Capítulo 24.

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Ban.

Hemos venido esta tarde ya a dejar las habitaciones del nuevo internado preparadas para pasar aquí nuestra primera noche y tengo que dar gracias a la suerte porque en mi habitación nada más que estamos dos personas, una más y yo. No es muy difícil de imaginar, Irene, mi mejor amiga es mi compañera de habitación, puede que en un futuro me arrepienta puesto que ya sé cómo es su forma de ser, pero pasaré los mejores momentos a su lado y los peores también.

Si os preguntáis por Vera, bueno, ese día en el gimnasio, simplemente no me hago responsable de nada, pero a la vez soy el culpable número uno. Volviendo al tema, no hemos hablado sobre lo que pasó, la verdad que entre las clases y por las tardes venir a limpiar no hemos podido apenas hablar y en la media hora del recreo con ocho personas que no tienen ni idea de nada como que no vamos a hablar.  A ver si ahora que vuelve todo a su "normalidad" consigo hablar con Vera sobre lo sucedido porqué yo no sé ella, pero yo me fui más caliente que la lava de un volcán.

-¿En qué piensas? -pregunta Irene sacándome de mis pensamientos.

-En nadie.

Sé que Irene es una bomba detonadora de preguntas y de cualquier cosa. ¿Sabéis las inspectoras secretas de las películas que tienen gabardina, hacen todo tipo de hipótesis, las prueban, tienen razón y pillan al criminal? Bien, esa es Irene, pero sin gabardina. Sé que si le hablo a Irene sobre Vera lo próximo que hará será no dejarme tranquilo.

-¿En nadie? Te he dicho en qué piensas, no en quién. ¿Hay alguien rondando tu cabecita de chico inocente? 

Ahí viene el bombardeo de preguntas, otra persona no se habría dado cuenta ninguna que he dicho "en nadie", pero Irene como podéis ver busca los tres pies al gato y lo peor es que los encuentra. 

-Deberías dedicarte a ser detective privado.

-No me cambies de tema. -Casi lo consigo. -Dime, ¿en quién piensas?

-Una chica.

-Como sea en mí pierdes los huevos. Sabes que soy lesbiana, señorito Rey.

Soltamos una risa. -No te he dicho qué chica es.

-Quien advierte no es traidor.

-Vale, -me siento a su lado en la cama. -Es una chica de tercero.

-Asalta cunas. 

-Le saco nada más que un año. Pues eso, una chica de tercero.

-La morena esa que más de uno la confunde con una profesora o la pelirroja.

Dios, ¿cómo sabe tanto? Decido callarme a ver si se da por vencida, no la miro a ver si simplemente se va, joder Irene, levanta y vete. Sigue sentada a mi lado, pero yo evito mirarla a toda costa, a lo mejor si la ignoro se va, a lo mejor.

<<No quieres que se vaya.>> Reclama mi conciencia y en parte es verdad, pero necesito que se vaya.

-Quién calla otorga. -con eso se levanta y se va.

Ahora mismo tengo el corazón en la garganta y no es para no tenerlo ahí. Ha dicho eso y se ha ido. A lo mejor se ha enfadado, quería que se fuera, pero no así sin la opción de defenderme.

<<Tampoco tienes algo con qué defenderte.>> Podría haberlo intentado.

<<Sabes que no habría valido de nada.>> Con ella es difícil cuando lleva la razón.

<<Pues como ha dicho ella calla y otorga.>> Dios, ni con mi subconsciente puedo discutir.

En estos momentos es cuando necesito deporte, pero como todavía no podemos usar las instalaciones del instituto hasta mañana lo único que me queda es salir a la calle. Bien, eso haré. Salgo del internado, instituto y lo que sea y el frío de la futura noche se apodera de mí. 

El cielo se está tornando de un azul oscuro intenso, las estrellas se hacen ver, la luna llena brilla en todo su esplendor, el viento mueve las copas de los árboles, el silencio existe, pero no el silencio que se sentencia, es un silencio en el que escuchas la naturaleza. Voy al jardín que tenemos en este reino y el cual se ha mantenido bien cuidado, a saber lo que dura cuando seiscientas personas empecemos a estropearlo. 

Me siento en uno de los bancos, el viento traspasa la sudadera que llevo, me acaricia la piel y me hiela los huesos. El cielo cada vez es más oscuro, tiene más estrellas y por suerte ninguna nube tapa la luna de esta noche. Me apoyo en el respaldo del banco metiendo las manos en el bolsillo de la sudadera, dejo caer la cabeza hacia atrás y visualizo el momento perfecto, con Vera a mi lado. Creo que Vera es la única chica en estos momentos que va a crear un gran antes y después en mi adolescencia y no sé si en mi vida, esto es un desastre. Cierro los ojos, suelto un suspiro profundo y noto a alguien sentarse a mi lado a lo que creyendo que es Irene le digo sin mirar.

-No pensé que te lo fueses a tomar tan mal.

-¿El qué?

Esa voz, no es Irene, pero la manera de decirlo dice mucho de cómo ha sido su día.

-¿Día duro?

-Largo. ¿Y el tuyo?

-Veinticuatro horas, como todos.

-Pues que bien.

-Pues sí. -la miro, su cabello rojo no se identifica muy bien entre la oscuridad de la noche, pero gracias a la luna se ve perfecto. -¿Qué te trae por aquí?

-¿Y a ti?

-El pensar. Me relaja estar de noche fuera.

-Muchos acontecimientos que digerir en un día, pero no he sido la más dolida yo.

-¿Ha pasado algo en vuestro grupo? Ya sabes, Cora, Ángela, Leo, Mateo, Hugo, Cristina...

-No sé identificarlo. ¿Quién te creías que era la que se había sentado aquí?

-Irene, una amiga. Aunque ya veo que no, debe estar molesta conmigo.

-¿Qué has hecho? -pregunta apoyando su mano en mi hombro. -A lo mejor puedo ayudarte.

-Bueno, Irene es una mujer de altas virtudes, pero es una detective privada sin gabardina. Te bombardea a preguntas de cualquier cosa, hace sus hipótesis, las comprueba y luego resulta tener la razón.

-¿Y el problema cuál es?

-Que a veces no estoy preparado para hablar de sus hipótesis, ya lleve ella la razón o no.

-¿Se lo has dicho?  A lo mejor es que le gustas y por eso si ha descubierto alguna posibilidad entre nosotros prefiere tantear el terreno para no llevarse un tortazo.

-Es lesbiana.

-Está celosa de todos modos.

A pasar buen fin de semana pecadorxs ♡♡♡♡

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