Capítulo 19.

4 1 0
                                    

Cora.

Afrodita se me echa encima con nuestras últimas palabras e intento sujetarla y frenar su impulso para que no me termine pegando. Mateo actúa rápido junto a Vera y la sujetan entre los dos.

-Ya, cálmate.

-Esto es muy infantil para ti, ¿no crees?

-Y ella una jodida perra.

La miro de mala gana, no me apetece volver a decirle algo grosero para que se me acabe echando encima de nuevo porque me conozco y sé que como se me vuelva a echar encima le voy a terminar pegando. 

-No me mires así, eres lo más rastrero que he conocido.

-Mira niñata, no tengo tiempo de tus juegos de perra celosa, descocada y besando hasta la mierda que pise un chico.

-Pero que no me hables así.

-No te miro, no te hablo, no te escucho tampoco, me vendo los ojos, me tapo la boca y me pongo tapones en los oídos.

-No es mala idea, quedarías más ridícula, pero seguro que ganas el premio de la estupidez humana.

-Deja de calentarme que no me conoces y te las estás buscando tú sola.

Bueno chicas, -habla Mateo-. Yo creo que ya se pueden calmar ustedes dos.

-¿A cambio de.... un beso tuyo?

-Ni en tus sueños, Afrodita.

Suelto una carcajada sonora donde consigo la atenta mirada de las tres personas que tengo a mi alrededor. La sonrisa final danza mis labios y sé que Afrodita está a nada de volver a estallar como si fuera una bomba y le quedasen ya exactamente segundos para hacer "boom".

-Bueno chicas, ya se acabó todo, cada una a su tema, a su clase o a donde sea.

-Tú no mandas, -responde Afrodita a Vera en un tono borde. -Tú ni siquiera eres bienvenida en esta conversación.

-¿Y tú sí? -respondo encarándola. -Ella al menos es mi amiga, a ti no te quieren ni las paredes que te rodean.

-Cora. -sisea Mateo.

-A ti no te soporta ni el suelo, se deja pisar porque no tiene opción.

-Afrodita. -sisea Mateo de nuevo.

-¿A sí? Me gustaría ver quién te aguanta, te quiere y te soporta a ti. Porque yo no veo a nadie, ni siquiera a Mateo lo veo rondar cerca de ti.

-Pues está aquí.

Lo agarra fuerte atrayéndolo hacia ella y dejándolo bastante cerca. Ahora sí que es la guerra, bonita te has metido con lo que tiene dueño.

<<Mateo no es un objeto.>> Da igual, se entiende.

<<Tampoco te pertenece.>> AG, estúpida conciencia.

<<Sabes que tengo razón.>> Por eso no te pido opiniones ni ayuda, buscas más la razón que el siglo XVIII.

-¿Ves? Totalmente de mi persona.

-Yo no soy tuyo, -intenta apartarse, pero Afrodita ejerce una fuerza mayor en el brazo. -Deja de tirar.

-Suéltalo, -la miro bastante mal. -¿No ves que no te quiere cerca?

-Tú sigues sin ser nadie.

Con eso la que termina haciendo boom soy yo porque lo próximo que hago es agarrarla del brazo, zarandearla hasta que suelta a Mateo y darle tal puñetazo donde un grito de dolor escape de sus labios y se toque la zona golpeada. 1-0. Te falta mucho todavía.

-Cora, por dios, estate quieta ya.

-Que mantenga ella las manos en los bolsillos.

Dicho estoy le doy la espalda a ella para caminar por el pasillo y ver si consigo calmarme cuando noto unas manos fuertes en mis hombros y un rodillazo en el centro de la espalda haciendo que la columna vertebral cruja en respuesta y suelte un chillido profundo.

-¡Afrodita!

Aprieto mis puños y me tenso intentando llevar el dolor de esa zona. Las lágrimas amenazan con salir, pero ni por asomo le pienso dar ese gustazo, tomo una respiración profunda y noto como el dolor en mi espalda se aprieta más y se dirige sin preguntar a la zona de mis costados casi cortándome la respiración.

-Oh dios mío. -escucho murmurar a Vera de fondo. -Mateo se cae, sujétala.

-Ni se te ocurra tocarla, -escucho a la hija de perra que me acaba de golpear. -A saber qué clase de cosas puede tener.

Mis piernas se debilitan y los nudos de dolor siguen reclamando lo que ahora les pertenece, la conciencia de mi cuerpo. Sigo escuchando como Vera y Afrodita discuten algo, pero ya no me importa, tampoco aprecio cuál de las dos habla, escucho murmullos ensordecedores y como unos brazos rodean mi cuerpo. Me sujeta en peso haciendo que la única estructura sólida de mi cuerpo se acabe yendo a la mierda y mi cuerpo solo pese un quintal. Apoyo mi cabeza en su pecho, el olor inunda mis fosas nasales, ese olor que no es la primera vez que me abraza y me inunda. Ese calor que me proporciona que no es la primera vez que me calienta hasta las partes más frías de mi cuerpo. Esa persona que sería incapaz de dejarme tirada en una situación como esta, esa única persona que no es la primera vez que comparte muestras de cariño conmigo, esa que me prometió hace muchos años cuidarme e ir en mi búsqueda si yo estaba en peligro. Hugo. Él es quien me acaba de coger y al dejar de escuchar las voces de Mateo, Afrodita y Vera en el silencio sé que acaban de dejar de discutir ante la acción temprana que acaba de tener Hugo.

-¿Se puede saber qué hacéis? -las palabras de Hugo retumban en mis oídos y cabeza. -Las bromas hay que saber pararlas, los celos hay que saber controlarlos y mi libertad acaba cuando empieza la de otra persona.

-Ella empezó, -murmura Afrodita con voz rota. -Yo no hice nada, ella vino y me golpeó, me empezó a insultar, me trató mal sin motivo ni razón, yo nada más me defendí.

-¿Y esperas que me crea eso? ¿Con cuántos me engañaste cuando éramos novios? -empiezo a recuperar poco a poco todos mis sentidos y escucho la voz fría de Hugo, una que nunca había escuchado. -¿Cuántos te perdoné pensando que decías la verdad? ¿A cuántos de mis amigos has engañado y manipulado para que se apartasen de mí con mentiras, palabras falsas y encima poniéndome los cuernos? Ahora deja en paz a la única persona que me importa, a la que de verdad quiero y a la que de verdad sé que antes de engañarme, mentirme, manipular y manipularme me será sincera y me dirá la verdad.

-Oye, -una nueva voz se incorpora a la conversación. -¿Sabéis que van a trasladarnos a otro reino? 

Y con eso simplemente se hace el silencio acabando con todo murmullo y dejando a más de  uno confundido. 

.............................................No me sean pecadorxs.............................................

El Instituto. Where stories live. Discover now