42. La misión

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Hay una abertura en las cortinas que permite que el brillante sol de la mañana se filtre y baile en la cara de Dylan. Él suspira, pues sabe que ha llegado el día de su próxima misión. Sin abrir los ojos, busca a tientas a su alrededor para rastrear el calor y las curvas de su querida señorita.

¡¿Dónde está?!

Abre un ojo y se da cuenta de que Yue está a medio metro de distancia en la enorme cama tamaño king.

¿Por qué está tan lejos?

Así no sirve. Yue debe estar más cerca, mucho más cerca. Pero ¿qué hora es? Puso la alarma a las 9.30 de la mañana y no ha sonado, por lo que debe ser más temprano. Dylan se da la vuelta y entreabre los ojos para enfocarse en el reloj que descansa sobre la mesita de noche: 9.05 am. Es más temprano de lo que pensaba, pero no tanto como para no poder despertar a Yue. Tienen una media hora de sobra... Mmm... ¡Interesante! Pueden pasar muchas cosas en 30 minutos, ¡muchas!

Dylan se arrastra más cerca de Yue y la persuade suavemente a sí para acurrucarla dentro de su cuerpo. Le hociquea el cuello, respira su aroma y derrama pequeños besos en su nuca y hombros.

La piel de Yue cobra vida y ella gruñe y protesta, esperando que Dylan deje de hacer lo que está haciendo y la deje dormir un poco más. Dado que su cuerpo es demasiado sensible a todo lo que tiene que ver con él, si continúa, Yue no tendrá ningún remedio.

Dylan sonríe. "Eres como un lindo cachorrito que no asusta ni a una mosca..." le susurra seductoramente al oído en respuesta a sus quejas. Le encanta provocarla y no se va a detener. Ya durmió lo suficiente de todos modos.

La mano de Dylan le baja las tiras de un lado del camisón hasta el final del brazo y empuja la tela hasta la cintura de Yue, permitiendo que su torso quede medio expuesto, su montículo izquierdo libre y visible. Espléndido. Poco a poco, obtendrá lo que quiere. Siempre lo hace.

Yue siente caricias plumosas en su brazo y pierna, su camisón convenientemente apilado en su cintura, besos cálidos y blandos en su cuello...

"¡Ay! ¡Nunca me dejas dormir!" se queja y se retuerce sin estar completamente despierta, percibiendo que se le despoja de su fuerza de voluntad al mismo tiempo que de su ropa.

La respuesta no es la que ella aguardaba. Los labios de Dylan le mordisquean la curva del cuello hasta la oreja y Yue se rinde. Sus marcas de amor son demasiado incitadoras para ignorarlas.

"Dormiste bastante. 8 horas son más de lo que necesitas. Tenemos una misión pronto y necesitamos aliviar un poco la tensión... ¿Recuerdas cuál es el mejor método para calmar la tensión?" murmura traviesamente.

¿Cómo podría Yue olvidarlo? Puede que no lo admita ahora que su cerebro todavía está nublado y somnoliento, pero la pintura fue de hecho un gran alivio hace aproximadamente 2 semanas, como bien había indicado Dylan.

Como Yue sigue con los ojos cerrados, Dylan adopta un enfoque diferente. Necesita reactivarle el cerebro. Además, ha sentido curiosidad por este tema: "Dulzura, he querido preguntarte hace tiempo, ¿por qué siempre hueles a talco para bebés?"

Se escucha una risita y eso es bueno. La adorable cachorrita ya no está tan enojada.

Yue respira hondo y responde sin levantar los párpados. "Es porque uso colonia para bebés".

"¡Oh!" Dylan arruga las cejas. "¿Y eso por qué?"

"Porque es barata y huele bien. Es todo lo que puedo pagar".

"Pero yo puedo comprarte todos los perfumes que quieras", explica Dylan en un tono que sugiere que no entiende por qué Yue no había mencionado esto antes.

Amor criminalWhere stories live. Discover now