Capitulo 27

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*Advertencia a personas sensibles: Este capitulo puede contener escenas eróticas. El capitulo 28 puede ser entendido sin necesidad de leer este.*

Ella empezó a subir las escaleras de su habitación y yo la seguí. Antes de entrar en su cuarto la cogí por el brazo para pegárla a mi y volver a besárla. Entramos en su habitación sin despegar nuestros labios.

La cogí en brazos por encima de mis caderas y me acerqué hasta la cama. La dejé caer sobre ella y me quité la camisa antes de volver a besárla.

-Sin prisas - susurró.

-Vale - besé su frente.

Me quité de encima suyo y ella se recostó antes de quitárse la camisa lentamente. La ayudé a acabar de quitársela y le besé el abdomen, a la altura del ombligo.

-Para, tengo cosquillas - me cogió por el pelo y me apartó la cara de su estómago para besárme de nuevo.

Recorrí su cuerpo con mi mirada en cuanto separamos nuestros labios. Un sujetador rojo con un lazo blanco cubría sus pechos y su cuerpo quedába bien definido debajo de su tez blanquezina.

-Tengo que llevárte a tomar el sol, estás muy blanca.

-Y tu demasiado idiota - sonrió.

Paseó sus dedos sobre mi pecho y mi abdomen varias veces. Dibujo circulos mientras me besaba con fuerza. Decidí deslizar mis manos hasta sus pantalones, pero antes me encontré con sus manos, que tratában de detenérme.

-Si no quieres dímelo ahora - mis palabras se ahogaron entre besos.

Sus manos recorriéron el camino hasta mis pantalones y los desabrocharon. Después volvieron de nuevo a mi pelo y yo mismo acabé de quitárme los pantalones mientras ella me miraba con los ojos encendidos de lujuria.

-Me vas a comer con la mirada - sonreí delante de sus labios.

-Es que estás para comérte - me dio un corto beso - Eres demasiado perfecto.

Me besó de nuevo y me dio un suave mordisco en el labio inferior, no pude resistirme ante eso. Le quité los pantalones tan rápido como pude y la senté a horcajadas sobre mi.

Me puse de pié y aguanté su peso con uno de mis brazos mientras que con el otro deshacía la cama. Esta vez me estiré lentamente y me hundí entre las sábanas. Ella se puso sobre mi y fue besando mi pecho hasta mi cuello, donde se aferró con fuerza.

-No me dejes marcas - sonreí.

-Eso quiero - succionó la piel de mi cuello de nuevo.

Recorrí su espalda hasta su sujetador y lo desabroché. Ella dejó de besárme y se tumbó junto a mi, esta vez fui yo el que intentaba dejarle una marca sobre la clavícula. Un pequeño gemido escapó de sus labios y me cogió por el pelo de nuevo.

-Te encanta mi pelo - me despegué de ella para mirárla.

-Demasiado - enredó sus dedos en mi flequillo y lo tiró para atrás.

Poca ropa nos separaba ya de estar completamente desnudos, así que decidí cambiar eso. Me quité la ropa interior y me puse protección, lo último que quería ahora era ocupárme de un niño, por ahora. Ella imitó mi gesto después de respirar hondo y me puse a horcajas sobre ella.

-No estés nerviosa - me apoyé con una mano sobre el colchón y con la otra empecé a jugar con uno de sus mechones de pelo.

Volvió a respirar hondo para intentar calmárse, tarareé una de sus canciones favoritas para romper la tensión.

-Vale - cerró los ojos con fuerza y apretó la mandíbula.

-No - abrió los ojos - Escúchame. Pon tus manos sobre mi, donde quieras - susurré.

-Está bien - enredó sus dedos en mi pelo.

-Piensa en otra cosa - intenté distraérla mientras me preparaba - Ahora no estás aquí, estás en otro sitio - no lo pensé dos veces.

Un pequeño gritó escapó entre sus labios y se aferró con mas fuerza a mi pelo.

-¿Duele? - pregunté, pero no me detuve.

Asintió y con mis manos quité las suyas de su pelo y las puse en mis espalda.

-Preriero que me arañes la espalda antes de dejárme calvo - bromeé para relajar la tensión, y funcionó. Ahora ya estaba completamente dentro de ella - Si te sige doliéndo paro.

-No no - negó con los ojos cerrados - Ahora ya no me puedo hechar atrás.

Mis caderas empezaron a marcar un ritmo repetitivo y sus uñas se clavaron con más fuerza en mi espalda. Ella soltó un gemido y yo un pequeño grito de dolor que me hizo curvar la espalda.

-Lo siento - sus manos fueron a mi pecho ahora.

Los minutos se convirtieron en segundos para nosotros, había caído la noche. Nuestros cinco sentidos estaban más vivos que nunca. Cada carícia, cada beso, cada susurro, el olor de sus sábanas y su perfume. Una carícia podia excitarla, un beso la llevaba al cielo, un susurro le erizaba la piel, su olor me parecía dulce como la miel.

Ahora en nuestro mundo solo existíamos nosotros. Quería que fuera perfecto para ella, y creo que lo conseguí antes de que el cansancio nos agotara.

Me estiré junto a ella, la abracé y le besé la frente. Me miró con sus profundos ojos azules y se tumbó boca abajo sobre mi pecho, con la respiración agitada y el pelo algo revuelto. Empecé a jugar con uno de sus mechones mientras me perdía en sus ojos.

-¿Qué te pasa? - susurró ella.

-Nada - sonreí como un bobo - Estoy cansado.

Se quitó de encima de mi y me dió un beso de buenas noches.

-Buenas noches - sonrió y cerró los ojos antes que yo.

-¿Duermes? - pregunté en un susurro.

-Aun no - sonrió - Duérmete.

-Te quiero.

-Yo también te quiero - abrió los ojos, me dió un beso y se acurrucó junto a mi.

Pearls of EvilTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang