66. Hacia adelante

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Tres semanas después

Yue y Dylan han estado ocupados organizando la boda —aunque es en realidad una renovación de sus votos, pero solo unas pocas personas lo saben— y preparándose para el encuentro de Dylan con el FBI, pues, al final, Sofía obtuvo lo que pretendía. Dylan siempre dice que la mujer es un tiburón.

Por cierto, César llevará a cabo la ceremonia de renovación de votos y la fiesta será en el Hotel Fontainebleau, el cual queda frente al mar. ¡Para algo viven en Miami Beach!

La pareja se mudó oficialmente al ático, pero Dylan tiene un regalo de bodas sorpresa para Yue y espera que le guste, porque la idea de vivir en el pent-house con un bebé le da escalofríos. ¿Qué pasa si se distraen —en su mente, tal distracción siempre implica besuquearse o pintar con Yue— y el niño salta por la ventana? No, no, no. Una casa, en la planta baja, es mucho más segura para un niño.

En este momento, Yue y Dylan se están alistando porque tienen una reunión con Sofía para discutir algunos detalles antes del encuentro con el FBI que tendrá lugar mañana. Yue no puede asistir a esa reunión en particular; sin embargo, acompañará a Dylan hoy porque ya no le permite estar a solas con Sofía. No importa cuánto los ayude la mujer, Yue todavía no confía en ella.

¡No en un millón de años!

Yue está frente al espejo, examinando cómo se ve con el vestido corto tejido que eligió para la reunión. Sabe lo mucho que Dylan se babea por sus piernas, que no logra resistirse a tocar sus muslos aterciopelados; por lo tanto, este vestido asegurará que su mente esté enfocada en su esposa y en nadie más. Pero, en caso de que sus piernas no lo entretengan lo suficiente, Yue se ha puesto una camisa blanca manga larga que convenientemente dejará un poco desabrochada para exhibir un escote tentador. ¡El pobre no tendrá escapatoria!

Yue sonríe con picardía mientras analiza con orgullo sus curvas y se pasa las manos sobre su femenina cintura. ¿Sofía quién?

Cuando está a punto de quitarse los calcetines de casa –sus pies siempre están fríos en el hábitat de los pingüinos que es el apartamento de Dylan– suena su teléfono. Rápidamente se precipita a la mesita de noche para agarrarlo y se paraliza al leer la notificación:

《 ¿Olvidaste ingresar tu período? 》

Oh oh.

"Oh, no. ¿Cómo es esto posible?" murmura en voz baja.

De repente, su mente se inunda con un torbellino de extraños recuerdos de las últimas semanas. Sus senos han estado sensibles, pero pensó que era debido a los síntomas premenstruales; su sentido del olfato se ha intensificado exponencialmente; ha estado deseando comer algo dulce en el desayuno, cosa que nunca antes había pasado, y ha estado de mal humor, saltando de una emoción a la otra en cuestión de segundos; igualmente, pensó que era solo la menstruación que pronto vendría o los nervios de la fiesta. Y, por último, pero no menos importante, recuerda lo estúpidos que fueron al olvidarse de usar anti-bebés durante el maratón de pinturas que realizaron después de la liberación de Dylan. Yue admite que estaba tan absorta que ni una sola vez pensó en protección.

¡Oh, rayos!

Con las manos frías y temblando, se desplaza en la pantalla de su teléfono y abre la aplicación donde calcula su ciclo. Toca el botón 'calendario' y jadea, cubriéndose la boca con la mano, conmocionada. Tiene 8 días de retraso, algo que jamás había sucedido.

"¡Dios mío!" grita y Dylan llega corriendo de la cocina, sobresaltado.

"Dulzura, ¿qué pasa? ¿Estás bien?" le pregunta y le coloca suavemente las manos en los hombros. Pero la cabeza de Yue está inclinada hacia abajo y está mirando su teléfono.

Amor criminalWhere stories live. Discover now