Priscila 14 años

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Hades estaba recostado en su buró pensando en miles de cosas. Sobre todo, cómo terminaría los papeles que tenía delante de él. Eran miles y Siran no estaba a su lado pues su esposa estaba en celo y tenían cierto asunto en mano como la tarea de crear un cachorro propio. De cierta forma sonrió. Ya era hora que su beta sentara cabeza  le diera un ahijado. Oyó como la puerta de su oficina era abierta ligeramente y una mata de cabello oscuro seguido de un risueño ojo plateado se asomaba suavemente.

La sonrisa de Hades se hizo más intensa y le indicó con el dedo a su hija que se acercara. Priscila entró cerrando educadamente la puerta y caminó hacia su padre sentándose en su regazo. Hades la miró por unos segundos. En los últimos cuatro años, su hija había crecido considerablemente pareciendo ahora una adolescente tierna y cada día más hermosa. No quería discutir con Nebraska pero había heredado los mejores rasgos de ambos. Su cabello oscuro había crecido hasta la altura de la cintura y sus puntas se rizaban igual a las de él con un reflejo violáceo oscuro. No había ninguna duda de que era su hija.

Su esposa se las había arreglado para en los últimos tiempos poner Priscila en un horario de entrenamiento riguroso  pero que había dado sus frutos. No había más indicios de ninguna pérdida de control por parte de la cachorra, más bien sus habilidades con la mente eran incluso capaz de superar a su madre en poco tiempo. Por suerte esta le había ordenado no usarlas con nadie a menos que la situación lo ameritara y Priscila era demasiado obediente por lo que siempre hacía lo que le decían.

-Pa, irá a correr hoy conmigo, me lo prometiste ayer- su voz todavía era grave pero no como hacía un poco atrás.

Hades pasó la mano por su cabeza con rostro desilusionado.

-Disculpa Pris, pero no puedo- besó su mejilla- Esta mañana me acaba de llegar una carta, es para una reunión importante por parte del Consejo. El lobo que la traía se atrasó por una lección en la pata y llegó con un día de atraso-

Hades esperaba con ansias esa reunión. En parte era porque se trataría por primera vez con el que sería el nuevo dirigente de la manada de hierro, cosa que aligeraría la carga sobre todos ellos, y en segundo porque necesitaba hablar sobre una solución para resolver el tema del crecimiento de su hija. No tocaría el asunto del lobo muerto, eso podría condenarla a pesar de ser una cachorra, pero no podía extender más el asunto. Habían estado buscando una solución por sus medios todos esos años y no habían tenido resultado.

-Está bien- allí estaba otra vez, la sonrisa de su cachorra, sin acusación de ningún tipo, siempre complaciente- Será en otro momento- se abrazó a su padre- pero no te dejaré romper la promesa de nuevo-

Hades se carcajeó.

-Está bien, correré contigo, solo si me prometes que te mantendrás lejos de Layan-

Esta vez ella hizo un puchero.

-Otra vez con eso Pa- resopló. Pris nunca pedía mucho y siempre se conformaba con lo que recibía pero era bastante terca cuando se trataba precisamente del lobo de cabello rojo- No te prometo nada- alzó la nariz.

-Mi pequeña tramposa, estás intentando jugarle una mala a tu alfa- Hades le hizo cosquillas en la cintura.

-Tú no eres mi alfa- ella se rio- Eres mi pa- ella siguió riéndose pues al final, por mucho que ellos se negaran ella sabía que al final iba a ganar, solo era cuestión de tiempo. No podía esperar mucho pero si el suficiente.

Esa tarde fue un revuelo completo en toda la mansión como siempre ocurría como cuando el Consejo se reunía. Desde que se había desplazado la sede del castillo de Layan a la manada de Hades para ocultar el seceso de su hermana convertida y sin control, esta era una rutina que los lobos habían admitido sin protestas.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Where stories live. Discover now