Crown Onyx [2]

CAPÍTULO 2

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MARDI GRAS

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DIANA FAVRE

Hoy es Mardi Gras.

Icónico martes antes de lo que los humanos llaman "Semana Santa". El día de la glotonería y libertinaje. Es mi primer carnaval en la vida, y días antes estaba delirando de la emoción que eso me causaba.

Jessica y yo queríamos un descanso de todo, ser una pareja normal, con problemas netamente cotidianos, y citas clichés bajo la luna. No hay nada que desee más que una vida normal. Lastimosamente mi vida era un caos sobrenatural digna de película para adolescentes.

Mis rodillas tocaron el suelo, deslice el bote de helado de menta con chispas de chocolate dentro de la celda, alzando la cuchara para que la alcanzara. Alzó una ceja viendo mi mano entre medio de los barrotes.

Su cabello estaba pegado al cráneo por el sudor, de su nariz salía un oscuro líquido, sangre seca, la mejilla izquierda estaba hinchada y con un corte leve igual que su labio inferior.

—Come, antes que llegue Jessica— Le pido.

Sus ojos verdes destellaron extrañamente al sonido de mi voz. Por instinto cuando ella se abalanzó a toda velocidad hacia mí, tire la cuchara alejándome de los barrotes. Ella toma el helado y la cuchara, se lleva el primer bocado a la boca, sin despejar los ojos de mí.

—En tu departamento había muchos de esos en la heladera, supongo que es tu favorito— Mencione, me ignora deliberadamente— ¿Te duele aun?

Se lleva una cucharada enorme a la boca.

—No—Responde roncamente.

Abrí mi bolso.

—Si quieres puedo pasarte vendas y alcohol...—busque rápidamente las cosas para no hacerla esperar.

Me interrumpe—No.

Respiré con profundidad, y tuve que morder mi lengua para no soltar una grosería. Ella vuelve a la esquina más lejana de celda, devorando el helado con lentitud. Medite unos segundos la idea de acercarme, claro, a los barrotes, me arrastre un poco hacia Amina.

—Oye... yo quería—Trate de hablar, mientras jugaba con los cordones de mis zapatillas.

Ella bufó burlona, y levante la mirada.

—¿Tienes cigarrillos? —Vuelve a interrumpirme groseramente.

Compartimos una mirada fugaz, donde ella señalo a mi lado derecho con sus ojos. Asiento ante su pregunta, abrí mi bolso, esculcando en todas las porquerías que traía, en busca de los cigarros y el encendedor.

—Tengo de blueberries y fresa—Le ofrecí. A pasos lentos, calculables para ella, se me acerco, viendo de extraña forma mi muñeca. Sentí mi garganta seca cuando me fijé bien, en mi piel blanca, se podía ver mis venas. — Amina.

Ella levantó la mirada, y vi el destello negro ocultarse en sus pupilas, ese que solo aparece con el instinto depredador en los vampiros a punto de atacar. Toma un cigarrillo azul, poniéndoselo entre los dientes, y al instante retrocedí.

Saque el encendedor, lo aferre con fuerza mis dedos y lo encendí extendiéndolo entre medio de los barrotes. Amina puso la punta de su cigarro en el fuego, observando la llama con concentración.

Quizás estábamos a centímetros de distancia, con una barrera metálica que nos separaba, pero la sentí demasiado cerca, más como ella y no como la asesina loca. Relaje mis hombros, viendo como de esos labios salía una liguera capa de humo, esboce una sonrisa.