V e i n t i u n o .

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22 de julio de 2019

No me desperté hasta las dos ese día. Me había pasado toda la noche viendo cualquier cosa que encontrase en Netflix y en Youtube y me había acostado a las tantas, así que no me sorprendió levantarme tan tarde. Lo que sí me sorprendió fue el hecho de que Edith no me hubiese despertado antes.

Era lunes, pero al ser fiesta, todos estábamos en casa. Me encontré a mis padres en el sofá. Edith tenía el ordenador sobre su regazo y un par de libros apilados a su lado. Ella tenía la mala costumbre de seguir trabajando a pesar de tener el día libre. John y Louise se encontraban viendo alguna cosa en el iPad que Louise había pedido por Navidad dos años atrás.

Mientras caminaba hacia la cocina, pensé en la suerte que había tenía de tener unos padres como ellos. Hay gente que daría lo que fuese por tener unos padres que se preocupasen tanto por sus hijos y los apoyasen en todo. Pero además de eso, se querían entre ellos. Peleaban de vez en cuando pero al final siempre encontraban la manera de solucionar las cosas. Nos habían criado a Ethan y a mí con muchísimo amor. Nunca nos había faltado nada, y no hablo únicamente sobre lo material. De pequeños, siempre nos llevaban a jugar al parque con Jake y con Kate. Habíamos visitado por lo menos diez parques de atracciones diferentes varias veces. Nos habían dado toda la atención que requeríamos y más, se habían asegurado de que permaneciésemos sanos y felices y habían estado ahí para nosotros en todo momento. Siempre se habían esforzado por entendernos tanto a Ethan como a mí, a pesar de nuestras rarezas y diferencias.

Mi vida era genial.

Y aún así, ni siquiera alguien como yo podía librarse de un corazón roto.

Hasta ahora, mi mayor problema había sido no entender un problema de matemáticas o no saber hacer amigos —lo cual no me perjudicaba demasiado, en realidad—. Ni siquiera me preocupaba el hecho de que no tenía ni idea de lo que quería hacer después del instituto. No tenía queja en absoluto. Pero supongo que es lo que pasa cuándo tienes todo lo que necesitas en esta vida: a la mínima que algo sale mal, sientes que tu mundo se desmorona, porque no estás acostumbrado. Para mí había bastado con un chico y el hecho de que todo terminase antes de haber comenzado siquiera. Qué patético.

Dejé salir un suspiro y me senté en una de las sillas de la cocina con el plato de pasta que mi familia me había dejado sobre la mesa.

¿La verdad? Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba desahogarme un rato, decir todas las cosas que pasaban por mi mente desde ayer. Pero no había vuelto a hablar con Kate sobre Axel desde el segundo beso, ya que la reacción que tuvo ante el primero me hizo sentir peor aún y, aunque al final habíamos hecho las paces, no quería arriesgarme. Lydia era la hermana de Axel y no estaba segura de que entendiese mi situación. Ella y yo éramos muy diferente, después de todo. Jake se había ido a pasar el día con Emily y me negaba a hablar con cualquiera en mi familia sobre Axel.

Así que no me quedaba nadie con quien poder hablar.

No es lo mismo estar sola que sentir que lo estás. Yo lo aprendí hace un tiempo, pero en esos momentos el sentimiento era más fuerte que nunca.

Era muy frustrante.

Aspiré un espagueti y la salsa de tomate que lo cubría viajo hasta mi pijama. Siempre me manchaba cuando comía platos como este. John solía bromear diciendo que igual nunca deberían de haber dejado de ponerme babero para comer.

En cuanto terminé mi plato, lo dejé en el lavavajillas y me fui hasta mi habitación. Siendo sincera, me habría echado una siesta. Pero sé que mis padres habrían venido a despertarme en cuestión de minutos, así que descarté la opción. Tampoco podía ver nada en mi laptop porque me sentía demasiado descentrada. Ni siquiera me podía concentrar en mis series y películas.

Zoe & Axel ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora