y debajo "Ban Rey Hernández".

-Me estás preocupando, sé que el de matemáticas te gusta y tal, pero empezar a saberse sus apellidos ya es de acosadora.

-Capullo. -me río. -No, no me refiero a eso, mira, tenéis los mismos apellidos.

-Compartimos el Rey, eso no quiere decir nada.

-¿Por qué no quiere decir nada? ¿No te parece sospechoso?

-Irene, -suspiro antes de hablar. -Te sabes la historia completa, sabes que mis demonios internos están guardados y reservados, pero si los llamas aparecen. No me tortures más, por favor.

-No te torturo, es simplemente que te digo que puede ser una opción.

-No es una opción porque no es mi padre. 

-Vale, vale.

Se da por vencida, vuelve a su sitio y antes de que cualquiera de mis compañeros pueda ver lo que hay escrito en el folio lo doblo y lo guardo. Por mucho que Irene sepa toda la historia sé que no se dará por vencida tan fácilmente y menos ahora que según ella "hay" una opción. La verdad que después de 16 años sin padre no necesito ahora uno para que arregle no sé qué que deba arreglar o recuperar. 

Miro el horario que nos dieron para las tardes y miro la hora de gimnasio, después de esta situación necesito relajarme. Saco la libreta para la próxima clase, miro a mi alrededor y veo personas charlando con más personas a la espera del profesor, gente que seguramente no conozca nada de la otra, pero que están hablando sin importar si tienen madre, padre, abuelo, perro y si su madre es médico, profesora, azafata, bióloga o bombera. El problema no es a qué se dediquen tus padres o si tienes a ambos progenitores contigo o no, el problema es que si tu madre es enfermera y trabaja en un hospital y estás enfermo todo el mundo dirá que te van a atender antes por ser hijo de. Que si tu madre es profesora te va a aprobar por ser su hijo. Que si es bombera y hay dos incendios y uno es en su casa y otro en otra que irá antes a su casa. Ese sí es el problema, al menos uno de los más grandes, la hipocresía a nivel mundial. 

Suspiro profundamente y cierro los ojos intentando relajarme. Alguien toca mis hombros y sé perfectamente quién es, echarse tres litros de colonia ayuda a saber qué colonia usa esa persona y cuando está cerca. Empieza a masajear mis hombros y sonrío. Carol, la mejor amiga de Irene que ahora también ha pasado a ser mi mejor amiga está masajeándome los hombros y por un momento adoro la forma de ser de estas dos chicas. Les da igual que tu madre sea tu profesora, ellas te siguen respetando y queriendo de igual forma.

Irene se acerca a ella, la abraza y seguido empiezan a hablar de nuestro profesor de matemáticas, es profesor de matemáticas para Irene y para mí aunque para Carol es profesor de matemáticas y tutor.

-Entonces el profesor de mates puede ser el padre de Ban.

-¿Ya le has contado tus fantasías Irene?

-Claro, somos una mini familia.

Ruedo los ojos cansado, en parte tiene razón y somos una mini familia, pero por otro lado la van  a tachar de loca con lo que acaba de decir. Nada más compartimos apellido, aunque sea el primero, solo eso, un apellido.

-Horas después-

Al acabar las clases, comer y descansar decido ir al gimnasio. Antes de ir al gimnasio paso por los vestuarios, me cambio, salgo y al llegar veo  aun grupo de adolescentes haciendo ejercicio también. Aprovecho para sacar el móvil, abrir el pdf de la tabla de ejercicios y empiezo  a ver cuantas repeticiones y los ejercicios que me tocan. Sentadillas, saltos de estrella, zancadas alternas, burpees, zancadas alternas con giro de tronco, boxeo y por último un trabajo de espalderas. Empiezo estirando las piernas, las caderas, la espalda, el cuello y un poco los brazos. Seguido empiezo a hacer cada ejercicio con las repeticiones que pone en el pdf. 

Después de hacer todo menos lo de las espalderas vuelvo a beber agua para seguir hidratándome y me pongo a hacer lo de las espalderas. Cuando quiero darme cuenta veo a Vera y sonrío.

-Vaya, verte en el recreo acompañada y aquí sola es raro.

-Sí, bueno, ellos están en la clase a lo suyo.

-¿Te gusta hacer deporte?

-Bueno, un poco. A ti supongo que sí, ¿no?

-Me relaja, deberías probar.

-¿Las espalderas?

-O las sentadillas, lo que quieras.

-¿Me vas a entrenar tú?

-Si quieres...

Vuelvo a sonreír y al estar en la zona de las espalderas le hago varias repeticiones de la serie de las espalderas. La miro, está de indecisa, pero sé que se ha quedado mirando en mi dirección y que ha visto perfectamente la serie que le acabo de demostrar. La sigo mirando y a parte de indecisa también parece estar en trance ella misma por lo que acaba de ver.

-¿Necesitas ayuda?

-¿Qué? Pues, creo que no.

-¿Necesitas que lo repita de nuevo? ¿Más lento?

-No, no creo, es simplemente que no sé qué hacer primero.

-Vale. No te preocupes, ponte frente a la espaldera.

Se pone frente a la espaldera, de espaldas a mí, pongo mis manos en sus caderas, siento como deja de respirar sorprendiéndose ante mi tacto y después toma una respiración profunda.

-Respira, Vera, respira.

Se ruboriza, sonrío y miro las espalderas para ver si vuelvo al pensamiento de lo que estábamos haciendo.

<<Las espalderas.>> Sí.

-Tienes que subir a donde crees que estás cómoda, ni muy lejos del suelo, ni muy estirada porque puedes estar insegura y hacerte daño.

-No me pongas nerviosa, Ban.

-No te pongo nerviosa, te estoy diciendo que tienes que subirte, pero tampoco vayas a creerte que estás en lo alto del Everest ni vayas a estirarte como si ni siquiera llegases.

-De acuerdo.

Hace lo que le acabo de decir y me deja unas tremendas vistas de sus caderas, su culo, sus piernas, esto es mala idea. Me cuesta concentrarme ahora mismo en lo que pienso y en lo que estoy haciendo en este instante, solo mantengo el agarre en su cintura para que sepa que no la suelto. 

...........Ah bueno, buen fin de semana, no me sean pecadores.......