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El día sábado había llegado y Jimin y Jungkook caminaban juntos agarrados de las manos mientras se dirigían a la casa del más bajo luego de su cita, siendo ya de noche.

El de lentes se sentía muy aliviado ya que su intento de cita no terminó en un fracaso estrepitoso, pues estaba más que claro que no tenía experiencia alguna. Y aunque lo que hicieron durante la tarde fue algo tan simple como ir a comer a un lugar agradable y mirar la puesta de sol con los dedos entrelazados, ambos tuvieron el día más divertido que habían tenido en bastante tiempo.

"¿Sabes?", dijo Jungkook, "estoy muy nervioso por conocer a tu mamá, lo cual es raro, porque nunca estoy nervioso por nada".

"Solo estará con nosotros unos cuantos minutos antes de que tenga que volver al hospital", le respondió el pelinegro, "y no pensaba que fueses capaz de sentir nervios, eres la persona con más confianza que he conocido en mi vida".

"Pero, ¿qué haré si no le agrado?", preguntó el más alto algo alarmado, "¿y si cree que no soy lo suficientemente bueno para su hijo?".

"Tranquilo", le dijo Jimin intentando no reír ante las inquietudes del contrario, "ella va a amarte".

"Espera hasta el día en que mis padres te conozcan, ellos sí que van a amarte", comentó el pelicastaño, "quedarán encantados con tus calificaciones perfectas y tu convicción por tener un buen futuro".

"Es prácticamente lo único bueno que tengo", bromeó el de lentes, pero rápidamente retiró lo dicho. No estaba dispuesto a escuchar el sermón que el más alto le daba cada vez que decía algo ligeramente despectivo sobre sí mismo.

Lo cierto es que, Jimin estaba mucho más nervioso que el más alto pues nunca antes le había presentado a alguien a su madre, exceptuando a Taehyung. Obviamente le había dejado claro que él y Jungkook no eran nada serio y que era una visita casual, pero ella tan solo alzó las cejas y sonrió ante aquella declaración.

Una vez llegaron al hogar del más bajo, se dirigieron a la entrada, tocaron la puerta y rápidamente fueron recibidos por una mujer baja y sonriente vestida con un uniforme de enfermera.

"Hola, mamá", la saludó el pelinegro luego de besarle la mejilla.

"Tu debes ser Jungkook", dijo ella ofreciéndole la mano al nombrado, sin dejar de sonreír en ningún momento, "mi hijo tenía razón, eres mucho más guapo en persona que en fotos".

"Mamá", la llamó Jimin abriendo bastante los ojos y con las mejillas coloradas, "demasiada información".

"Ese soy yo, Sra. Park", le respondió Jungkook con una amplia sonrisa mientras le daba la mano, y el de lentes rodó los ojos al ver cómo recuperó toda su confianza con tan solo una persona llamándole guapo.

"Está bien, está bien", le respondió ella y los invitó a ambos a sentarse, "tengo poco tiempo, y necesito saber todo sobre el chico que logró que mi hijo fuese a una fiesta y hasta que bebiera cerveza por primera vez, cuando me lo contó casi me da una ataque al corazón del impacto y la emoción".

Entonces el pelicastaño fue atosigado con preguntas, y sorprendentemente fue capaz de responder todas y cada una de ellas.

La madre de Jimin quería saberlo todo, y le fascinó oír que Jungkook planeaba entrar a la universidad con una beca deportiva, que si bien detestaba las matemáticas se destacaba en química, y que no tenía que preocuparse de nada pues no tenía intenciones de hacerle daño a su hijo de ninguna manera.

Si había alguien que no estaba disfrutando el momento, sin duda era Jimin. Estaba en todo momento alerta por si su mamá mostraba indicios de decir algo vergonzoso sobre él, o por sí el más alto comentaba algo sobre el acoso que había sufrido en la escuela. Incluso en un momento se paró del sofá para ir rápidamente al baño, y se apresuró como si estuviera corriendo por su vida para asegurarse de que ninguno de los dos dijera nada comprometedor.

Porque claramente el de lentes había sido incapaz de contarle a su madre todo por lo que había pasado en la escuela, ya sea por su sexualidad o su físico, o el hecho de que se habían aprovechado de su cerebro e inofensividad para obligarlo hacer tareas o trabajos que no eran suyos. Ella tenía muchas más cosas de las cuales preocuparse y él no iba a permitir que sus problemas fueran también de ella.

Por supuesto que ella quería saberlo todo y más, pero no mucho después de que ambos llegaran de su cita vió el reloj y supo que debía irse. Les dijo a ellos que su turno ya iba a comenzar como si fuese la noticia más terrible y se pusieron de pie para acompañarla a la puerta para despedirse.

"Fue un placer, Sra. Park", le dijo Jungkook cordialmente.

"Lo mismo digo, Jungkook", le respondió ella, "me alegra un montón que mi hijo se haya hecho cercano a alguien que lo anime a hacer cosas diferentes y lo trate bien".

"Nos vemos, mamá", se despidió el pelinegro una vez ella había atravesado el umbral de la puerta con las llaves de su auto en la mano.

"No olvides cerrar con llave antes de dormirte, luego de que Jungkook se haya ido", dijo ella antes de subirse a su auto para irse al hospital, "te quiero".

Una vez se fue, Jimin cerró la puerta, y cuando se volteó se encontró con el pelicastaño con una mirada divertida y con los brazos cruzados.

"¿Qué?", le preguntó, aún cuando sabía con exactitud la razón de su reacción.

"No le dijiste a tu madre que me invitaste a pasar la noche", le respondió Jungkook alzando las cejas.

"No encontré el momento de hacerlo", aclaró el de lentes, nervioso y evitando hacer contacto visual.

"Pensar que si le causé una buena primera impresión como yo creo que lo hice", dijo el más alto, "todo se verá opacado si descubre que me colé en su casa la noche en la que la conocí".

"Cómo sea", respondió Jimin en un intento de pasar por alto que era su turno de estar nervioso, mientras le daba la espalda al contrario para ordenar un poco el sofá.

"Oye, ya que estamos solos", le dijo Jungkook de la nada desde atrás "¿estaría bien si comienzo a desnudarme ahora?".

Crush ⎯ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora