8. LAS CONSECUENCIAS DE MI PECADO

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[¿Eh? ¿ara? ¿Por qué?]

[Yo... ¿eh?]


Rachelt y Mia enjuagaron sus ojos que no paraban de llorar con caras dudosas.


No sabían porque, pero les era simplemente imposible detener su llanto frente a la misteriosa mujer de ojos carmesí.


Helsia las miro por varios segundos mientras su mente vagaba, siendo alguien inteligente, pudo hacerse a una idea al unir todas las acciones y palabras hasta ahora.


Aun asi, se negó a creerlo, era simplemente imposible, incluso si muy dentro de ella, algo gritaba para que aceptara la realidad, todavía tenia varias cosas para decir.


Pero este no era el lugar ni el momento para decirla.


Helsia regreso su mirada a la mujer en el trono, sus sangrientos ojos miraron a rachelt y Mia con un destello de deseo.


El silencio se mantuvo por varios segundos, tal vez minutos mientras la hermosa mujer miraba a Mia y rachelt, no hablaron o hicieron nada en particular.


Era como si la mujer estuviese mas que satisfecha con el simple hecho de verlas frente a ellas.


Helsia se impacientaba con cada segundo, quería decir algo, pero sus palabras no salían, era como si cada fibra de su cuerpo se negara a importunar a la mujer.


Como si cada cosa que ella desease debiese cumplirse.


El tiempo paso y finalmente la mujer pareció cansarse, no, era más correcto decir que, decidió de mala gana que las cosas debían seguir adelante.


Con calma cerro sus ojos mientras enderezaba su cuerpo en el trono, lentamente movió sus manos y las apoyo sobre su rodilla izquierda que se posaba sobre la derecha.


[Hija de un tiempo mejor, ¿Por qué niegas tu poder?]


Pregunto la mujer mientras habría sus ojos y miraba en dirección a helsia.


Su elegante sonrisa se había ido y el calor de sus ojos se había transformado en un filo autoritario.


Tal mujer que parecía reinar sobre todo, miro a helsia y espero su respuesta.


REENCARNADO COMO EL VILLANO DUQUE ORCO CERDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora