CAPÍTULO 26

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EN MEMORIA DE NARA

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Tú me debes un corazón ¿Cómo arreglamos eso?

Toma mis muñecas y con fuerza las pone arriba de mí, intento soltarme dando patadas, pero Adam se sube encima de mi.

La alfombra de esta lúgubre mansión me lastima la piel, y me hizo soltar un sollozo

—Aceptaras tu lado demoniaco. No descansaras hasta completar la transición. — sus ojos me consumen y dejo de luchar, mientras el suelta mis muñecas, yo me sumergí en el negro de sus ojos.

—Debo completar la transición—Dije. Siguió susurrando en mi oído— Matar a uno de cada copia. (Hibrido, licantropo, vampiro)

—Y luego de eso...

La hipnosis fue mas fuerte que yo porque sus ordenes, ahora son ley y hare lo que él dictamine.

—Me suicido—Respondí.

Apreté la bolsa de sangre entre mis manos, sintiendo mi cuerpo renacer. Pero el gusto no duro mucho, porque la ultima gota secó mi paladar. Observe la heladera y las bolsas vacías, la ración de todo un mes para los vampiros del castillo me lo había acabado en una noche.

Y seguía teniendo hambre.

Mucha hambre.

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Al día siguiente...

AMINA BELANGER

Esto me esta hartando.

Abrí el bote de gasolina y comencé a rociarla por todo su cuerpo, la estaca de madera en su corazón pronto se quebraría y le dará paso para que reformara su maldito corazón. Lance el bote a una esquina de la habitación, y tome el lanza llamas. 

Apunte al cara de Adam, y lo encendí, rápidamente las llamas se apoderaron de todo su cuerpo, que colgaba de unas cadenas suspendidas. No me detuve hasta que se cumplieran tres minutos. Lo observe unos segundos, el fuego se consumió, y me mostró un Adam intacto, sin un quemadura.

—Carajo— Gruñí.

Atlas se incorpora a mi lado, y analiza detenidamente el cuerpo de Adam.

—Comienzo a creer que es indestructible— Exclamó con sarcasmo.

Deje el lanza llamas recostado en la pared.

—No podemos seguir así—Espeta Atlas. —Llevamos horas intentando matarlo, usamos acido, cuchillas, torturas japonesas, lo tiramos del puto techo y el maldito "sigue en pie" ¡Incluso cuando intentamos cortarle uno!

—Estamos perdiendo el toque, hermano— Admití.

Oí la puerta del vestíbulo abrirse, y unas voces, las reconocí de inmediato, eran Jessica y Cyprian. Atlas da un suspiro, antes de seguirme hacia la sala de estar de la mansión de verano. Me detuve un segundo, dándome cuenta que solo eran ellos dos. Fruncí el ceño, sintiendo una opresión el pecho. Atlas me da un golpe en los hombros, y me señala la entrada del salón.

Pase mi mano por la mandíbula, tratando de ocultar mi expresión de decepción, y entre. Jessica estaba sentada en un sillón frente a las grandes ventanas que daban al piscina, creí que con Diana a su lado se le quitaría ese semblante serio y frio, pero al parecer había empeorado. Atlas hace una mueca y va a servirse un trago de sangre.

Crown Onyx [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora