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El día viernes, Jimin despertó sintiendo mariposas en el estómago. Se había dormido tarde por estar repitiendo su beso con el pelicastaño una y otra vez en su cabeza. 

Claramente se convenció a sí mismo de que no podía dejar de pensar en aquella escena porque se trataba de su primer beso, puesto que según él no significaba nada que hubiese sido con el chico más guapo y carismático que había conocido.

Le dijo buenos días a su madre cuando estaba yéndose de su casa para dirigirse a la escuela, y antes de despedirse de ella le contó que Jungkook había estado ahí el día anterior.

Ella solo le dijo que le alegraba verlo relacionarse con más chicos de su edad y le preguntó si habían tenido una sesión de estudio productiva. Eso demostraba que habían dos tipos de personas, porque cuando llamó a Taehyung la noche anterior, éste le preguntó si habían utilizado condón antes de siquiera saludarlo.

Mientras Jimin caminaba por los pasillos de la escuela, sentía un montón de buenas energías rodeandolo. Las ganas de ver a Jungkook lo ponían nervioso y emocionado y su mejor amigo peliteñido aprovechaba cada momento que tenía para levantar las cejas su dirección, haciéndolo sonrojar y fruncir el ceño.

Durante el lapso de tiempo entre su llegada a la escuela y el inicio de la primera clase, estuvo muy pendiente de si encontraba al pelicastaño caminando por los pasillos.

La tarde anterior, luego de su inverosímil momento con el contrario, entró a su casa y notó que éste había dejado su chaqueta negra del equipo de fútbol olvidada en el gastado sofá ubicado cerca de la entrada. La llevaba en su mochila con la intención de devolverla.

Debía llevarla dentro de donde no pudiesen verla. En su escuela, que alguien llevase la chaqueta de alguno de los miembros del equipo de fútbol enviaba un claro mensaje de que estaba besándose con aquel jugador, aún cuando no significase nada serio.

Por regla, siempre eran chicas quienes se convertían en el centro de atención por llevar una chaqueta negra varias tallas más grandes que una de ellas. Jimin sabía que lo que había ocurrido era un secreto y definitivamente no quería armar un escándalo.

Si a él que era una persona irrelevante para casi todo el mundo, le había traído varios problemas el sentir atracción por los chicos, no podía ni imaginarse todo lo que le significaría al más alto que se supiese que había besado a uno.

Durante su primera clase del día, logró distraerse con lo que decía su maestro sobre la materia y con la infaltable plática que tenía con Taehyung cada vez que el docente daba tiempo para realizar un ejercicio o copiar del pizarrón.

Quería decirle a su mejor amigo sobre su primer beso más que nada en el mundo. Aún recordaba los gritos de ambos cuando el peliteñido se había besado con Yoongi, y sabía que se repetiría el alboroto si daba detalles de la tarde anterior.

Pero no podía hacerlo, puesto que cuando Jungkook lo había besado, se quedaron abrazados el uno con el otro durante un par de minutos, y el pelicastaño abandonó el lugar sin decir ninguna palabra más.

Ambos estaban atónitos por la situación, y si bien Jungkook logró armarse del valor suficiente para besar al pelinegro en la frente antes de irse, ambos supieron sin la necesidad de comunicarse que se trataba de un momento totalmente íntimo.

Cuando terminó su clase, Jimin se separó del peliteñido porque éste debía hablar con el maestro sobre un exámen que aún no rendía debido a su ausencia durante sus vacaciones familiares.

Nervioso, se encaminó hacia la cafetería donde sabía que Jungkook se hallaría en la misma mesa de siempre, compartiendo con el resto del equipo de fútbol.

En circunstancias normales, no se hubiese acercado a Seokjin, Hoseok y los otros ni aunque le pagaran, pero ese día se sentía seguro y mucho menos ansioso de lo normal. Se negaba a admitir que era producto de su primer beso, obviamente.

Una vez entró a la cafetería, el punto de encuentro de los cientos de estudiantes de su escuela, se encaminó en dirección a la mesa de Jungkook con la cabeza un poco más alta de lo común.

Ese día incluso se había puesto los lentes caros y bonitos que solía usar en situaciones importantes en vez de los viejos y aburridos lentes que usaba en su día a día. Quería verse presentable para el pelicastaño, pero si alguien se lo hubiese insinuado probablemente habría inventado una mentira como que debía ir a un cumpleaños de algún familiar lejano después de la jornada escolar y no tenía tiempo para ir a su casa a cambiarse.

Jimin sentía que todo brillaba a su alrededor mientras se acercaba a su destino. Pero al parecer aún no entendía que nada es tan bueno como parece.

Una vez divisó al pelicastaño, se arrepintió de haberse puesto sus lentes buenos, porque la chica que se hallaba sentada al lado de Jungkook y que éste rodeaba por la cintura con el brazo traía unos mucho más llamativos.

El pelinegro automáticamente comenzó a sentirse como en los días antes de que Taehyung fuera transferido a su escuela. Cuando se veía obligado a esconderse en el baño rogando para que Namjoon, Seokjin o cualquiera del equipo no lo encontrase y se burlara de él. Se sintió humillado.

Le extendió la chaqueta a Jungkook una vez llegó a su lado, "La olvidaste ayer, en mi casa", le dijo con la voz apagada.

Al ver al chico de lentes, Jungkook velozmente se separó de la chica que se hallaba a su lado y se paró de su asiento para darle alguna explicación apresurada al contrario.

Pero luego de que el contrario recibiera la chaqueta, Jimin ya había dado la media vuelta para abandonar el lugar, y el pelicastaño, negándose a armar un espectáculo en frente de todos, pronunció solamente una palabra.

"Gracias", le dijo a Jimin en voz alta debido a que éste ya había dado unos cuantos pasos.

El pelinegro tan solo levantó su mano como despedida restándole importancia al asunto. Pero cualquiera que lo hubiese visto fijamente habría notado como luchaba para no dejar salir ninguna de las lágrimas acumuladas bajo sus lentes.

El más alto logró evadir las miradas extrañadas de sus amigos cambiando de tema mientras retomaba su asiento entre la chica y Yoongi.

El pelinegro se encontró con Taehyung por los pasillos en los que sonaba el timbre que indicaba el final del primer receso, y se lanzó a sus brazos para poder esconder su cabeza en su cuello y que así nadie lo viese llorar.

Por un lado, Jungkook sintió impotencia. Por el otro, Jimin se sintió como la persona más estúpida del mundo.

Crush ⎯ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora