Capitulo 8

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Desprenderme de las drogas me era realmente imposible. El negocio de Dave, junto a aquellos tipos vestidos con chaquetas de cuero, funcionó. Y ahora no dejan de lloverle ofertas que trato de rechazar pero no puedo.

Estaba harto de dar vueltas en la cama. El reloj marcaba las dos y media de la mañana. Me levanté sigilosamente y caminé de puntillas en busca de una chaqueta y mis zapatos. Cogí las llaves y mi móvil, que estaban sobre la mesa de la cocina. Cerré la puerta principal detrás de mi con cuidado y empecé a caminar sin rumbo ni dirección.

Atravesé un parque y varias calles, todas ellas desiertas. Algo normal a las tres de la mañana. Pero me sorprendió ver una silueta cerca del puente de Meryland. Parecía una chica, con el pelo recogido en un moño despeinado, asomada al puente y mirando hacia el agua. 

Al acercarme a ella me dí cuenta de algo, llevaba puesto un pijama y estaba descalza.

-Oye! - intenté llamar su atención, pero no apartó la vista.

Seguí avanzando hacía ella y cuando estuve a pocos metros de ella me miró y empezó a subirse a la barandilla de hierro forjado. Se sentó en ella y dejó sus piernas colgando en el vacío. 

Llegué hasta ella con paso rápido.

-¿Que haces? - le grité cogiéndola por la cintura. Tiré de ella y no la solté hasta que sus pies tocaron el suelo. - Podrías haberte caído.

-Eso quería - me miró con los ojos rojos y llenos de lágrimas.

-¿Querías tirarte?

-Claro - se volvió a acercar al borde del puente - Si eres tan amable, no me lo impidas.

-¿Pretendes que haga ver que esto no esta pasando?

Se sentó en la baranda de nuevo y decidí que la fuerza bruta no sería la solución. Así que me senté junto a ella.

-¿Porque te quieres tirar? - miré el oscuro río que quedaba bajo nuestros pies.

-Son demasiados problemas juntos.

-¿Amigos? - asintió - ¿Familia? - asintió de nuevo - Apuesto a que no es para tanto.

-Si lo es.

-No quiero que me lo cuentes si no quieres pero, imagínate por un momento que te tiras. ¿Como reaccionaría la gente que te conoce?

-No harían nada.

-¿Y yo que crees que pensaría? Quizás me traumatices de por vida.

-Creo que existen psicólogos para eso - No le daba demasiada importancia a sus propias respuestas.

-Y para lo tuyo también.

-¿Sabes? - llamó mi atención - Empezar de nuevo, hacer ver que no te pasa nada, fingir una sonrisa y esconder unas lágrimas cuesta mucho. Y al final te cansa y quieres que se acabe ya, porque te rindes.

-Te entiendo - me dejó sin palabras y volví a fijar mi vista en el agua.

-No me entiendes - se inclinó hacia adelante.

-¡Si te entiendo! - se detuvo y hablé tan deprisa como pude - Estoy intentando dejar las drogas pero no puedo, quizás no se parezca a tu problema pero..

-¿Porque no puedes? - Se sentó más hacia atrás y pareció interesada en mi problema.

-Porque tengo la necesidad de tomarlas, simplemente no puedo, es más fuerte que yo.

-¿Lo haces para esconderte de algo? ¿Te refugias en ellas?

-¿Que quieres decir?

-Tu novia - empezó - ¿Que piensa de eso?

-¿A eso te referías? Pues bien, no tengo novia, mi amigo me odia por estar en esto y por atacar a la chica que le gusta con un cuchillo. Mis padres están separados y viven en América. Estoy solo.

-¿Y tu amigo también te ha dejado de lado?

-Me deja vivir en una casa, junto a él. - Empecé a frotarme las manos para entrar en calor.

-¿Tienes frío? - Ella también se frotaba los brazos.

-Si, así que, hazme un favor. No te tires. Así cada uno estará en su casa calentito - Me incliné para atrás hasta poder poner los pies en el suelo. Le dí la mano y ella hizo lo mismo.

-Me llamo Layla - dijo con los pies en el suelo.

-Justin. - A mi lado ella parecía más bajita - ¿Cuantos años tienes?

-18, en dos días será mi cumpleaños - empezó a caminar, y yo junto a ella.

-Que joven. Yo tengo 23. ¿Por eso estabas aquí? ¿Querías que coincidieran las fechas? - Una brisa nos agitó el pelo.

-Solo quería que no sufrieran más.

-Tirarte des de un puente a las tres y media de la mañana no ayuda demasiado, ¿no crees?

-Supongo que a ellos no, pero a mi si.

-Soy mayor que tú y, créeme, en la vida tendrás problemas peores que el que debes tener ahora.

Seguimos andando hasta cruzar el parque de antes.

-¿Quieres que te lleve? Te haras daño - Sin dejar que contestara, me detuve y la cogí del brazo.

-No voy a subirme a tu espalda, eres demasiado alto.

-Pues entonces. - la cogí en brazos y la subí a un banco - Ahora eres más alta, ¿subes? - No abrió la boca - Vamos, sube. ¿No te fías de mi?

-Si me quisieras matar no hubieras evitado que me tirara. Y supongo que te sobran las mujeres, así que no me violaras.

-Piensas demasiado, sube que te llevo - No dijo una palabra pero de un salto subió a mi espalda. - No pesas nada - Rodeé sus rodillas con mis brazos antes de dar un pequeño salto para acomodármela a la espalda.

-No me tires!

-Tranquila - empecé a caminar de nuevo hasta cruzar el parque entero - ¿Por donde voy ahora?

-Por la derecha - me peinó el pelo con las manos antes de ponerlas sobre mis hombros.

Seguí caminando con ella en la espalda. Antes de volver a preguntarle hacia donde debía ir, se quedó dormida en mi espalda.

-Layla - no me respondió.

Mierda. No sé donde vive, pero la casa de Kate queda aquí al lado. ¿Y si la llevo a casa y por la mañana la dejo en la suya? Me detuve en medio de la calle antes de tomar la decisión.

-Layla - lo intenté de nuevo, pero solo me respondió su respiración contra mi espalda.

Decidido. La llevo a casa de Kate y mañana podrá volver a casa. Intenté sacar el móvil de mi bolsillo. Las cuatro menos diez. No son horas para que llegue a casa.

Me dí la vuelta, volví sobre mis pasos y seguí caminando hasta casa.  

Cuando llegué a la puerta la abrí con cuidado y subí las escaleras. Realmente era ligera, casi como una pluma. Abrí la puerta principal y dejé las llaves con cuidado antes de cerrar la puerta. Intenté no despertar a Layla mientras la bajaba de mi espalda, para cogerla en volandas y dejarla en mi cama. 

La cubrí con las sábanas antes de dejar mi chaqueta y mis zapatos y salir de la habitación para acostarme en el sofá.

"Parece imposible. Durante estos últimos años me he dedicado a matar gente por dinero y hoy acababa de salvar a una adolescente del suicidio" pensé mientras me estiraba en el sofá. Intenté relajarme y conciliar el sueño.

Pearls of EvilWhere stories live. Discover now