♡ Extra, parte 2 ♡

2.5K 200 213
                                    


─•─ ♡ ─•─

CUANDO ME DI CUENTA DE LO DIFÍCIL QUE SERÍA VIVIR SIN TI.

─•─ ♡ ─•─


AMINA BELANGER

Toque la campanita dos veces que estaba en el mesón de la represión del viejo edificio. Veo que la pelinegra me ignora, y vuelvo a tocarlo con insistencia. Suelta un gruñido de exasperación, y voltea a ver, enojada.

—Es que eres un auténtico dolor en el culo. — Le guiño el ojo. Suspira dramáticamente. — Creí que solo venías en tu noche libre, es raro ver a las ratas caminar a plena luz del día.

—Me dieron el día. —Respondo, encogiéndome de hombros. Rosario rueda los ojos.— Cariño, crees que podrías desactivar las trampas para vampiros, no quisiera pulverizarme antes de verla.

Ella se cruza de brazos.

—¿No crees que tu supuesta investigación sobre el paradero del animal de tu hermano ha durado mucho? La muchacha apenas tiene 20 años—Cuestiona toscamente. —Sabes muy bien que no está preparada para una hija de puta como tú que no tiene noción del daño que causa la hipnosis vampírica prologada y ni hablar del daño sentimental—relame sus labios— Helena todavía espera que la llames.

—Ahora intentamos terapia de regresión, algo más espiritual, me entiendes— Miento con una sonrisa divertida. — Enciendo un incienso, luego tomo un péndulo y lo balanceo frente a sus ojos, pero no logro que pasemos del día en el que casi tiro a tu esposo del último piso.

Se tensa visiblemente, entendiendo mi amenaza. De debajo del mesón, saca unos amuletos, esparce unos hechizos en ellos, y las trampas se desactivan.

—Gracias, Zelda, veré si por ahí encuentro a tu gato parlante. —Me burlo.

—Vete a la mierda, Belanger.

Me encamino a las escaleras.

— Cuando te vayas dejame hacerte una limpia de salvia para los olores. —Dice. Me detengo abruptamente y aprieto mis puños— No queremos que la Alfa suprema sepa que no has querido llevarle a su luna, y además de que te la coges.

Decido ignorarla, sin embargo luego me encargaría de ella. Llego a la puerta de su departamento en un instante, y la toqué. Fruncí el ceño al no escuchar ningún ruido. Las palabras de la bruja comenzaron a carcomerme la cabeza con suposiciones estúpidas. Entro al romper la cerradura, su departamento estaba desordenado, pero el desastre habitual.

—¿Diana?— Pregunto.

Escucho ruidos en su baño, entro al pasillo a pasos sigilosos.

—¿Rulos?—Vuelvo a preguntar, esta vez frente a la puerta del baño.

—¡No entres!—Grita desde adentro.

—¿Qué paso? ¿Estás bien?— La oigo sollozar.— Oye, me estás preocupando.

—Lo dejamos para otro día—Pide. —Estoy indispuesta.

Levante mi ceja.

—Eso no es cierto—Asegure.

—¿Y tú como sabes?—Espeta alterada.

Relamí mis labios, sabiendo que metí la pata.

—¿Intuición femenina?—Trate de sonar convincente, pero mi tono me delataba, la escucho gruñir — Okay, Diana, me iré, pero primero abre la puerta para asegurarme de que estás bien.

Suelta un resoplido.

—No te burles, por favor—Rogó con un tono de voz muy bajo. —Quería tener el pelo lacio para nuestra cita, y fui a la tienda a comprar un tratamiento para alisarlo. Y ya sé que debo leer y no guiarme por las imágenes, pero era un perrito con peluca.

Crown Onyx [2]Where stories live. Discover now