Capitulo 7

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Durante los días siguientes me dediqué a vender drogas junto a Mike. Al principio no congenie realmente bien con Mike, pero no tardamos en entendernos y, por así decirlo, ser amigos el poco tiempo que permaneció con vida.

Llevábamos más de un mes viviendo en casa de Kate y por fin las cosas parecían haberse calmado en Estados Unidos, pero entre Kate y yo las diferencias se hicieron mayores, hasta llegar al punto de pelearnos cada día. Gran parte de la culpa la tendrían las drogas.

-Que a mi no me grites loca! - cerré las manos y las convertí en dos puños.

-Cállate joder! Estoy harta de tus malditas mentiras! - cogió un jarrón de cerámica y me lo lanzó con todas sus fuerzas. El jarrón se rompió contra mi cabeza.

-¡¿Pero que coño haces, maldita loca?! - me abalancé sobre ella con un cuchillo que cogí de la mesa y la arrinconé contra la pared. Noté como se deslizaban las gotas de sangre por mi frente.

-Justin! Suéltala! - Ryan vino corriendo hacia nosotros e intento separarnos mientras forcejeaba contra ella.

-Suéltame Ryan - Él me cogió la mano con la que empuñaba el cuchillo y me la torció hasta hacerme soltarlo.

-¿Estas loco? - dijo ya con el cuchillo en sus manos.

-Hijo de puta, querías matarme - ella se volvió contra mi en un intento de pegarme.

-Tu a mi también zorra - Ryan me agarró con fuerza por los hombros y me empujó para atrás.

-Justin lárgate, fuera. - Señaló la puerta - Espérame ahí fuera. Y tu, Kate, ve a tu cuarto y enciérrate allí, estás demasiado alterada.

El resto fue una constante discusión con Ryan. Él no dejaba de gritar pero yo tampoco.

-Estamos hartos de tu puto comportamiento. Ya no eres un crío, tienes 24 años y te has jodido la vida. Mírate, las drogas te han destrozado por dentro y por fuera. Has perdido peso, tienes ojeras y mal humor siempre. Y das pena, y en el fondo lo sabes.

Si, lo sabia. Pero no quería reconocerlo. Odiaba el mundo en el que vivía y me odiaba a mi mismo.

-¿Que quieres decir? ¿Quieres que me largue? ¿Que me suicide quizás?

-No Justin, joder - me cortó.

-Si me fuera vosotros podríais vivir vuestra vida.

-No existe un nosotros Justin. Siempre hemos sido colegas, no me sirve que ahora me digas eso. Se que no eres así, el Justin que yo conozco ya salio de esa mierda una vez.

-¿Y crees que podría volver a hacerlo? - Ni siquiera estaba seguro de mi mismo.

-Conozco a ese Justin y se que si - Dejé que se hiciera el silencio entre nosotros.

-Hay algo que debes saber.

-¿El qué? - se sentó en las escaleras, junto a mi.

-Mike esta muerto. Lo pillo la policía y le dispararon sin pensarlo dos veces.

-Por eso quiero que dejes esta mierda. No quiero verte muerto en cualquier cuneta.

-¿Sabes lo mucho que cuesta empezar de nuevo? - la rabia y la pena me comía por dentro.

-Si, lo sé. Y sé que este mundo no esta hecho para ti, ni para mi. Debemos hacer lo mismo que Kate, olvidarnos de nuestro pasado y empezar de nuevo.

-Toma - empece a sacar toda la droga que tenia en los bolsillos. Desde éxtasis hasta cocaína. - Tíralo tú, porque sé que yo no podría.

-Esto es un principio - se guardó las bolsitas en un bolsillo.

-¿Y la continuación?

-Pedirle perdón a Kate - se levantó y yo lo imité, poniéndome a su altura.

-Es una zorra, no lo merece y sabes que no será sincero.

-Vamos - entró él primero y yo detrás de él, ahora ya algo más calmado.

-Kate - la llamé y ella se acercó lentamente hasta la cocina, con pasos pequeños que parecían de bailarina - Lo siento.

-No lo dices de verdad.

-Ya sabes que no, has empezado tu cuando me has tirado ese jarrón a la cabeza - me crucé los brazos sobre el pecho.

-Te pediré perdón cuando dejes de traer drogas a mi casa - recalcó ese "mi" para que me quedara más que claro.

-Vale, hablaré con Dave - alzó una ceja - Es el jefe de nuestra mafia, por así decirlo. - Soltó un "ah" después de mi explicación.

-Más te vale - añadió al final - Sino ya sabes donde esta la puerta - giró sobre sus talones y se fue a su cuarto.

-Maldita hija de... - susurré.

Decidí ir a ver a la banda del difunto Mike, quería dejar aquel maldito negocio. El montón de pasta que había ganado era increíble, y si a ello le sumaba todo lo que había ganado durante mis antiguos negocios podría retirarme, por así decirlo. Aun soy joven, pero quizá sea hora de sentar la cabeza, ¿no? Las drogas siempre fueron peligrosas.

Salí a la calle en busca de Dave, aquel tipo que reconoció a Ryan en cuanto lo vió. Pasé unas cuantas calles hasta llegar al piso donde escondiamos la droga, nuestra propia plantación y las armas, nunca se sabe.

Llamé a la puerta, receloso y con miedo por la respuesta que me diera Dave. Entré al oír un “pasa” procedente del interior.

-¿Dave? - El piso estaba lleno de tipo que no había visto en mi vida. Me llevé la mano izquierda a la espalda, preparado para sacar mi arma.

-No, Justin! - Dave salió de entre la pequeña multitud – Vienen a hacer negocios.

-¿Seguro que son solo negocios? - susurré mientras me guardaba el arma de nuevo.

-Si, han llegado aquí diciendo que querían exportar cocaína por toda Europa – susurró mientras me llevaba a otra habitación. -¿Que querías Justin?

-Vengo a dejarlo.

-¿A que te refieres? Sabes que esta podría ser una gran oportunidad.

-Ya lo sé, pero... - en mi interior empezó una batalla entre mi promesa a Ryan y mi ambición por el dinero.

-Esto nos podría dar millones, Justin. ¿Sabes lo que supondría eso?

-¿De cuanto estamos hablando? Quiero números exactos. - Mi ambición necesitaba saber de cuanto se trataba.

-Sal conmigo ahí fuera y negociemos un precio con esos tipos.

Salimos de la habitación y Dave cambió de comportamiento radicalmente, ya no era aquel Dave amable, ahora era el jefe de una mafia francesa que se dedica a traficar con cocaína.

-Caballeros, antes de enseñaros la droga queremos un número – Él se puso delante de mi y me dejó a su espalda junto a John, otro de nuestros compañeros.

-El dinero no es problema, la pregunta es: ¿Podréis reunir los cinco kilos de cocaína para este viernes? - Cinco kilos era demasiado. Estamos a miércoles, será difícil conseguirlo en tres escasos días.

-Por supuesto – dijo Dave decidido.

-¿Estas seguro? - le susurré a la oreja.

-Podemos hacerlo, Justin – respondió sin despegar la vista de aquellos tipos.

Pearls of EvilOù les histoires vivent. Découvrez maintenant