𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑡𝑟𝑒́𝑠.

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  Hürrem sabía que debían estar atentas a todo, la muerte de Ibrahim y Hatice había alarmado a varios Pashas, pero vamos

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  Hürrem sabía que debían estar atentas a todo, la muerte de Ibrahim y Hatice había alarmado a varios Pashas, pero vamos... Su ego masculino no les permitía ver quién había sido la persona que acabó con la hermana favorita del gran sultán, culparon a unos bandidos y de paso a esos inexistentes culpable les echaron otro cadáver encima como también el de todos los demás que murieron.

Aunque muy en el fondo las dos agradecían que esos hombres fueran tan idiotas porque se habían quitado un peso de encima sin hacer nada, aunque tenían mas que claro que ellas dos harían todo lo posible para vengar la muerte de su más fiel aliado, Hürrem a veces se soltaba a llorar mirando la nada misma mientras que Mahidevran no podía evitar sentirse culpable, él murió en sus brazos y no pudo hacer nada para salvarlo. Süleyman seguía herido y estaba en estado crítico así que la gente estaba vuelta loca al saber que perderían a su sultán, aunque algunos querían subir a Mustafá al trono, ella no quería eso.

Mustafá solo era un niño, también le aterraba que los demás quisieran matar a Mehmet. Lucharía contra todos si era necesario por mantener a salvo a ese niño que lo sentía como suyo también, Hürrem y ella tenían una hermosa familia que lamentablemente se creó en la peor de las situaciones, pero con Süleyman muerto ellas podrían ser felices... Quizá si debía morir.

Mahidevran no podía dejar de planear nuevas cosas, la forma más sencilla de deshacerse del Sultán era con veneno pero si lo hacían muchos sospecharían entonces otro plan llegó a ella, era uno perfecto, uno que si hubiera estado Ibrahim junto a ellas lo habrían terminado esa misma noche pero ahora estaba sola.

Caminó en su habitación de un lado a otro mientras masajeaba como podía su rostro, sus manos estaban temblorosas. Debía acabarlo pero cómo, entonces recordó a alguien en particular... Sonrió y tomando su capucha salió de su habitación caminando con cuidado por lo pasillos más oscuros del palacio que lo llevarían al lugar donde estaría ese hombre que sabía que la ayudaría. Al llegar a esa habitación tocó la puerta dando cuatro golpecitos y contando hasta cinco para dar el ultimo, entonces escuchó pasos apresurados y la puerta se abrió.

— Sultana...- el hombre hizo una reverencia mientras se hacía un lado para que ella entrará.

Cuando estuvieron solos dentro de la habitación ella no tardó en correr a sus brazos y llorar contra el pecho de él, Malkoçoğlu la apretó contra su cuerpo sintiendo también su dolor. Le dolía ver así a su prima, a la cual siempre cuidó como su hermana... A veces lamentaba su destino, si ella no hubiera sido tan cercana a él Süleyman jamás la habría visto en su casa quedando encantado con la belleza de su pequeña prima y su tíos no tendría que haber "regalado" a su única hija casi obligados por la madre sultana.

— No puedo más, me siento tan cansada...- susurró dejando que los fuerte brazos de él la resguardarán de la tristeza- necesito tu ayuda... Sólo tú puedes ayudarme.

Él se alejó un poco de ella mirándola a los ojos y cuando vio ese brillo de esperanza no puedo evitar sonreír y asentir con la cabeza.

— Cuéntame tu plan.

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐜𝐡𝐮𝐫𝐜𝐡. [𝐇𝐮̈𝐫𝐫𝐞𝐦 𝐱 𝐌𝐚𝐡𝐢𝐝𝐞𝐯𝐫𝐚𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora