𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑢𝑛𝑜.

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Antes que nada quiero pedir disculpas por la demora, sé que dije que actualizaría ayer pero no sé qué le pasa a esta aplicación que no me permite escribir ni publicar capítulos.

Espero les guste y no está demás decir el final está cerca.

Se sentó sobre la cama agitada, sentía el sabor metálico de su sangre en su boca. Su cuerpo estaba sudado y el llanto no tardó en llegar.

Una pesadilla, no, un sueño perfecto; eso había tenido Mahidevran esa noche. Recordaba a la perfección la satisfacción que sintió en su ser cuando vio el cuerpo destrozado de Süleyman en el suelo y esa hermosa Sultana bañada en sangre riéndose al verse liberada. Sus lágrimas ni siquiera eran de miedo sino que de anhelo, deseaba tanto que ese sueño se volviera realidad.

Tres semanas habían pasado desde la recuperación de ese hombre y no tardó ni dos noches en volver a llamar a Hürrem, al otro día cuando la vio caminar por el harén iba con la mirada baja y junto a Hatice la cual vigilaba que nadie las siguiera o dijese nada, no iba a negar que sintió celos cuando las vio juntas pero tampoco era quien para reclamar nada, ella había causado todo eso por su cobardía y debía hacerse cargo de sus actos.

Y lo hizo, a escondidas y junto a sus criadas de confianza empezaron a crear un veneno perfecto, uno que nadie notaría, nadie.

Mataría a Süleyman lentamente, disfrutaría viéndolo retorcerse de dolor, quería oírlo suplicarle a Allah un poco de piedad. Quería verlo arrastrarse delante de Hürrem implorando perdón, hasta no hacerlo llorar todo lo que su Sultana había llorado no pararía así que solo pudo sonreír entre la oscuridad de su habitación prometiéndole a su hermosa Hürrem una perfecta venganza.

>>> La sangre se escapó de su boca cuando un golpe certero cayó sobre su rostro, cerró los ojos evitando llorar ante el ardor que sentía sobre su delicada piel, no tenía las fuerzas para defenderse así que le permitió hacer con ella lo que quisiera.

Realmente no entendía a Süleyman, no entendía que lo llevó a este extremo. Se suponía que estaba enamorado de Ibrahim, que lo amaba pero no dudó ni un segundo en rómpele el corazón a ese hombre. Ser amado por Süleyman era una condena, era un pase directo al infierno terrenal que gobernaba a ese maldito emperador. Pero no dijo nada mientras sentía como los golpes llegaban a su cuerpo, debía aceptar esto para que su plan funcionará, llevaba casi una semana visitando al Sultán, el asco y el odio incrementaban de una forma impresionante en su pecho, lo único que la tranquilizaba era que el estar visitándolo evitaba que Hürrem entrara a los aposentos de Süleyman.

- Eres hermosa, Mahidevran- dijo tomando el rostro maltratado de su antigua favorita entre sus manos- tan delicada como una flor, tu también me perteneces- susurró acercándose a ella- Hürrem y tú son mías.

Mahidevran sintió como apretaba sus mejillas mientras la miraba con intensidad buscando alguna reacción negativa, pero ella no dijo nada y lo vió sonreír levemente alzando una ceja.

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐜𝐡𝐮𝐫𝐜𝐡. [𝐇𝐮̈𝐫𝐫𝐞𝐦 𝐱 𝐌𝐚𝐡𝐢𝐝𝐞𝐯𝐫𝐚𝐧]Where stories live. Discover now