017. NOS ENCONTRAMOS CON LAS OVEJAS ASESINAS

290 33 7
                                    

Percy.

Si piensas en la «isla del monstruo», te imaginas un montón de rocas escarpadas y huesos esparcidos por la playa, como en la isla de las sirenas.

Pero la isla del cíclope no tenía nada de eso. Sí, vale, había un puente de cuerdas sobre un abismo, lo cual no era buena señal. Venía a ser lo mismo que poner una valla publicitaria que advirtiese: «Algo maligno vive aquí». Pero el lugar, aparte de eso, parecía una postal caribeña. Tenía prados verdes, árboles de frutas tropicales y playas de arena blanquísima. Mientras navegábamos hacia la orilla, Annabeth inspiró profundamente aquel aire perfumado.

"El Vellocino de Oro" dijo.

Asentí. No lo veía aún, pero percibía su poder. Ahora sí podía creer que el Vellocino era capaz de curar cualquier cosa, incluso el árbol envenenado de Thalia.

"¿Se morirá la isla si nos lo llevamos?" inquirió Zashenka.

Meredith meneó la cabeza.

"Perderá su exuberancia, eso sí. Y volverá a su estado anterior, fuera cual fuese."

Me sentí un poco culpable por destrozar aquel paraíso, pero me recordé que no teníamos alternativa. El Campamento Mestizo corría peligro, y Tyson aún seguiría con nosotros de no haber sido por aquella misión.

En el prado que había al pie del barranco, se agolpaban varias docenas de ovejas. Parecían pacíficas, aunque eran enormes, tan grandes como hipopótamos. Más allá, un camino subía hacia las colinas. En lo alto de ese camino, cerca del borde del abismo, se levantaba el roble descomunal que había visto en sueños. Había algo dorado que relucía en sus ramas.

"Esto es demasiado fácil" dije "¿Subimos allí caminando y nos los llevamos?"

"Eso seria demasiado fácil para ser verdad." aclaro Zashenka.

Annabeth entornó los ojos.

"Se supone que hay un guardián. Un dragón o..."

Justo en ese momento surgió entre los arbustos un ciervo. Trotó por el prado, seguramente en busca de pasto, y de repente todas las ovejas se pusieron a balar y se abalanzaron sobre él. Ocurrió tan deprisa que el ciervo se tambaleó y desapareció en un mar de lana y pezuñas.

Hubo un revuelo de hierba y mechones de pelaje marrón.

Unos segundos más tarde, las ovejas se dispersaron y volvieron a deambular pacíficamente. En el sitio donde había estado el ciervo sólo quedaban un montón de huesos blancos.

Los cuatro nos miramos.

"Son como pirañas" mencione. "Pirañas con lana. ¿Cómo vamos...?"

"¡Chicos!" Meredith ahogó un grito y me agarró del brazo "Miren"

Señaló hacia la playa, justo debajo del prado, donde un bote había sido arrastrado hasta la arena... El otro bote salvavidas del CSS Birmingham.

* * *

Llegamos a la conclusión de que era imposible atravesar aquel cerco de ovejas carnívoras. Annabeth quería deslizarse por el camino con su gorra de invisibilidad y hacerse con el vellocino, pero la convencimos de que no saldría bien. Las ovejas podían olerla, o aparecería otro guardián, cualquier cosa. Y si ocurría algo así, los demás estaríamos demasiado lejos para ayudarla. Meredith, en cambio, propuso lo mismo pero esta vez usando su yelmo, lo consideramos por un instante, ella podría llegar, las ovejas no la sentirían por el poder del yelmo, pero cuando busco entre sus cosas, este había desaparecido.

Percy Jackson y El Mar de los Monstruos || Percy Jackson Y Tu ||  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora