𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜́𝑠.

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  Mahidevran se aferraba con fuerza a la pequeña ilusión de que todo lo que estaba pasando era producto de una horrible pasadilla, la más terrible pasadilla de toda su vida

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  Mahidevran se aferraba con fuerza a la pequeña ilusión de que todo lo que estaba pasando era producto de una horrible pasadilla, la más terrible pasadilla de toda su vida.

La sangre cubrían sus manos y su vestido estaba manchado mientras seguía de rodillas junto al cuerpo sin vida de ese hombre que se había vuelto un aliado para ella y un hermano para Hürrem. Sus ojos se mantenían abiertos, de su pecho seguía saliendo sangre y la risa de Süleyman hacia ecos en su cerebro haciendo que quisiera darse cabezazos en el suelo para que todo dejase de doler.

— Ibrahim despierta...- susurró tomando su rostro aún tibio- Ibrahim por favor...

Estaba temblando mientras lloraba perdida en sus pensamientos, Hürrem sufriría, Hürrem sentiría esta perdida en el alma. Golpeó el pecho de su amigo con fuerza buscando alguna reacción de él, la sangre chocó contra su rostro pero no se detuvo.

— ¡Despierta, por favor!- recargó su frente en la mejilla herida de él.

— Está muerto- la voz de Süleyman la sacó de esa burbuja de dolor que creó al ver a su amigo cruelmente asesinado- era un traidor y la próxima será la otra traidora, tu amante.

Mahidevran se levantó rápidamente y se lanzó a a golpearlo, gritaba llena de rabia y dolor, sus golpes eran certeros, al parecer el veneno estaba surgiendo efecto ya qué él se tambaleó con fuerza y cayó al suelo, lo agarró de las mejillas y empezó a pegarle contra el mármol.

— ¡No la vas a tocar, maldito asesino!

(...)

Hürrem corría lo más rápido que podía, sentía su cuerpo adolorido y pesado, había logrado escaparse de Hatice. Esa maldita le había mentido solo para volver a ultrajarla de la peor manera, esperaba que estuviera muerta y si lograba su cometido Süleyman también lo estaría, así podría estar feliz y tranquila junto a esa pequeña familia que creó con su amada, sus hijos e Ibrahim. Le ardían las piernas y los brazos pero no atino jamás a detenerse, antes de visitar a Hatice Ibrahim le había confesado todo lo que Mahidevran había estado haciendo a escondidas de todos, pronto el Sultán caería y Mustafá subiría al trono con ayuda de su madre la cuál ya tenía los papeles listos para que Hürrem los firmara y Mehmet no fuese asesinado.

Todo lo había planeado muy meticulosamente, Mahidevran puso todo su amor y odio en ese plan, el cual estaba destinado a un solo final... El éxito. No habían más caminos, no existían mas opciones que la muerte de Süleyman porque sí él no moría, morirían todos los demás y ese maldito demonio seguiría atormentando a personas inocentes.

Cuando llegó a los aposentos del Sultán jadeó asustada al ver varios cuerpos sin vida sobre el suelo, entre ellos el de Daye, llevó su mano hasta su boca ahogando un grito. Cerró los ojos permitiéndole a sus lágrimas mojar sus maltratadas mejillas provocándole un leve ardor, sollozó y acarició el rostro de esa mujer que junto a la madre Sultana muchas veces la protegió de las injusticias de Süleyman.

Los gritos de Mahidevran la sacaron de ese dolor, se levantó rápidamente y corrió hasta estar adentro de esos aposentos.

Si antes estaba mal ahora estaba muerta en vida.

Ibrahim en el suelo cubierto de sangre, muerto... Malditamente muerto.

Süleyman herido en el suelo, con varías heridas en el rostro.

Mahidevran sobre él gritándole muchas cosas que no entendía mientras lo golpeaba.

¿Qué estaba pasando? ¿Era un sueño... Una pesadilla?

— ¡Mahidevran!- gritó alejándola de él- ¡Mahidevran detente, si lo matas a golpes te ejecutarán!

La tomó de la cintura alejándola, el ajetreo de Mahidevran se detuvo cuando uno de sus golpes cayó sobre la mejilla de Hürrem. La pelirroja soltó un pequeño jadeo ante el dolor y Mahidevran no pudo evitar soltarse a llorar al ver que ella misma acababa de lastimar a su amada, tomó sus mejillas mirándola a los ojos para luego recorrerla por completo notando su vestido roto, varías heridas esparcidas por su cuerpo y su labio inferior tenía un corte.

— Hürrem...

— Hatice está muerta, la maté Mahidevran... Maté a una Sultana- susurró- me van a matar.

— No lo harán, no lo harán si nos deshacemos de Süleyman y subimos a Mustafá al trono, las dos gobernaremos mientras preparamos a nuestro hijo para que más adelante tome el lugar que le corresponde.

Una sonrisa apareció en el maltratado rostro de Hürrem, Mahidevran acaba de llamar a Mustafá su hijo, el hijo de las dos... Cerró los ojos recordando sus pensamientos mientras corría por esos pasillos, una pequeña familia que ahora estaba rota pues ese maldito Sultán había matado al que ella sentía como su hermano.

Abrió los ojos y lo miró, caminó hasta él y sollozó al verlo cubierto en sangre. Él ya no estaba con vida y era más que obvio pero no podía soltar esa pequeña esperanza de que el volviera a respirar y ayudarla a salir de esos hoyos que toda esa gente tanto le gustaba crear para arruinarle la vida. Ibrahim fue uno de sus más fieles compañeros y ahora ya no estaba, lo abrazando sintiendo su cuerpo aún tibio, la sangre mojo su ropa y su pecho pero jo no importó, ella no quería dejarlo ir... Se sentía a la deriva junto a su amada y sus hijos, ahora tendrían que caminar solas por un lugar que era desconocido para ellas.

— Que Allah te tenga en su gloria...- susurró contra su oído- eso es lo que espero Ibrahim... Descansa, yo cuidaré a nuestra familia.

 Descansa, yo cuidaré a nuestra familia

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𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐜𝐡𝐮𝐫𝐜𝐡. [𝐇𝐮̈𝐫𝐫𝐞𝐦 𝐱 𝐌𝐚𝐡𝐢𝐝𝐞𝐯𝐫𝐚𝐧]Where stories live. Discover now