La vida de Sky Lerman se ha basado en tener una tragedia tras otra, algo sin fin como intentar contar todas las estrellas.
Sky nunca esperó que después de huir de casa su vida diera un giro drástico. Justo ahora no sabe cómo terminó viviendo en la...
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Sky
Las clínica, al igual que a muchos, me hace sentir encerrada en un lugar donde habita la incertidumbre, la tristeza y los lamentos. Las paredes blancas alredor de mi no hacen más que aumentar mi ansiedad, el olor que deja la limpieza excesiva en el lugar hace que me sienta un poco mareada.
Mi cabeza reposa sobre el hombro de Jasper, mi mirada se pierde en el vacío. Ambos estamos sentados junto Layla e Isaac, ambos igual de cansados.
Rebecca llega con café, le da uno a Haden y Ryan que charlan en voz baja, alejados. Se acerca a nosotros y todos reciben, pero yo rechazo el mío. No hay forma que pueda tomar o beber algo con el nudo que tengo dentro.
Se muestran resignados, han intentado de todo. Tuve otro ataque de pánico al momento de entrar a la clínica y se vieron obligados a ponerme un sedante. Así que aún me encuentro en un estado extraño para mi, el efecto empieza a pasar de a poco.
El doctor por fin sale, es un hombre alto con un aura imponente, tiene barba y su cabello está perfectamente alisado hacía atrás. No tengo el valor para levantarme. Veo que le explica las cosas a Haden, sólo espero que sean buenas noticias sobre mamá.
Antes de irse su mirada se detiene en mi, supongo que ya se dió cuenta de que soy la hija de su paciente. Cuando se da la vuelta noto sus rizos que están perfectamente acomodados al final de su nuca.
Haden se acerca a mi, se pone de cuclillas y me toma de las manos. Levanto un poco la cabeza, mirándolo de frente. En otra situación mi corazón estaría latiendo loco por esto, pero justo ahora sólo siento que no tengo nada dentro de mi.
— Tuvo una sobredosis. —dice de manera lenta y suave.
Parece que va a explicarme a detalle todo lo que le hicieron a mamá para salvarla, y es algo que no quiero escuchar.
— Sólo dime si está bien. —susurro. Una lágrima resbala por mi mejilla.
— Sí, ya está fuera de peligro. Aunque la van a tener en observación toda esta semana, tenía cosas demasiado fuertes en su sistema. Algunas sustancias de las que ni saben su nombre. —Se toma un pausa. Mamá se inyectó una mierda aún peor.— Pero, notaron signos extraños. Sus brazos tienen marcas, como si ella hubiera hecho un forcejeo. La teoría es que le inyectaron por la fuerza las drogas, o al menos una gran parte de ellas.
Las ganas de gritar y llorar otra vez me atacan, pero el calmante no me lo permite.
— Envía... envía ahora mismo una patrulla a mi casa. —digo apenas, reúno todo el valor posible para asumir lo que está por venir después de esto.
Haden asiente, se levanta a dar indicaciones a Ryan y Rebecca; ambos antes de irse me dan un abrazo y palabras de aliento. Sonrío un poco en agradecimiento a toda la ayuda que me están brindando.
