𝐶𝑎𝑡𝑜𝑟𝑐𝑒: 𝑀𝑎𝒉𝑖𝑑𝑒𝑣𝑟𝑎𝑛.

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Los días fueron pasando hasta que se convirtieron en semanas y esas semanas en dos meses

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Los días fueron pasando hasta que se convirtieron en semanas y esas semanas en dos meses. Todo estaba extrañamente tranquilo, nadie decía nada, ninguno de los que sabían nuestro secreto habían dicho una sola palabra. Süleyman no volvió a llamar a Hürrem, la madre Sultana apenas nos miraba y Hatice evitaba a todos.

Una parte de mi estaba feliz de este descanso, de poder respirar un tiempo con tranquilidad sin tener miedo de que cuando ella viniese hacia mi tendría alguna parte de su hermoso rostro una vez más maltratado. Aún tenía un par de moretones, una cicatriz en el labio inferior y su mirada aún me mostraban ese miedo de volver a ser ultrajada. Yo sabía el secreto de ese bastardo, él ni siquiera sabía que lo tenía en mis manos y seguiría sin saberlo, usaría esa carta solo de ser necesaria. Me mantendría en silencio escondida entre la oscuridad solo para cuidar de mis hijos y Hürrem. Mustafa y Mehmet de habían vuelto lo más importante en mi vida junto a ella no había día en que no quisiera tenerlos cerca de mi. El pequeño Mehmet cada día crecía más fuerte y saludable, su mirada era tan tierna y su risa lograba apaciguar el dolor.

Hürrem a veces se iba de este mundo en sus pensamientos, se quedaba mirando por la ventana mientras apretaba la mandíbula y entre cerraba sus ojos. De vez en cuando me preguntaba que pasaba por su cabeza, que planes tenía y que ideas nuevas se le ocurrían pero respetaba su espacio y creatividad. Siempre admiré su increíble intelecto, el que siempre tenía algo con que defenderse o defender a los que ella ama, por lo mismo una parte de mi sabía que no todo estaba perdido si Süleyman volvía a querer hacernos daño, si volvía a intentarlo estaría rodeando su cuello con una soga y yo solo disfrutaría de su agonizante dolor.

- Madre- Mustafá corrió hacia mi y me abrazo con fuerza escondiendo su pequeña cabeza en mi cuello, su respiración era algo agitada y al pasar mis manos por su espalda tratando de calmarlo pude sentir su corazón latir con fuerza.

- ¿Hijo?- su pequeño cuerpo empezó a temblar y sus lágrimas mojaron mi piel haciendo que me tensar por completo cada pequeña fibra de mi ser.

- Su majestad se llevo a la Sultana Hürrem...

Lo aparté de mi cuerpo con cuidado obligándolo a mirarme.

- ¿De qué hablas Mustafá?- pregunté sintiendo como el aire empezó a faltarme.

- Estábamos en el jardín junto a mi hermano y él llegó, empezaron a gritar...- susurro- ella le dijo a Gülsa que nos trajera a los aposentos y él se la llevó.

Me levanté de golpe, Gülsa me miraba algo triste y negó con la cabeza, ella sabía que si iba a los aposentos de Süleyman todo sería peor pero no podía permitir que una vez más dañarán a Hürrem. Dejé a Mustafá jugando con Mehmet prometiéndole que comeríamos junto a Hürrem en la terraza, él aceptó feliz aún cuando sus mejillas estaban mojadas por sus lágrimas.

Corrí por los pasillos siendo seguida por esas criadas que yo ni conocía, mi pulso estaba a mil, sentía que el corazón lo tenía en la garganta y mi piel quemaba, ni siquiera fui capaz de tenerme cuando escuché el gemido de dolor de Hürrem detrás de esa maldita puerta. Los guardias se miraron entre ellos y bajaron la cabeza, su semblante era triste, tan triste como el de la oscuridad que estaba rodeándome. Ignoré las advertencias de ellos y abrí las puertas de golpe entrando aquellos aposentos con rapidez.

Quedé parada en la entrada sintiendo como las lágrimas se acumulaban mis ojos al ver a Hürrem tirada en el suelo, su cabello cubría su rostro pero en el frío piso de mármol habían gotas de sangre. Su vestido estaba roto, se notaba que está pelea era justamente porque ella se estaba negando a entregarse a ese bastardo, Ibrahim chocó contra mi cuerpo al entrar detrás de mi, al igual que yo solo miró a Hürrem con los ojos abiertos y asustados. Caminé rápidamente hacia ella y me dejé caer a su lado, mis manos temblaban, sentía que todo estaba dando vueltas y cuando ella me miró quise sacarle el corazón a Süleyman y pisarlo.

- ¿Mahi- Mahidevran...?- susurró con un pequeño destello de esperanza en su voz pero después su mirada mostró miedo y empezó a negar con la cabeza- ¿qué haces aquí? Vete, vete... ¡Largo!

Sus manos me empujaron hacia atrás haciendo que quedara sentada en el suelo y mis palmas chocaron contra este manchándose con la sangre de ella. Negué con la cabeza algo adolorida, podía escuchar los gritos detrás de mi pero estaba en mi burbuja donde solo cabían Hürrem y nuestros hijos. Empecé a llorar cuando vi como la sangre salía de su boca, sus lágrimas se mezclaban a la perfección con su sudor y sangre, sus heridas abiertas y su mirada rota me hicieron gritar de impotencia haciendo que todos los demás se callaran de golpe.

Ni siquiera pude decir nada, ni siquiera puede volver a mirarla a los ojos cuando caí hacia atrás golpeándome la cabeza contra el suelo haciendo que mi último recuerdo fuese el de ella cayendo sobre mi y luego sentir sus labios sobre los míos... El hermoso recuerdo de nuestro primer beso.

Todo se volvió negro y los gritos volvieron a cesar dejándome descansar.

Todo se volvió negro y los gritos volvieron a cesar dejándome descansar

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𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐜𝐡𝐮𝐫𝐜𝐡. [𝐇𝐮̈𝐫𝐫𝐞𝐦 𝐱 𝐌𝐚𝐡𝐢𝐝𝐞𝐯𝐫𝐚𝐧]Where stories live. Discover now