Capítulo 25.

2 0 0
                                    

Cora.

-Chicos, -habla Vera con una voz bastante segura, ni siquiera el primer día nos habló así. -Les tengo una pregunta.

-¿Cuál?

-¿Sois novios?

NO PUEDE SER. Todas nos aguantamos la risa pensando que ellos se lo van a pensar, que dirán que no, que se echarán a reír, que ignorarán la pregunta, pero todas nos quedamos con la boca abierta cuando tras unos segundos pasa lo siguiente.

-Sí. -responde Hugo.

Y tras esa respuesta vemos como un simple beso es lo que se forma entre Hugo y Mateo. Aire, necesito aire urgentemente. Oxígeno, por favor.

Tres segundos, eso fue más que suficiente para que Mateo y Hugo se separasen, para que Hugo se fuese por el pasillo sin que nadie lo siguiese mientras que las demás seguimos estupefactas en la habitación.

-Cora. -Mateo nombró mi nombre que para mí sonó tan sumamente flojo como si estuviese susurrando mi nombre en una discoteca con la música a todo trapo. -Cora tengo que hablar contigo. ¿podemos ir al baño?

Asentí en aquel instante, ni siquiera Dios podría decir cómo he sido capaz. Decir que estoy en shock es como decir que los directores de colegios e institutos dirigen, se queda corto. Lo sigo de una forma mecánica al baño, no hemos vuelto a cruzar palabra desde aquel día en la maldita cuesta donde Afrodita y yo tuvimos la pelea.

-Cora, Hugo ha improvisado, ya sabes cómo es él.

-Si tú lo dices.

-¿Acaso no me crees?

Me quedo en silencio, es difícil de creer, malditos demonios es putamente difícil enfrentarte y decir: "Estoy celosa. ¿Sois novios o qué mierda? ¿Para esto me ilusionas? ¿PARA ESTO CASI ME BESAS?" pero a parte de faltarme valor también me falta coraje y en este momento voz para decirlo.

-A la mierda todo, Cora.

No me da tiempo a contar los segundos, todo pasa tan rápido como un jodido abrir y cerrar de ojos. Mateo me ha arrastrado contra la pared, me ha agarrado las caderas y me ha besado. Si creéis que es un beso sencillo, corto y sin nada más estáis equivocados. Puedo sentir mi torpeza al mover mis labios contra los suyos, puedo sentir su respiración acelerada, sus dedos sedientos de mi piel puesto que se ciñen en mis caderas con fuerza, un jadeo escapando de mis labios y por último la lengua juguetona, eficiente y deseosa de Mateo recorriendo toda parte de mi cavidad bucal. Se separa despacio, mordiendo mi labio inferior, miro sus ojos, sus pupilas delatadas, sus mejillas rojas, sus labios rojos, hinchados, húmedos y perfectos. Dos son los segundos que necesita para darme la vuelta, ponerme mirando a la pared como los maestros castigaban a los niños, azotarme y apretarme los cachetes a la vez. Cierro mis ojos deseosa, ahora mismo todo en mi cuerpo está alerta, sensible y desesperado. Todo aquello que pensaba que jamás iba a pasar, que siempre llevaría el control y que por nada del mundo cambiaría ahora aquí estoy, dejando a Mateo que me toque, me roce, me bese, me nalguee y me muerda todas las terminaciones nerviosas. 

-Sé que me deseas. -susurra contra esa zona exacta de mi cuello que me haga hasta contener la respiración y decido jugar con la situación.

-¿Ah sí? ¿Yo? ¿Excitada? ¿Seguro? ¿En qué te basas? Yo no siento nada.

-Mentirosa.

Exacto, falta de aire cuando su mano se cuela por debajo de mi sudadera, asciende por mi cintura hasta mi abdomen, roza el costado, juega con el borde del sujetador, ¡Oh señor!, pienso que va a meter la mano por debajo del sujetador, pero en ese instante se detiene y su mano desciende haciendo el mismo recorrido que antes y saliendo de la sudadera.

-Maldición. -murmuro.

-Excitada, Cora, muy excitada.

Ahora soy yo la que necesita salir de aquí, estoy sumamente cómoda, pero jodidamente caliente, ardiente, jadeante y excitada en estos momentos. Mis muslos se aprietan solos, mis ojos se cierran, mi respiración está pesada y cualquier parte de mi cuerpo que toques ahora está con los nervios a flor de piel. 

-Esto... necesito irme...

Mateo quien parece entenderlo perfectamente se aparta y yo salgo del baño rápidamente. Decido no levantar la vista del suelo, no puedo seguir aquí dentro, necesito irme fuera, las pocas chicas que quedan en la habitación no me impiden que salga ni nada a lo que simplemente salgo a un paso rápido y decidido. 

Al salir fuera ya es de noche, el frío hace contraste con mi calor corporal actualmente y seguramente haya sido buena idea venir a tomar aire. El frío nocturno baja mi calor corporal y decido cruzarme de brazos y andar por los amplios jardines pensando en qué acaba de pasar. ¡Me ha excitado eso! Me ha puesto cachonda que Mateo me acorralase, me besase, me tocase, me azotase y me haya hablado de esa forma tan sucia que ni siquiera me había dado cuenta hasta ahora. Puede ser que para otra persona sea repugnante, pero a mí me ha encendido por dentro de una forma que ni un cubo de agua fría y cubitos de hielo podría apagarme. Miro un banco y veo a Ban y Vera, quizá charlar un rato me haga olvidar la situación por unos minutos. Me acerco y les miro, parecían estar hablando de algo importante y con mi presencia haberles cortado toda la vibra que tenían sin mí.

-Siempre apareces cuando estamos solos nosotros dos.

-Encrucijadas del destino.

-El destino celestino.

-Ban no le hables así, no es culpa de ella que tú no pases una nota informativa a todas de que vamos a hablar de un tema serio y que nadie nos moleste.

-Si tengo que hacer eso lo haré para las próximas veces.

-Mira bonito si quieres hablar con ella por mí perfecto, pero no tienes que ponerte chulo cuando ni siquiera he abierto la boca para ver si podía quedarme con vosotros.

-Pues no, no puedes. -me responde bastante borde, lo tomaba por un chaval majo. -Estamos hablando de una cosa seria y ajena a ti y a todas las demás.

-Pues tienes mejores formas y modales de soltar un no puedes unirte a nuestra conversación privada.

-Y si no me sale de los huevos usarlos no los uso.

-¡Ban! -rechista Vera. -Mira, cuando se te pase todo esto y de verdad quieras hablar conmigo de buenas formas entonces me buscas, mientras tanto me guardas respeto a mí y a mis amigas, que tú aquí no eres nadie y mucho menos más importante que mis amigas. Que te quede clarinete, machito alfa.

Buen fin de semana pecadorxs. Ahora voy a la iglesia a confesar mis pecados :) ♡♡♡


El Instituto. Where stories live. Discover now