Capítulo 35 | Estamos en Marte

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Hallamos la entrada al pie de una formación rocosa muy grande. Parece un largo túnel demasiado oscuro de no ser por las linternas.

Mi mano sigue sosteniendo la de Sky, vamos quedando un poco atrás de los demás.

— No estaba bien —Le confieso. Ella me mira sin entender—, hace unos años —Recién nota que le estoy comenzando a contar esas cosas sobre mí—. Haden me recibió en su casa, yo había escapado de la mía.

Sky se detiene abruptamente, ya sabemos que todo aquel que vive en la casa de Haden dejó su hogar atrás.

Escape es lo que todos hicieron, podría apostar. Llegamos a nuestro límite, nos hicieron estar al borde del precipicio a punto de caer sobre la miseria. No vimos otra alternativa más que escapar, o volar antes que caer.

Aunque a diferencia de ellos, yo sí caí.

— ¿Q-qué pasó? —pregunta ella con timidez.

Aun no sé si contarle la parte de mis progenitores, es abrir una herida.

Vivo actuando frente a ellos como el tipo rudo, fuerte, inestable. Cuando en realidad tengo su misma edad, los mismo miedos y mi fortaleza es casi igual a mi debilidad.

— Problemas, culpa, miedo —resumo, decido evadir ese tema—. Haden me invitó a vivir con él, nos conocimos en extrañas circunstancias. Se podría decir que le salvé la vida —Me río recordando eso.

Llegamos al final de este extraño túnel, vemos al final un montón de reflejos sobre las paredes rocosas. Aquí la cueva se abre y es enorme, hay un gran estanque de agua que se conecta con el mar, arriba otro agujero por donde se filtra la luz de la luna y se proyecta sobre el agua, así también se refleja sobre las paredes y en las paredes están los cuarzos blancos incrustados con formas en punta.

— Las luces —dice Sky asombrada. Todos los demás se quedan hipnotizados por la maravilla del lugar.

Las amatistas brillan al recibir un poco de luz y le dan un tono azulado a la cueva debido al estanque. Los estudiantes nos vemos como un montón de pitufos.

— Es el cielo —dice Sky con voz de ensueño.

Bueno, ella tienen un ojo más artístico.

Mi cámara cuelga de mi cuello y la tomo para fotografiar el lugar, es casi un cuento de hadas como cree Sky. Le tomo fotos al estanque y a dos parejas más allá que le dan el aspecto romántico. Cuando reviso las fotos noto que ahí está Adrien.

— Y viene la mejor parte —dice la guía, su prima y otro colega asienten. Levantan sus linternas y las proyectan sobre las amatistas en la parte de arriba.

La luz desciende y se conecta con distintos puntos. Una atraviesa a Sky y da con la pared detrás de ella. Se arma un efecto prisma en todo el lugar, un arcoiris salta de los cristales. La cara de mi chica se ilumina.

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