Capítulo 12.

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Cora. 

Ya ha pasado una semana que estamos aquí, mi fin de semana no ha sido nada de otro mundo, pero al menos he salido de aquí. 

Mateo... Mateo es un tema sensible ahora...

Flashback.

Justo cuando está a nada de besarme me aparto tan rápido que ni yo me lo creo. 

-Yo...Lo siento.

-Mateo, esto... yo debo irme.

-Yo también, sal tú primero, yo contaré hasta 10 y saldré después.

-Sí.

Y con eso me largo de la clase de música tan rápido como puedo con las mejillas ardiendo de la vergüenza.

Fin del flashback.

O sea que sí, es un tema un tanto sensible y delicado por ahora. Lo que hemos hablado ha sido un rato en el recreo y estando todos juntos.

Ahora mismo me encuentro sentada en mi silla leyendo un libro que decidí comprarme este fin de semana antes de volver, no creo que me dure hasta el final del curso, tiene 505 páginas y ya voy por la página 124 y porque lo he empezado hoy y el profesor ha estado hablado conmigo. 

Algo me llama la atención y es una reacción que está teniendo Vera desde que conocimos en el recreo a Ban. Desde que tenemos el rato de descanso que nos proporciona el centro por el horario después de la comida ha estado sumamente metida buscando algo en su teléfono, luego habló con Tania y seguido le pidió permiso al profesor para ir al gimnasio. Muy bien Vera, no te creo ni un pelo. Como sé perfectamente que Tania no me va a contar nada de lo hablado pongo un trocito de papel por donde me he quedado y cierro el libro. Me acerco al profesor y le pido ir al gimnasio. Aunque nadie me dijo que al salir de clase iba a ver lo que estoy viendo ahora. Al salir he visto en el pasillo a Mateo en ropa deportiva, una que no llama la atención sus colorines, sino su aspecto. ¡QUE BRAZOS! La manga de la camiseta blanca que lleva de manga corta hace que le quede como una segunda piel sobre su brazo, de hecho le aprieta un poco. Las venas de sus brazos se ven con una claridad impresionante, sus manos están protegidas por unas vendas que él mismo seguramente se haya puesto, pero eso no hace que mi atención se desvíe, mis ojos continúan el camino por sus manos y dedos. Esas manos y dedos que hace una semana estaban tocando el piano, mi mejilla y hasta mi labio inferior.

Flashback.

-Deja de lamerte los labios, Cora.

-¿Eh? ¿Por? ¿Pasa algo con mis labios?

-Sí, muchas cosas pasan, demasiadas para mi gusto.

-Eres un pervertido.

-¿Por mirarte los labios? ¿O por desearlos?

-¿Deseas mis labios?

Fin del flashback.

Al recordar eso mis mejillas arden, no sé si de vergüenza o del cabreo que estoy sintiendo ahora que una rubia acaba de salir y se ha puesto a hablar con él como si nada. Mateo le ríe un comentario que ella hace y la rubia sonríe con aire de superioridad. No duele, arde y abrasa por dentro. Lo siento rubia, pero ese chico es mío. Niego con mi cabeza y me escondo en una de las rampas que lleva a otro pasillo, ya después descubriré lo de Vera.

Al estar medio escondida me expongo a varios peligros, que algún profesor me pille, que ellos me pillen, que venga algún conocido y me vea. Ahora mismo estoy siendo patética, pero un lado que apenas conozco de mí hace que me vea perfecta haciendo esto, mi lado racional se ha ido a la gran puñeta y simplemente me permito a ver que traman estos dos. Escucho una risa ronca por parte de Mateo y mantengo el aire en mis pulmones, no  tengo que verle la cara a esa para saber que está demostrando esa sonrisa de suficiencia y arrogancia de nuevo. 

Y ahí viene un problema que pese a saber que podía pasar no pensé con claridad porque mi lado racional se tomó un descansito justamente en ese momento. Hugo aparece en mi capo de visión y si al menos estuviese parada en mitad de la rampa podría inventar una excusa, pero el hecho de que estoy pegada a la pared casi en la salida de la rampa y Mateo y la rubia casi en la entrada de la rampa me lo complica todo. Hugo y yo compartimos una mirada y una sonrisa se deja ver en sus labios ensanchándose. Necesito correr, huir, no ser vista y mucho menos delatada, le doy una mirada de pocos amigos a Hugo y seguido de eso me voy dejando de escuchar en el momento más importante.

<<¿A dónde voy? Muy bien Cora, a ver lado racional, ya puedes volver a tu puesto y dejar de escaquearte.>> Me dirijo al gimnasio que era mi plan original, venir aquí directamente. Bueno, ese era mi plan hasta que una rubia empezó a fastidiar con Mateo, me pregunto de dónde habrá salido tal rubia y de dónde sale esa confianza repentina con Mateo. 

Digamos que él es un chico complicado, pocas son las veces que he escuchado esa risa ronca que le ha dado a la rubia, suele dar sonrisas de suficiencia o alguna risa, pero nada que ver con la que le ha dado a ella. Él mismo me confesó hace un tiempo que esa sonrisa la habíamos escuchado pocas personas y entre ellas estábamos Hugo, la ex de Mateo, la madre de Mateo, la abuela de Mateo y yo. ¿Quién eres rubia y por qué tienes confianza con Mateo?

Mi lado racional que parece haber venido fuerte del descanso me recuerda que estoy en el gimnasio para saber qué se trae Vera, no para seguir pensando en Mateo y por supuesto en la imagen antes de que llegase la rubia. Esa imagen daría un orgasmo visual a cualquiera, creo que hasta Hugo al verlo quedó embarazado. Busco a Vera con la mirada y la veo en las espalderas junto al lado de un Ban un tanto sudado de pantalón corto negro y camiseta blanca. ¿Por qué a todos los hombres les da por llevar camiseta blanca cuando van a hacer ejercicio? ¿No ven que es una tentación muy grande para nosotras? En este caso para Vera que mira su espalda mientras hace el ejercicio Ban. 

<<Estaría mejor sin la camiseta.>> lado racional vuelve a mí antes de que Vera o Ban se den cuenta que los estoy violando con la mirada.

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