Desesperación

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Nebraska estaba parada delante de una de las ventanas viendo hacia el horizonte. Sus dedos apretaban tan fuerte sus brazos que sus uñas se enterraban en la piel. Una mano de repente la detuvo.

-Madre, te haces daño- la loba miró hacia un lado viendo a su hijo mayor.

-Rodrigo- ella exhaló aire contenido en sus pulmones pero eso no ayudó a relajar sus hombros.

-Estás preocupada- fue una afirmación. Ella asintió.

-Tu padre se fue y todavía no sé nada de lo que ha ocurrido. Estoy nerviosa. Estoy segura que algo le ocurrió a Priscila-

Rodrigo le apretó la mano en un intento de consolarla.

-Pris estará bien. Ella es fuerte-

-Es por eso mismo que estoy preocupada. Tiene demasiado poder dentro de ella y no puede controlarlo. Su cuerpo es muy joven y despertó antes de tiempo. No ha madurado lo suficiente para poder usarlos a su favor. Temo que estos solo le harán la vida más complicada. Si hay algo de lo que me arrepiento es de haber tomado la sangre de los alfas mientras ella estaba en mi vientre. Solo le complique la vida a ella-

-Madre no digas eso- Rodrigo la atrajo hacia él y le sobó la cabeza. No estaba tan acostumbrado a ese tipo de contacto con ella pero en ese momento sentía que la loba necesitaba consuelo, eso era algo que Leoxi le había enseñado bien- Tu siempre has hecho lo mejor para todos. Quién sabe, quizás la razón por la que Priscila nació con esos poderes es por algo especial. No pienses así. Tú no eres tan negativa-

Nebraska respiró contra el pecho de su hijo e intentó calmarse con su olor.

-Si tuvieras a 5 cachorros de un lado a otro estarías igual de preocupado que yo-

Rodrigo le acarició la cabeza.

-No creo que pueda saberlo- Sonrió ligeramente- Estoy en una relación con un lobo macho, madre. No puedo tener hijos-

Nebraska se separó de él y recordó que su hijo era la actual pareja de Leoxi aún si no se habían enlazado. Algo extraño, pero que al menos a ellos dos les iba bien. Rodrigo había tenido mucho avance emocional. Y había visto la pasión en los ojos del comandante. Leoxi realmente lo quería y le protegía como una fiera cuando alguien solo lo miraba de reojo. Definitivamente era más posesivo que Hades aun cuando no lo mostraba.

-Hay varias maneras. Te puedes sorprender, pero aún era muy joven para eso y Leoxi tiene más cosas que hacer como comandante de esta manada que tener hijos, entonces si no dormirá- ella le besó la mejilla- Creó que mejor me pongo a trabajar o no podré pensar en más nada-

Pero cuando iba a retirarse su mundo se puso negro.

No. No te dejaré. Ayuda. Ma. Pa. Layan, duele, duele mucho. No quiero, no quiero esto. No puedo rendirme duele, duele. No te dejaré tomar el control. Muérete. Este cuerpo es mío. Ayúdenme, duele. No puedo rendirme, debo ser fuerte. Quiero morir.

Varios pensamientos dispersos y sin sentido alguno llegaron a su cabeza pero no eran de ella. Su mundo se volvió claro rápidamente encontrando que su hijo la agarraba de los hombros. A su lado se encontraba leoxi con rostro de preocupación.

-¿Reina, está bien? Lleva al menos 5 minutos sin responder- el lobo mayor la ayudó a Rodrigo a estabilizarla.

Nebraska sacudió la cabeza. Esa voz en sus pensamientos, esas palabras. No era más que su hija. Su cachorra estaba en problemas.

-Leoxi te quedas al mando de la manada- dijo de pronto sorprendiendo a los dos.

El Comandante miró a su pareja y después a la loba.

-¿Nebraska que ocurre?-

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora