La vida de Sky Lerman se ha basado en tener una tragedia tras otra, algo sin fin como intentar contar todas las estrellas.
Sky nunca esperó que después de huir de casa su vida diera un giro drástico. Justo ahora no sabe cómo terminó viviendo en la...
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Cuando era niño solo mamá se preocupaba por tomar fotos al problemático Jasper. En la escuela los maestros me hacían a un lado y carecía de amigos. Nunca fuí el chico estrella.
Mi madre compró una cámara especial para toma fotografías al paisaje, pero también a mí y eso me hacía sentir importante. Después todo cambió, pasaron cosas y de pronto me encontraba con dieciocho años viviendo en la casa de un amigo que se convirtió en mi maestro, de los pocos que me aprecian.
Ahora yo tomaba fotos para sobrevivir, tenía cuatro cámaras fotográficas de diferentes tipos. La análoga la había hecho a un lado debido a mi padre, utilizaba la más práctica que me hacía más fácil todo el proceso.
Al igual que mamá me gustaba tomar fotos a las cosas que me gustaban, pero hacerlo por trabajo me frustraba. Me reía cuando veía mis fotografías en Instagram para alguna chica icono. Entre mis pocos amigos era yo quién les tomaba fotografías, pero nadie nunca pensaba que yo también quería una.
No estaba mi madre.
Nunca me detuve a pensar que eso era una espina hasta que Sky me dibujó, hizo una pintura de mí como si yo fuera importante. Como si alguien en este mundo creyera que era esencial inmortalizar en un recuerdo a Jasper Lewington.
Nunca se lo diría a Sky, pero había tocado una fibra sensible en el tipo despreocupado. Había quitado una espina que me negaría a admitir que alguna vez tuve. Yo era fuerte, eso no me importaba supuestamente.
Miro una última vez el lienzo en mi pared al cerrar mi puerta. Encuentro a mi Julieta en la sala, la beso antes de salir de casa. Llegamos a la preparatoria en la motocicleta, ya es tarde. Le pido a Sky que se adelante hasta que yo halle un buen lugar para estacionar. Por suerte me hace caso.
Cuando estoy por entrar encuentro a Theo Smith. Un tipo alto, blanco y algo corpulento, un asco. Intento pasar por su lado y lo escucho reír.
— Que genial te vez paseando con la zorra de Haden —espeta. Vuelvo sobre mis pasos y lo tomo por el cuello.
— Cada vez creo más que sólo quieres que alguien te mate, molestas al mundo como si no pudieras soportar respirar —amenazo. Mi actitud cambia sin nadie a mi lado, me doy el lujo de ser el tipo rudo de antes.
Podría aplastar su cabeza y después estaría riendo sin culpa en la cafetería con mis amigos.
— ¿Te duele? Vamos, tú sabes bien que Lerman es la zorra de Haden Wright. Hasta lo fué de... ¿Gerard?
No lo pienso más y estoy a punto de golpearlo.
— ¿Acaso no sabes como Haden se la ha estado comiendo? Anda, dime tú que no los has pillado alguna vez —Sus ojos están rojos, está drogado.
