Capitulo 24

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-¡Layla Gray! ¿De dónde demonios vienes? - gritó su madre desde la cocina.

-Sube a mi habitación antes de que venga - me susurró.

-No, si me quedo contigo no te hechará la bronca.

-Lo mismo pensó Michelle y nos hechó la bronca a las dos.

-¿Michelle? - susurré.

-Mi mejor amiga - sonrió.

-¿Aún hablas con ella?

-Claro, estaba en la discoteca justo a mi lado. Ella es la única amiga de la infancia que me queda - hizo una mueca - Algun día te la presentaré.

-¡¿Piensas responderme?! - salió su madre de la cocina con un cucharón de madera en la mano.

-De casa de Justin, como te dije en el mensaje - gritó ella.

-¡Hueles a alcohol! ¿Qué te dije sobre la bebida? ¿Y ese vestido? ¡Te dije que no podías salir de esa manera a la calle! - todo fué un cúmulo de gritos para mi.

-¡Deja de chillárme!

-Te chillo si quiero que para eso eres mi hija. ¡¿Y estas son horas de volver a casa?!

-En realidad es culpa mía - el volumen de mi voz fué más bajo de lo que esperaba. Dos mujeres gritándo daban más miedo que un solo hombre armado.

-No, Justin, no la defiendas.

-Son cosas de adolescentes, dejádlo. ¿Por favor? - susurré esas últimas dos palabras.

-Lo hablaremos más tarde, él no se merece aguantar tus gritos de foca agonizando.

-Te quedarás dos semanas castigada por ese ingenioso comentario - su madre la fulminó con la mirada.

-Deja de pinchar, Layla - la estiré del brazo pero ella le aguantó la mirada.

-¿Te quedas a comer, Justin? - preguntó su madre sin nisiquiera mirárme.

-Claro - miré a Layla y sonreí.

-Tú - señaló a Layla -Cámbiate de ropa y vuelve.

-Si - alargó ese "si" mientras subía las escaleras.

Su madre se dió la vuelta y volvió a la cocina, la seguí hasta allí. El olor a comida me invadió las fosas nasales. La cocina era tal y como yo la recordaba; limpia, espaciosa y bien ordenada, no como la de nuestro piso.

-¿Qué estas cocinando? - me atreví a preguntar.

-Sopa de pollo y risotto. Antigua receta de mi familia - se apoyó de espaldas a la encimera para mirarme - Si quieres podría enseñártela un día de estos.

-Sería genial - dije dubitativo. En realidad me gustaba su hija, no ella.

-¿Pones la mesa mientras acabo con esto? - me dió un montón de platos y cubiertos.

-Claro - salí de la cocina como alma que lleva el diablo, estaba deseando salir de allí y dejar atrás aquel incómodo momento.

Empecé a disponer los platos sobre la mesa antes de que Layla bajara las escaleras de dos en dos. Iba vestida con unos pantalones grises de gimnasia anchos, una camisa blanca de manga corta y el pelo recogido en un moño alborotado.

-Deja eso! - me quitó los cubiertos de las manos - Ya lo pongo yo.

-Entonces iré a ayudar a tu madre - le dí un pequeño beso en los labios.

-Siéntate en la mesa y espera.

-Mejor me siento en la silla, ¿no? - reí mientras me sentaba.

-Calla idiota - dijo cariñosamente.

-Cuidado que quema - dijo la madre de Layla con la cacerola metálica llena de sopa en las manos.

Layla se sentó a mi derecha y su madre delante nuestro.

-¿Sabes que soy zurdo, verdad? - susurré a su oído mientras ponía mi mano en su muslo.

-¿Sabes que no estamos solos, verdad? - me quitó la mano y solté una mueca.

-Por cierto, ¿Como se llama tu madre? - reí a su oído.

-Sarah - sonrió y acercó sus labios a los mios.

-¿Y ahora qué estas estudiando, Justin? - interrumpió Sarah.

-Hace tiempo que dejé de estudiar - cogí la cuchara y empecé a tomárme la sopa.

-¿Entonces trabajas?

-Tampoco - reí.

-Algo tendrás que hacer para ganárte la vida - parecía enfadada.

-Déjalo mamá, creo que está buscando trabajo - casi me atraganto al oír eso - ¿Verdad, Justin?

-Si si - conseguí articular - Pero está difícil la cosa.

-¿Cuántos años tienes?

-Mamá! - intervino Layla.

-No importa, tengo 23 años.

-Es que parece un interrogatorio - le hechó en cara a Sarah.

Nos quedamos en silencio mientras seguíamos comiendo. Solo el ruido de las cucharas contra los platos de cerámica llenaban el comedor.

-Explícame qué demonios te gusta de mi hija, porque no lo entiendo.

-¡Esto es el colmo! - Layla dejó su plato en la mesa y subió corriendo a su habitación.

-¡Layla! ¡Ven aquí! - chilló su madre, pero ella la ignoró.

-Será mejor que me vaya - me levanté de la mesa.

-Será lo mejor - ella también se levantó y me acompaño hasta la puerta.

-Gracias por la comida - cogí mi cazadora y abrí la puerta.

-No hay de qué. Justin, sería mejor que no volvieras en unos días. Layla estará castigada.

-Supongo que vale - me puse la cazadora y puse mis manos en los bolsillos - Es perfecta.

-¿Qué?

-Que es perfecta dentro de su imperfección. Eso es lo que me gusta - me dí la vuelta sin esperar su respuesta y subí al coche.

Ella no tardó mucho en cerrar la puerta. Saqué el móvil y un segundo después recibí un mensaje de Layla donde me pedía perdón por lo ocurrido con su madre.

"No importa, ¿nos vemos mañana?" respondí. Mientras ella respondía decidí arrancar el coche y empezar a recorrer el camino de vuelta. "Lo intentaré" recibí su mensaje.

Empecé a tararear la canción que sonaba en la radio mientras me acercaba a casa.

-Mierda - frené en mitad de la calle.

Justo en la puerta de casa me esperaban Tyler, Matt y dos tipos más.

-Mierda mierda. ¿Qué hago? - intenté pensar rápidamente en una solución. Porque no creía para nada que estubieran ahí para hablar.

Abrí la guantera, saqué mi pistola 9 milímetros y me la guardé en uno de los bolsillos interiores de la cazadora.

Aparqué el coche justo delante de ellos, me puse las gafas de sol y salí del coche mientras intentaba mantener la calma.

-Por fin, llevamos horas esperándote - dijo Matt mientras hacia algunos malabares con un bate de béisbol.

Tenía la cara amoratada y el labio inferior hinchado por culpa de una herida. En la nariz tenía algunas gasas cubiertas por vendas y su pómulo presentaba un tono morado.

-¿Oh, de verdad? Siento haber tardado - sonreí - ¿Qué me he perdido?

-Tu funeral - soltó Matt mientras se acercaba a mi.

-¿Mi funeral? Me gustaría invitarte al tuyo - saqué la pistola y lo apunté justo en el pecho.

-Mierda - se detuvo y levantó las manos.

Pearls of EvilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora