CAPÍTULO 5

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¿LOS INOCENTES MUEREN?

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Dos días después. New york.

AMINA BELANGER

Gimió fuerte aferrándose a mis brazos, mientras yo seguía bebiendo de su cuello. Apreté su cintura, estando a punto de saciarme de su A positiva, mi favorita, y más cuando esta tibia. Guarde mis colmillos, lamiendo mis labios, sintiendo como mi cuerpo revivía de la ayuna. La castaña me miro con sus ojos de un brillo deseo, limpie la sangre que salía de los agujeros que deje en su cuello con mi pulgar y sonreí.

—Olvida esto y vuelve a trabajar— La hipnotizo.

Ella asiente, caminando hasta la entrada trasera del bar, me voltea a ver, la salude con mi mano sacudiendo los dedos y suelta una risita. Apague mi sonrisa cuando desapareció por la puerta.

Se oyó el sonido de tacones calmados detrás de mí, en la oscuridad de callejón, unas manos me estamparon contra la pared con una violencia sobre natural. Su cabello negro azabache estaba perfectamente peinado, siempre tan distinguida. Sus manos tomaron mi cuello con dureza, mientras esos ojos azules me fulminaban, tal y como los recordaba, profundos y oscuros.

—Definitivamente tu no cambias, Belanger— Espetó. —¿Te comerás a todo mi personal otra vez?

Solté una sonrisa torcida.

—¿Me extrañaste, bonita?

Sus labios rojos se extendieron en una sonrisa, se abalanzó sobre mí con agresividad, besando los restos de sangre que quedaba en mis labios. Me traía tantos recuerdos ese perfume suave y sensual, la siento sonreír con satisfacción al darse cuenta de que sus técnicas todavía funcionaban a mí.

—Eres una ingrata, ni una llamada en cuarenta años— Reclama, quitando bruscamente mis manos de su cintura.

—¿Puedes creerme que no recordaba tu número, Helena? — Alzó una ceja.

La detallo con ese vestido rojo, apretado a su figura curvilínea, su piel negra y ojos azules la hacían ver espectacular.

—Aprendí a no creerte nada hace cincuenta años, Amina Belanger— Comienza a caminar— ¿Que te trae por aquí? Porque no creo que sea para pagar la pensión de Richard.

Arrugue la nariz, incredula.

—¿Ese gato todavía existe? —Reí.

Subimos las escaleras hasta la puerta, ella me miro con seriedad, antes de abrirla. Guarde mis manos en la chaqueta, y gire por ultima vez al callejón vacío, observando hasta el ultimo rincón.

—Nuestro hijo, y sí—Ruedo los ojos— Una bruja sin su gato negro, es como un vampiro sin colmillos, amor mío.

Entramos, rápidamente el olor a tabaco caro y perfumes elegantes atacaron mi nariz. Un insoportable rojo vino tapizaba las paredes y el piso. Cuadros de diferentes épocas colgaban por el lugar, como trofeos, mostrando todo lo que no pudo derrumbar el nido de los vampiros y brujos que solo quieren despegarse de todas las reglas que nos rigen, y recordar los viejos tiempos. Unas meseras me saludaron, pero Helena las ahuyenta de inmediato.

—Las quiero lejos de esta mujer, las dejara con un viejo gato y unas ganas bestiales por más— Espeta ella.

Subimos por la escalera de caracol hasta su gran oficina, llena de nostalgia de esas noches, que dudo tener ganas de recordar.

Crown Onyx [2]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon