𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔

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Rosalie se sorprendió mucho cuando vio llegar a su hermano. Marcus la miraba con resignación, como si ya supiera lo que ella le diría en cuanto estuviera enterada del secreto que le guardaba.

—Mi señor —dijo al ver a Tom.

Ese saludo bastó para que Rosalie comprendiera el por qué de la insistencia de su hermano por que no saliera de la casa el día anterior. De repente se sintió furiosa con él.

—Marcus —lo saludó Tom, con aquella típica frialdad con la que se dirigía a sus seguidores.

Se retiró porque sabía que Marcus tenía una conversación pendiente con Rosalie, y no quería escuchar dramas familiares. Rosalie estaba tomando café, dejó la taza en el lavaplatos y miró a su hermano con una expresión de ira contenida.

—Me vas a explicar ahora mismo en qué momento te metiste en esto —le exigió, sin levantar la voz, pero en un tono inflexible.

Marcus suspiró y fijó sus ojos azules en ella.

—No hace mucho —respondió—. Yo iba a decírtelo.

Ella lo miró con decepción.

—Sabes que el problema aquí no es ni siquiera que seas un mortífago. Se ve que nunca te has detenido a pensar en lo que va a pasar conmigo el día que tenga que capturarte y enviarte a Azkaban. Tarde o temprano tendríamos que hacernos daño.

Marcus no había pensado muy a profundidad en eso, pero cuando ella lo decía, sonaba peor.

—Lo siento, Rosalie. Lo siento mucho.

—Creo que las disculpas no sirven de nada.

—Sé que estás muy decepcionada, porque después de todo lo que has hecho por mí...

Rosalie levantó la mano para indicarle que guardara silencio.

—Lo que he hecho por Flora y por ti no ha sido para que me estén eternamente agradecidos, Marcus. Lo he hecho porque es mi obligación, y porque los quiero. Al no estar mis padres, yo siento que debo cuidar de ustedes. El problema es que ahora no voy a poder mantenerte a salvo como quisiera, pero ya casi eres mayor de edad, y tienes que tomar tus propias decisiones. Esta fue tu elección, y yo no puedo juzgarte por eso.

A pesar de lo molesta que se sentía con su hermano por haberse metido en una organización criminal, lo que más le dolía era que no le hubiera dicho nada. Pero tampoco podía armar un escándalo por eso porque comprendía que había crecido, y que sí él quería eso para su vida, no había nada más que hacer. Marcus se acercó y le dio un abrazo. Esperaba que su reacción fuera desmedida, porque conocía su carácter, pero no había sido así.

—El sangre sucia estuvo anoche en casa —le comentó en cuanto se apartó.

Ella lo miró con molestia.

—Te he dicho que no llames de esa manera a Arthur —lo reprendió, por enésima vez.

Él solo se encogió de hombros. Arthur Harlaw nunca le había caído bien, y no era solo por el hecho de que fuera nacido de muggles, era más porque lo consideraba poca cosa para su hermana. Admiraba a Rosalie por la forma en que ella se había hecho cargo de todo al morir sus padres, y creía que podía conseguir algo mejor. A pesar de eso, se había asustado mucho cuando Tom había comentado sus planes con él, porque creía que le haría daño. Pero parecía que hasta el momento, ella está a ilesa. Lo único que tenía era que cada poco tiempo, movía la cabeza hacia un lado y después al otro, debido al dolor en el cuello causado por dormir en el sofá. Marcus sentía que se había quitado un peso de encima, Flora ya no podría seguir amenazándolo con contarle a Rosalie que era un mortífago, pero él podía seguir chantajeándola con lo que sabía de ella.

—Está armando mucho drama porque estás desaparecida —continuó, haciendo caso omiso de las palabras de su hermana—, dijo que te buscaría, pero dudo que te encuentre.

Rosalie se sintió culpable porque desde que había visto a Tom, no había pensado ni una sola vez en Arthur. Ni se había preocupado por lo mal que se estaría sintiendo él en esos momentos al no saber nada de ella.

—¿Y Flora? —preguntó, queriendo cambiar de tema para que el sentimiento de culpa no la atormentara.

—Preocupada por ti —respondió Marcus—, le diré que estás bien.

—¿Ella sabía?

—¿Qué? ¿Que soy un mortífago? —Rosalie asintió— sí, lo sabía.

Ella hizo lo posible por no parecer más decepcionada todavía. Marcus le entregó un baúl pequeño que le había llevado con algunas cosas suyas.

—Gracias —le dijo, después de recibirlo.

Él asintió.

—No creo que sea por muchos días, pero igual es mejor que tengas tus cosas aquí.

Ella recordó que en un par de días finalizaban las vacaciones de pascua y Marcus y Flora tenían que regresar a Hogwarts a terminar sexto año. Se acercó a su hermano y le dio un fuerte abrazo.

—Cuídate mucho y cuida a Flora —le dijo—. Creo que para cuando sean las vacaciones de verano, mi vida ya habrá vuelto a la normalidad.

Rosalie realmente esperaba que fuera así, pero algunas cosas que pasan cambian irremediablemente el curso de la vida, y tal vez lo que ella entendía por normalidad, no podría volver a ser.

—Creo que esto solo será por unos días —le dijo Marcus—. Él terminará por dejarte ir.

Ella asintió, le dio un beso en la mejilla y se quedó mirándolo mientras se marchaba. Luego buscó entre las cosas que le había llevado, sacó algo de ropa limpia para cambiarse y algunas cosas de aseo para ir a darse una ducha. En el camino al baño se encontró con Tom. Él se quedó mirándola como preguntando a dónde iba con esas cosas.

—Voy a bañarme, Riddle —le respondió ella.

—Sí necesitas que te enjabone la espalda, o cualquier parte del cuerpo, solo tienes que decirlo —sugirió él, con una sonrisa coqueta.

Rosalie pensó en lo tentadora que sonaba esa propuesta, pero no, no podía hacer algo como eso con él, así que solo siguió su camino y le puso seguro a la puerta del baño por si acaso. Pasó alrededor de dos horas bañándose, y cantando en la ducha una canción muggle que había escuchado cuando iba a casa de los padres de Arthur. Tom estaba en la habitación, leyendo varias cartas, y mientras la escuchaba, sonreía.  Intentó recordar algún momento de su vida en el que hubiera cantado, pero después de un rato concluyó que jamás lo había hecho. La personalidad de Rosalie era muy alegre, en contraste con la de él, que siempre había sido mucho más frío y poco dado a demostrar sus emociones.

«Si me atraía tanto cuando a penas y la conocía, ¿cómo será ahora que convivo con ella? —pensó».

𝓥𝓮𝓷𝓮𝓷𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮Where stories live. Discover now