Capitulo 30

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Me levanté a las 7 de la mañana y preparé un desayuno rapido para todos, algo de café y madalenas. La primera en levantárse fue Kate.

-¿Te ayudo?

-No hace falta - Debía preguntárle el porqué del beso. Es un ahora o nunca, pensé - Kate, quiero saber porque-

-¿El beso? - me cortó. Asentí - No le dés más importáncia de la que tiene. Te quiero y somos amigos.

-Me quieres como a un amigo, ¿no?

-Exacto - se sentó mientras yo servía los cafés.

-En el barrio dónde me crié no suele pasar eso. Los amigos no se besan, y menos siendo tú la novia de Ryan.

-¿Entonces si te digo que me dejé llevar por las emociones te sirve como excusa?

-No quiero una excusa para que me beses - susurré con rabia, aunque en realidad tenía ganas de gritar.

-Entonces te besaré sin más.

-No - grité - no quiero que vuelvas a hacerlo, eso es todo - dije mientras bajaba el volumen de mi voz.

-Maldita sea, Justin - dió un golpe seco a la mesa y se levantó - Eres irresistible - se me acercó hasta quedar a pocos centímetros de mi - Que al principio me odiaras te hace más interesante. ¿Porqué siempre deseamos lo prohibido?

-Porque está prohibido - me aparté de ella - Y lo seguirá estando. Pronto te irás a vivir con Ryan, no hagas algo de lo que puedas arrepentirte el resto de tu vida.

-Dejar que te vayas de mi lado, de eso me arrepentiría.

-No, hacerle daño a Ryan, de eso te arrepentirias. Él te quiere, y es mi amigo. Y, sinceramente, lo que tendría que hacer ahora es contárle el tipo de furcia con la que se va a vivir.

-Eres un hijo de puta - me miró con odio.

-Peleándo hasta el último día ¿eh? - dijo Ryan a mis espaldas.

-Es para no perder las viejas costumbres - me senté a la mesa.

-¿Porqué era esta vez? - se sentó a mi lado y Kate delánte de él.

-Ella insistía en quedárme con la casa y le he dicho que no - sonreí victorioso al ver como Kate se atragantaba con el café y me miraba con los ojos muy abiertos.

-¿Estás bien? - Ryan se dirigió a Kate y ella asintió - Claro que te la puedes quedar, ¿Dónde sinó vas a vivir?

-Pero Ryan - empezó Kate mientras seguía tosiendo.

-Es toda tuya Justin - Ryan me sonrió.

-Gracias - hice una amplia sonrisa antes de dar un largo sorbo al café.

La verdad era que Ryan y yo ya habíamos hablado sobre ese tema. Ellos no usarían aquella casa para nada, así que yo me la quedaría a cambio de "cuidársela", por así decirlo.

-Buenos días - apareció una Layla medio dormida por la puerta, me besó y se sentó delante de mi

-¿Que tal has dormido? - sonreí picaro.

-Bien - me guiñó el ojo y empezó a tomárse su café.

-No digas mentiras, no habéis dormido - rió Ryan.

-Ahí está la gracia, Ryan - dije con la boca llena de trozos de madalena - En dos horas y media sale vuestro vuelo. Ya podemos dárnos prisa.

-Voy a vestirme y empezaré a cargar las maletas en el coche - Ryan se levantó de la mesa.

-¿Estas bien, Kate? - dijo Layla después de otro trago de café con leche.

-Si - se levantó y me mató con la mirada - Perfectamente.

-Creo que me voy a vestir - me levanté y la seguí. La cojí por el brazo antes de que entrara en su habitación - Te guste o no, estoy con Layla y Ryan es mi amigo - susurré.

-Que te follen - me dió un golpe en el brazo y se soltó de mi agarre.

No le quise dar más importancia. No volveríamos a vernos, por tanto ya no me importaba lo que pensara de mi. Pronto estaría en un avión de camino a Zurich.

Pearls of EvilWhere stories live. Discover now