𝑻𝒓𝒆𝒔: 𝑴𝒂𝒉𝒊𝒅𝒆𝒗𝒓𝒂𝒏.

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  ¿Cómo llegamos a este punto? No lo sé, todo estaba en calma, Mustafa jugaba con las manitos de su hermano mientras que yo veía como Hürrem y Hatice hablaban con ánimo, veía como la recorría con su mirada todo el tiempo haciendo que una llama en ...

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  ¿Cómo llegamos a este punto? No lo sé, todo estaba en calma, Mustafa jugaba con las manitos de su hermano mientras que yo veía como Hürrem y Hatice hablaban con ánimo, veía como la recorría con su mirada todo el tiempo haciendo que una llama en mi se encendiera, odiaba cuando Hatice hacia eso... ¿Cuál era la necesidad de mirarla como si fuese un plato lleno de delicias? Gruñí bajo cuando agarró su mano, porque estaba celosa, si lo estaba y realmente tenía ganas de sacarle los ojos la hermana del Sultán.

Hürrem notó mi incomodidad, y quise sonreír cuando la vi alejarse un poco de la castaña, lo cual lo agradecí profundamente porque no sabía que podía hacer si seguía viéndolas así de cerca. Pero de un momento a otro Hürrem y yo estábamos discutiendo, si soy sincera no siquiera sé el porqué, pero fue mi culpa.

Nos gritabamos hasta que la empujé alejándola de mi porque estábamos demasiado cerca y me estaba costando pensar con claridad. Su aroma a rosas me invadió y solo fui consciente cuando la vi sentada en el suelo, miré mis manos las cuales aún estaban alzadas ante el empujón que le di. Al parecer excedí mi fuerza y Hürrem terminó cayendo.

Ahora estábamos solas en una habitación lejana, con un poco de comida y agua como castigo. Esta gran idea era de la madre Sultana la cual nos gritó que no saldríamos de aquí hasta que nuestra enemistad terminara.

Ella estaba sentada sobre la única cama que había en el lugar, eran unos aposentos normales, solo que estaban lejanos a los de los demás y eso me tenía un tanto nerviosa porque estábamos a solas en un lugar desolado. Y si ya con gente a mi alrededor me costaba pensar bien cuando la tenía cerca, ahora que estábamos solas era aún peor.

—¿Por qué hiciste eso, Mahidevran?- preguntó mientras abrazaba sus piernas y dejaba su mentón sobre sus rodillas. Me quedé en silencio mirándola por unos minutos, es hermosa, es demasiado hermosa.

Mi corazón latió con fuerza y simplemente me dejé caer sobre esa cama quedando sentada a los pies de ésta. La miré una vez más y suspiré.

—No lo sé, ni siquiera recuerdo que pasó...

Ella alzó una ceja y sonrió de lado- Hatice tomó mi mano y tú le gritaste que me soltara- dijo ¿Burlona? ¿Se está burlando de mi?

¿De verdad había hecho eso?

Bueno... Si suena como algo que yo haría, pero me costaba creerlo.  Mis mejillas empezaron a arderme y supe que estaba sonrojada.

—¿Por qué haría algo así...?- susurré mirando hacia otro lado.

—No lo sé, ¿Por qué harías algo así, Mahidevran?- ese tono... Se esta burlando de mi, maldita sea, la miré entre cerrando los ojos.

—No sé que se te está pasando por la cabeza pero estás muy equivocada- me apresuré a decir mientras la apuntaba con un dedo como cuando regañaba a mi pequeño Mustafa. Ella sonrió levemente logrando que mis armaduras cayeran a mis pies dejándome vulnerable delante de ella.

—Parecías celosa- se rió- pero... ¿Por qué lo estarías? Oh no me digas que... ¿te gusta la hermana de tu Sultán?- preguntó ahora borrando su sonrisa, estaba sería mirándome como esperando mi respuesta con atención e impaciencia.

¿A mi gustarme Hatice? No, todo lo contrario, cada día un especie de odio crecía en mi pecho por ella, porque claro que notaba sus intenciones con Hürrem y me lastimaba el tan solo pensar que ellas dos pudiesen estar juntas. Me ardía y no sabía como manejar aquello ya que los sentimientos que tenía hacia Hürrem cada día crecían más hasta el punto en que temía que mi corazón explorará al tenerla cerca de mi.

La vi gatear hasta mi, su cabello rozaba el colchón ya que estaba bastante largo, su mirada esmaltada estaba conectada con la mía y podía jurar que estaba sonriéndome coquetamente. Cuando estuvo muy cerca mi dejé que un suspiro escapara de mi boca, casi rozaban mis labios con los suyos y mi nariz chocaba con la suya. Cerré los ojos unos segundos y cuando volví a abrirlos la vi aún en su lugar; abrazando sus piernas con su mentón sobre sus rodillas, solo que ahora me miraba un tanto confundida y ¿Dolida? Su mirar mostraba dolor... Ella aun esperaba mi respuesta pero no era lo suficientemente valiente como para decirle que no sentía nada por Hatice, sino que mi corazón estaba latiendo desbocadamente por su culpa.

—¿Qu- qué dices Hürrem? ¿Estás loca?- pregunté rápidamente- claro que no, jamás me podría gustar la Sultana Hatice- me apresuré a decir viendo como una vez más ese brillo en sus ojos volvía.

¿Ella sentía algo por mi o era otra alucinación mía? Realmente no lo sabía pero en cualquier momento me volvería loca y podía culpar tranquilamente a Hürrem por ello, a ella y a su hermosa sonrisa, su cuerpo, su cabello, su piel... A Ella.


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𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐜𝐡𝐮𝐫𝐜𝐡. [𝐇𝐮̈𝐫𝐫𝐞𝐦 𝐱 𝐌𝐚𝐡𝐢𝐝𝐞𝐯𝐫𝐚𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora