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Capítulos 6 - 7

Axel

19 de junio de 2019

Solo hay una persona más terca e insistente que Lydia, y esa es Ciara. Así que en cuanto la vi delante del mostrador sonriéndole a Zoe, supe que se avecinaban problemas.

—¿Qué hacéis aquí? —pregunté malhumorado. Odiaba que viniesen a la cafetería sin avisar, sobre todo porque me agobiaba estar cerca de Audrey sin haberme mentalizado antes.

—Nos aburríamos. —Archie se encogió de hombros.

No podía culparles, claro. No les había contado nada sobre la forma en la que Audrey y yo habíamos empezado a salir. Sabían que ella llevaba enamorada de mí mucho tiempo —quizá yo también debería haberlo intuido—, y suponían que para mí era igual, solo que no lo mostraba, como siempre.

Igual si me hubiera mostrado un poco más abierto, las cosas habrían sido diferentes, pero ya tenía suficiente con Lydia dándome lecciones sobre cómo hacer las cosas.

—Y Lydia subió una foto de los nuevos pastelitos a su Instagram. Sabes que soy muy fan de las cosas adorables —dijo Ciara alegremente. Su aspecto era de lo más veraniego: cabello rubio y ondulado, gafas de sol negras, ropa colorida, un collar de conchas y el brazo lleno de pulseras de hilo. Miró la piruleta y esbozó una mueca triste—. Me da pena comérmelo.

—Id a sentaros y dejadnos trabajar —la ignoré.

—¡Pero si no hay nadie en la cola! —Hizo un puchero, pero yo volví a mi puesto de trabajo—. Y no me habíais dicho que habíais contratado a alguien más —señaló, dirigiéndose de nuevo a Zoe. Pues claro que no le había dicho nada. Apenas había hablado con ellos últimamente; Audrey quería que pasáramos rato a solas, así que el poco tiempo libre que tenía lo acaparaba ella—. Hola. Me llamo Ciara.

—Hola —habló sin parpadear, casi de forma mecánica—. Zoe.

—Ay, ¡me encantan los nombres cortos! Son más fáciles de recordar.

Zoe se sobresaltó un poco ante el entusiasmo de Ciara, aunque asintió con la cabeza. Se la veía algo cohibida. Me habría gustado sacarla de allí de alguna forma, pero Ciara no iba a escucharme si le pedía que la dejara en paz.

Comenzó a presentarlos a todos.

—Ciara, ve tú también a sentarte —lo intenté—. Ya es lo suficientemente difícil trabajar sin una pesada al lado.

—Oye, ¿qué forma de tratar a tus clientes es esa? ¿A que hago que te despidan? —se rio. Reprimí las ganas de poner los ojos en blanco. En ocasiones como esta, llegaba a plantearme si yo era de verdad tan serio como ellos decían, o si la culpa la tenía el sentido del humor de ellos, que era ridículo—. Te veo poco cariñoso hoy, Axel. Y yo que pensaba que te levantabas con el pie izquierdo cada mañana... Hay que ver, es que venimos a verte y ni nos saludas.

Decirme eso era como echarle sal a todas mis heridas abiertas, como regar mis inseguridades.

—Ve y siéntate. —Esta vez, mi voz sonó mucho más fría y autoritaria.

Ciara reaccionó enseguida. Era lo bueno de ella; no se ponía a la defensiva si sus bromas te sentaban mal. De hecho, era la más comprensiva y protectora de los cinco. Pese a ser tan insistente en sus cosas, era la primera que salía en mi defensa cuando alguien me presionaba para hacer algo que claramente no me apetecía.

—Vale —aceptó finalmente.

—Espera. —Le tendí la bandeja con su pedido.

—Joder, encima me toca hacer tu trabajo —se quejó, otra vez bromeando—. ¿Dónde está la hoja de reclamaciones?

Zoe & Axel ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora