57. Premio inesperado

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Lunes por la tarde

Yue abre la puerta principal de su apartamento, aunque prefiere llamarlo "nuestro hogar" desde que Dylan se mudó con ella, y un agradable aroma a limpio y a lavanda la invade. Da un par de pasos hacia adentro e inhala profundamente con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa.

"¿Qué es ese olor? ¿Por qué se siente todo tan limpio?"

Cuando Yue abre los párpados nuevamente, sus ojos notan un difusor de aceites esenciales enchufado encima del mostrador de la cocina, vaporizando el relajante aroma. Consciente del hecho de que Dylan debe ser responsable de la tan encantadora circunstancia, Yue se da la vuelta y se topa con él, porque estaba parado justo detrás de ella.

Una sonrisa de satisfacción aparece en el hermoso rostro de Dylan y coloca sus manos cómodamente sobre la pequeña cintura de Yue. "¿Estás contenta?"

"¿De que la casa está linda y perfumada? ¡Sí!" Yue da pequeños brincos de emoción. "Pero ¿cómo hiciste?"

"Bueno, ¿recuerdas que Sandra dijo que necesitaba más trabajos de limpieza?"

"Oh, cierto. ¿Le pediste a ella que viniera?"

Dylan asiente. "Las primeras dos semanas aquí juntos fueron demasiado agitadas, galletita. No podemos manejarlo todo sin ayuda. Entonces, ella va a venir los lunes para convertir este apartamento en el símbolo de la pulcritud".

"¡Guau!" Yue mira a su alrededor y se da cuenta de que Sandra hasta ha lavado su ropa sucia y la dejó planchada y doblada sobre la cama. Es un sueño hecho realidad porque de veras había estado demasiado agotada para limpiar adecuadamente. "¡Es increíble! ¡Este lugar nunca ha estado tan impecable!"

Yue se lanza de vuelta hacia Dylan y se le echa encima, envolviendo su cuerpo con fuerza alrededor de él.

"¡Ay!" exclama él ante el impacto y se ríe inmediatamente después. "Me alegro de que te haya gustado la sorpresa". Dylan le besa la frente y Yue levanta el rostro para mirarlo con ojos agradecidos.

"Eres tan considerado. No puedo creer lo fantástico que eres", admite ella con la voz un poco quebrada.

"¡Detente! ¡Nada de llorar!" Dylan le advierte, la baja y le da una nalgada juguetona, como siempre lo hace. "Ve a darte una ducha. Yo iré a mi casa y seleccionaré la ropa para la semana".

Cuando Dylan comienza a alejarse, Yue hace una mueca y de pronto grita: "¡Didi!"

El hombre se detiene. ¿Qué hice ahora?

"¿Quién limpia tu apartamento y te lava la ropa?" Yue acaba de darse cuenta de que la casa de Dylan está permanentemente ordenada y su ropa siempre limpia y presentable, pero él nunca hace los quehaceres.

Dylan chasquea la lengua y sus labios se fruncen en una sonrisa lateral engreída. Se da la vuelta lentamente y se aparta un mechón de cabello de la cara soplándolo, con una postura confiada. Yue siente que se le caen las bragas... ¡Recórcholis! Es tan débil frente a él.

"¡Dime!" se las arregla para exigir ella, gobernando a sus enclenques rodillas, con las manos en las caderas.

"Galletita, es elemental: tengo Minions". Dylan ahoga una carcajada y desaparece ágilmente. Le encanta burlarse de ella: vive de sus expresiones desconcertadas.

¡Qué insoportable!

◇◇◇

La televisión está encendida en el apartamento de Yue y Dylan está lavando los platos mientras escucha el canal de noticias a lo lejos.

Amor criminalWhere stories live. Discover now