Crown Onyx [2]

EL INICIO, OTRA VEZ

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NEW ORLEANS

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ADARA STONE

[5 meses después]

Lo entiendo, los hombres no se enteran de nada. Piensan que una mujer sola en un bar es una presa fácil, que busca un acompañante de una noche para pasarla bien. Creen que un "no" es un "Pregúntame hasta que acceda". Estoy harta de los hombres. Un hombre, llamado John, se me acercó por quinta vez en la noche, dejando ver su chequera y su caro reloj.

Tome un sorbo de mi vino, sabiendo que lo necesito de lubricante de garganta para darle mi quinto rechazo. Sentí su exorbitante perfume masculino quemar mis fosas nasales. Suspire cansada antes de echarle un frio vistazo.

— Aun no me dirás como te llamas, bonita— acaricia mi hombro descubierto.

Apreté los extremos de mi vestido, sintiendo como la sangre hervía en cada vena, no me gusta que me toquen, y menos desconocidos que podrían ser mi papá.

—¿Para qué? Seguirás llamándome bonita—Respondí cortante. —Te dije que no quiero estar contigo.

Él esboza una sonrisa sombría ante mi altanería, y muy pronto comencé a buscar con la mirada la salida mas cercana.

—Vamos— Insiste con agresividad, moviendo su cabello canoso a un lado para acercarse a mi oído, agarró mi brazo con su enorme mano cuando intente escapar—¿Dime tu precio?

Mi conciencia salta a luz, recordándome lo que el productor me dijo: tener bonita cara no significa nada si no tienes dinero para producir tu película. ¿Vender mi cuerpo para cumplir mi sueño? John sonrió vencedor al ver mi punto débil. Joder, le entregaría mi virginidad a un desconocido, que asco. Un escalofrió recorre mi espalda, imaginándome esas asquerosas escenas.

A punto de abrir la boca, una figura alta y delgada se interpuso entre ambos, emanaba tanta seguridad que me intimido ver su espalda; baje mis ojos a las puntas de mis tacones negros. Su cabello negro era hasta la cintura, con ese color rojo en su vestido lo hacía ver más reluciente y sedoso, baje a sus piernas largas y de piel oscura.

—Te dijo que no—Espetó con voz femenina y un poco ronca.

Mi corazón acelerado no me permitió mover un musculo, eso me produjo esa voz intimidante.

— ¿Y quién eres tú? — Cerré mis ojos al oír el violento tono de John.

—Amina Belanger, un gusto— La chica tomó la mano del tipo y la sacudió con fuerza, pude ver la clara mueca de dolor en el hombre ante el apretón— Ahora escúchame bien, John—Dio un paso al frente, quedando a centímetros del John— buscaras el edificio más alto de la ciudad y te lanzaras del ultimo piso ¿Entendiste?

Asome aún más mi cabeza sobre el hombro de la mujer. John parecía perdido en la mirada de la extraña, sus ojos cafés resplandecieron de obediencia.

—Entendido— Respondió él sin titubear.

¿Qué clase de trampa es esta? John dio media vuelta, se encaminó a la salida, tal y como un soldado al recibir una orden de su superior, rígido y decidido a complacerla. Pasé saliva viendo como mi salvadora se voltea hacia mí. Una oleada de calor invadió mi cuerpo al ver esos potentes ojos verdes, que resaltaron más que nada en su rostro.

—Debes enseñarme a hacer eso— Reí nerviosa.

Sus gruesos labios se expandieron en una pequeña sonrisa.