54. Placentera interrupción

89 9 7
                                    

El día siguiente

Son las 5 de la mañana y la alarma del teléfono de Yue pita sutilmente -lo puso a bajo volumen a propósito- porque es hora de salir a correr.

Puesto que su cerebro está acostumbrado a ese sonido, Yue abre inmediatamente un ojo y estira el brazo para interrumpir el ruido y evitar que moleste a Dylan.

Por lo general, Yue se queja y chilla por tener que despertarse tan temprano, pero Dylan finalmente está a su lado hoy y todo lo que ella quiere hacer es sonreír por dentro y por fuera. Su corazón rebosa de felicidad esta mañana, como si hubiera encontrado la pieza que le faltaba.

Yue se da la vuelta en la cama y se entretiene al verlo. La cara de Dylan está de lado, aplastada en la almohada, su cabello negro, brillante y desordenado contrasta con las sábanas blancas; su boca está presionada en una línea plana y su pecho desnudo sube y baja, sube y baja. Llevaba una camiseta cuando se acostó, pero el aire acondicionado de Yue no está configurado para un hábitat de pingüinos como el de Dylan, por lo que se sintió acalorado en algún momento y se deshizo de todo. Sí, se quitó toda la ropa. Yue se da cuenta de este hecho intrigante cuando sus ojos viajan por su cuerpo, apreciando su belleza, y se detiene entre sus caderas.

Oh, vaya.

La sábana apenas oculta su área más masculina y Yue se tapa la boca con la mano para evitar que se le escape un chillido. ¿Realmente tiene que salir a correr hoy? Sí, qué desgracia. Porque, si no lo hiciera, Dylan ciertamente se iría a su apartamento de nuevo. Tal vez puedan tirar o regalar esa cama, Yue malvadamente planea, para que él nunca pueda volver a dormir allí. Jamás.

Cuando Yue finalmente reúne la fuerza de voluntad de dejar la cama y dirigirse al baño, Dylan hace una sonrisita pícara. Ha estado despierto desde el primer pitido del celular, como era de esperar. Su sueño ligero no le permitiría lo contrario. Y luchó con todas sus fuerzas contra el impulso de tomar a Yue en sus brazos y arrancarle el pijama.

Tan pronto como Yue se va, Dylan se tambalea hacia el baño y en el camino se tropieza con la mesita de café porque sus ojos estaban casi cerrados y aún no está familiarizado con el nuevo entorno, especialmente en la oscuridad.

"¡Argh! ¡¡¡Su madre!!!"

Dylan se paró de la cama porque necesita hacer pis y desea cepillarse los dientes y usar enjuague bucal; de esa manera, cuando Yue regrese, podrá besarla sin el desagradable aliento matutino. Es cierto que en el ático se han besado y pintado tan pronto como han abierto los ojos por la mañana, sin que el olor les importara ni por un segundo, pero esta es una ocasión especial, digna de cierto esfuerzo.

Una vez que la cabeza de Dylan está de vuelta en la almohada, se duerme rápidamente. A pesar de que no se pone gruñón por las mañanas como su amada esposa, realmente detesta despertarse a horas inhumanas, como las 5 am.

Afuera

El aire fresco acaricia el rostro de Yue mientras sus pies golpean el suelo paso tras paso. El cielo está oscuro porque el amanecer no llegará hasta dentro de una hora y media, pero a ella le gusta así. Nadie la está mirando y las calles están tranquilas. Además, no hay gente extraña tan temprano en el día.

El cabello de Yue está recogido en una cola de caballo; lleva un sujetador deportivo blanco, una camiseta negra sin mangas y pantalones cortos negros, el sudor le gotea por la frente y la espalda, y ella inhala y exhala por la boca para permitir que entre más oxígeno en su cuerpo que alimente sus músculos.

Normalmente, Yue corre de 5 a 6 kilómetros cada vez, lo que le toma unos 45 minutos, por eso siempre regresa a casa alrededor de las 6 am. Sin embargo, hoy se esfuerza por ir un poco más rápido para poder volver antes. Como sus piernas son pequeñas, no hay mucho que pueda hacer para ahorrar tiempo, y tal vez esos 5 minutos no hagan mucha diferencia al final, pero la idea de tener a Dylan en su cama hace que quiera regresar lo antes posible.

Amor criminalWhere stories live. Discover now